martes, junio 27, 2006

"Take me out to the ballgame..." (reflexiones americanas)

Ayer, para desesperación de las hordas de fans que uno tiene en todo el mundo (¡hola mamá!) no hubo artículo nuevo en esta estupenda bitácora. El motivo fue simple: siguiendo mi misión en la blogosfera de comprender y explicar qué narices es esto de los Estados Unidos de América, ayer pasé por el rito iniciático de ver un partido de Baseball por primera vez.

Pues sí, ayer fui a pasar la tarde en Nueva York, en el Yankee Stadium, para ver como los Yankees derrotaban a los Atlanta Braves por 5 a 2. Una excursión que combinaba ocio y observación antropológica de un deporte tan extraño para la mente europea como el del bate y la pelotita.
Primero, por mucho que los americanos digan que aquí se toman el deporte tan en serio como en Europa, no es que haya demasiada comparación. Sí, la gente se entusiasma y apoya al equipo, pero como casi todo en Estados Unidos, lo hace con moderación, sin excesos, y con una tendencia al orden ligeramente desconcertante. La actitud es bastante más relajada, hasta el punto que en los estadios hay muchísima menos vigilancia que en Europa (ver gente a tortas en las gradas es algo inaudito) y se pueden permitir el lujo de servir alcohol sin demasiadas preocupaciones. Aunque se apoye a un equipo, los americanos tienen muy presente que es sólo un juego, y no son tan emocionales como los europeos viendo un partido.

Lo que me lleva a los cánticos, y animar al equipo. Aquí las cosas son realmente desconcertantes. Acostumbrado a Europa, donde es el público de forma espontanea (más o menos) que canta o aplaude, en un estadio americano uno es bombardeado de forma constante con invitaciones a animar. Sea el clásico órgano, sea sonido de aplausos por megafonía (triste), sea música o instrucciones en la inevitable pantalla gigante, la animación es "dirigida" casi constantemente. Según me dicen, esto sucede más a menudo en beisbol que en otros deportes con más acción (fútbol americano o basket) pero no deja de ser una demostración curiosa del aprecio que tienen los americanos por el orden.

Lo que si es inevitable mencionar es el enorme talento que tienen para hacer de cualquier tontería un espectáculo. El deporte en Estados Unidos es básicamente entretenimiento, e incluso en uno tan lento como el beisbol los responsables se vuelven locos para entretener al personal. En cada una de las pausas del juego (y creedme, hay un motón), por la pantalla del estadio se enseñan juegos, se hacen concursos con gente del público, se bombardea con publicidad y en general se hace lo imposible porque el público se divierta. Cosas tan simples como el intermedio en que el personal del estadio arregla en terreno de juego se hacen con música y alegre baile de los jardineros rastrillo en mano. Lo que sea para que la gente no se duerma.

Entre tanto intermedio y montaje, el patriotismo no falta nunca. Se canta el himno antes de empezar el partido (y lo canta todo el mundo, cabeza descubierta y mirando la enooorme bandera), se canta God Bless America al final de la séptima entrada, y se recuerda que el país está en guerra y que debemos estar orgullosos de las fuerzas armadas. Incluso un militar desde Kuwait le deseo feliz cumpleaños a su sobrina por la pantalla gigante, entre los aplausos del público.

Algún día debería hablar más de ello, pero el patriotismo de los americanos es una cosa curiosa, que tiene poco de nacionalismo identitario. La mayoría creen sinceramente que su país está construido sobre unos ideales firmes y que valen la pena ser defendidos (y tienen razón), y se sienten orgullosos de ello, sin que una identidad cultural o nacional que justifique ese orgullo. Habermas hablaba de ello como patriotismo constitucional, y tiene bastante razón. Estados Unidos más que una identidad es un ideal, algo que la verdad me parece digno de toda alabanza. Que todo esto haga de este país un ente insufriblemente arrogante a veces es un efecto secundario desgraciado, también es cierto, como lo es el hecho que los ideales del país algunos los entiendan bastante mal. Aún así, la diferencia entre los nacionalismos europeos y el patriotismo americano es muy significativa.

Tras tanto hablar del contexto, me temo que no hay demasiado que desarrollar sobre el contenido, el partido en sí, por desgracia. Aunque tras un par de años por aquí he acabado apreciando este raro deporte, la verdad, no es que en el fondo sea gran cosa. El beisbol tiene mucha más profundidad de lo que parece a primera vista, pero eso no significa que sea necesariamente interesante. Es teatral, tiene la tensión de una tanda de penaltis y requiere una habilidad extraordinaria, pero no es demasiado dinámico. Mirar, parar, tirar, pausa, dos segundos de acción, pausa... lo cierto es que en un partido no pasa gran cosa. Es entretenido y tiene su tensión, y cuando suceden cosas tiene su belleza plástica, pero es demasiado ordenadito y organizado para que compare con el fútbol.

Mi gran pega, la verdad, es que el home run, la jugada que permite anotar más y da más puntos y alegría, es la cosa más repetitiva jamás vista. Pelé marcó más de 1000 goles, todos diferentes y algunos increíblemente bonitos. Babe Ruth bateó más de 700 home runs, y todos fueron esencialmente iguales: pitcher, bate, pelota fuera. Cuando el éxito tiene siempre la misma pinta, el juego aburre. Los fans del deporte dirán que la belleza del beisbol está en la defensa, no en el bateo, pero la verdad, no me convence.

En fin, pasé un rato estupendo, no lo niego, pero sigo prefiriéndo emparme de mundial que no de estos deportes raros. De todos modos, me tengo que alegrar por los Yankees; algo me dice que la selección española no me dará tantas alegrías. Gracias a Dios por el Barça.

9 comentarios:

R. Senserrich dijo...

La foto, por cierto, es hacia el final del partido; el estadio estaba bastante más lleno hasta la octava entrada. 55.000 un lunes por la tarde no está mal, la verdad.

Anónimo dijo...

Eso de que son moderados, y que lo hacen todo con orden, supongo que sera en el beisbol, pues en la NHL, la liga de hockey sobre hielo, dicen que los espectadores piden que se les devuelva el dinero si entre los jugadores no hay ninguna pelea.

R. Senserrich dijo...

¿Todavía hay gente mirando Hockey?
(ha perdido un montón de popularidad...)

R. Senserrich dijo...

Ah, Nacho, si me pagas entradas para los Red Sox, voy. Los Yankees al menos tienen tickets baratos de vez en cuando...

Anónimo dijo...

"Según me dicen, esto sucede más a menudo en beisbol que en otros deportes con más acción (fútbol americano o basket) pero no deja de ser una demostración curiosa del aprecio que tienen los americanos por el orden."

Vamos, que de tanto querer ser diplomático vas a terminar como Chamberlain.

Es como decir "Que lindo, cómo van las ovejas todas ordenaditas al corral. Se ve que aprecian el ser esquiladas."

--Julian.

Groucho Marx dijo...

Como pudiste ir a ver un partido de Baseball, cuando existe un magnifico deporte, muy parecido, y además infinitamente más interesante:
El cricket.

R. Senserrich dijo...

Hablando de deporte, no hay palabras para el mandril que tenemos de seleccionador. Que partido más patético, por Dios.

Alex Guerrero dijo...

Espero que "emparme con el mundial" sea una tipo que quería decir empaparme,... y no lo otro.

Oye, te perdiste el Francia vs TenemosLaPelota. Brillantes lo jubilados (por cierto, que tienen más o menos nuestra edad, osea que yo también quiero mi pensión).

Anónimo dijo...

Porque dices eso del Hockey, Egocrata. A mi me parece un buen deporte. Supongo que como soy de Catalunya, y aqui el hockey patines tiene mucho tiron, y encima hay equipo del Barça en la OK liga, o sea que a veces me interesa mas ver el Hockey, que a la selección Española.