viernes, diciembre 28, 2007

Pakistán: la hora del miedo

No creo que haga falta repetirlo, pero sí, Benazir Bhutto ha sido asesinada en Pakistán. No me voy a meter a discutir lo específico demasiado. No soy un experto sobre la política del país y la verdad, en días como hoy cuesta encontrar buenos comentaristas; los todólogos salen de hasta debajo de las piedras.

Aún así, vale la pena detenerse a señalar algunas cosas que me parece se están dejando un poco de lado. Primero, me parece curioso escuchar tantos lamentos sobre la desgraciada historia del país, pero tan pocos análisis sobre qué es lo que no ha funcionado, llevando a Pakistán al callejon sin salida en que está metido. India y Pakistán nacen más o menos a la vez en 1947, separándose de forma más bien desordenada tras la ocupación colonial británica. Pakistán perderá más territorio en 1971, cuando Bangladesh se separa con ayuda india, pero los dos países tienen un punto de partida relativamente parecido.

¿Por qué Pakistán se mete en dictaduras constantes, mientras que la India parece ser una democracia más o menos estable? ¿Por qué Pakistán está cerca de la guerra civil, mientras que sus vecinos del sur mantienen al país unido? No es por falta de diversidad en el lado indio, un país con 122 idiomas distintos (sólo contando los que tienen más de 100.000 hablantes), problemas sociales o pobreza general (India es un 30% más rica por cápita; no gran cosa). Incluso los niveles de desigualdad entre ambos paises son parecidos y relativamente moderados (Gini 0.30-0.32) para su nivel de renta. Joder, India tiene incluso un nutrido número de tarados poniendo bombas, pero el conflicto nunca parece llegar a amenazar el país.

Si esperáis que os ilumine con una respuesta, la verdad, me tenéis sobrevalorado. Lo cierto es que no lo tengo nada claro. No creo que se puede atribuir únicamente al islamismo; el planeta está lleno de países con mayoría musulmana que son perfectamente estables. No necesariamente democracias (es lo que tiene esto de la paz a veces), pero que no flirtean con la guerra civil o el cambio de régimen cada dos por tres. Si uno mira la lista de países de de la Conferencia Islámica, Pakistán es remarcablemente pobre, con la mayoría de países por debajo suyo siendo casi igual de patéticos en cuanto estabilidad; aún así, hay algunos miembros más prósperos (caso de Algeria) también adictos a meterse en líos.

Uno puede mirar este problema desde el punto de vista de la ciencia política, el de la democracia como equilibrio. Un sistema político sólo sobrevive si todos los actores implicados aceptan las reglas del juego, y los que no lo hacen no tienen capacidad (o redaños) de atacar el sistema. La democracia sobrevive si todo el mundo que puede atacarla cree que la alternativa autoritaria es o demasiado arriesgada (fracasa tu golpe de estado y eres encarcelado), demasiado cara de mantener (es demasiado caro reprimir a todos esos universitarios cabreados) o ineficiente (las dictaduras son siempre más corruptas). Si sucede lo contrario... golpe de estado al canto.

Pakistán, supongo, tiene el problema de un equilibrio imposible. Los militares creen que la democracia es demasiado arriesgada, ya que acabaría con sus privilegios de oligarquía pudiente. Los radicales islámicos sólo quieren la democracia como un paso intermedio a la teocracia, como hacían los socialistas de antaño. Los militares son lo suficiente fuertes como para derribar democracias de forma consistente, pero no para estabilizar la alternativa. Los islamistas son lo suficiente fuertes como para tener una dictadura contra las cuerdas, pero saben que no sobrevivirían a las urnas, ya que andan lejos de ser mayoritarios.

El resultado es lo que vemos. La dictadura no es capaz de mantener el país estable; no tiene el apoyo de la mayoría, y no es capaz de reprimir unos radicales islámicos que casi disfrutan siendo ejecutados. La democracia no acaba de llegar nunca, ya que los militares no están dispuestos a ceder nada y los islamistas no tienen el más mínimo aprecio por el sistema. Y siendo un país pobre, el coste de un conflicto abierto es relativamente menor, ya que hay literalmente menos riqueza que destruir, y la guerra a base de AK-47 y suicidas es ridículamente barata.

Las acciones de todos los actores metidos en el jaleo en Pakistán son por tanto tristemente racionales. El conflicto existe porque no hay ningún bando capaz de ganarlo, y no hay solución que dé un arreglo aceptable para todos. Los islamistas pueden continuar intentando ganar a base de pegar tiros porque los militares no pueden ganarlos, los militares seguirán metiendo el dedo en el ojo a los demócratas si estar en el ejercito sigue siendo la mejor manera de hacerse rico (el hecho que la economía de Pakistán no esté desarrollada garantiza que eso sea así), y los demócratas no tienen ni las armas, ni el peso social, ni la capacidad de ganar conversos a base de repartir los beneficios de la modernidad y el capitalismo.

¿La solución?. Estaría encantado de compartirla si la supiera. La verdad, no parece que Pakistán sea un sitio propenso a la estabilidad, a no ser que cambien mucho las cosas. Un economía más diversificada, moderna y próspera ayudaría mucho; ser militar debe dejar de ser la mejor manera de hacer dinero. El problema es que el crecimiento no lo puede crear una Musharraf; en eso ha fracasado por completo... pero una democracia no puede hacerlo tampoco, ya que "moriría" rápido en un golpe de estado. Y no hablemos de una teocracia, un billete de primera hacia la irrelevancia económica más profunda.

Parece mentira, pero creo que la salida que pretendía Bhutto (y Estados Unidos), una dictablanda moviéndose poco a poco hacia una democradura, y a largo plazo pasando a ser una democracia era más o menos razonable. El problema, claro está, es que todo el mundo implicado tiene motivos para desconfiar de los otros... y que no ha funcionado.

Malos tiempos para la lírica. Que Dios nos pille confesados.

7 comentarios:

R. Senserrich dijo...

Por cierto, nótese que le doy a Bhutto mucha menos importancia de lo que muchos periodistas le están dando. Hasta cierto punto esto no es del todo correcto; el liderazgo en política tiene un papel. Sin él, no se cambian estructuras.

Aún así, los problemas de Pakistán no es que sean mayores hoy que anteayer.

Oh, ignorad por ciento las elegías lisonjeras de la pobre mujer. Sí, la tipa tenía los ovarios de cemento armado, pero no es que fuera excesivamente honesta. Más bien lo contrario...

Alex Guerrero dijo...

Sin ánimo de ser malo, estaba no hace mucho en una fiesta (Diwali) con bastantes amigos indios, y de repente charlando me encontré con un Pakistaní (nada que ver con el tópico de piel oscura y mostacho, ojo). Hablando, hablando, yo bromee sobre su presencia en una fiesta de indios: "se supone que no deberías estar aquí, y si estás, que deberías traer contigo armas nucleares". El me contestó que en realidad pakistan es una ficción reciente, y que la mayoría siempre se ha sentido del mismo país (india, o al menos unido históricamente a su norte, porque el sur ha ido siempre a su bola). Coincide bastante con las clases de historia de la india que me tragué como optativas en la universidad.

Si Pakistán es un estado un poco a la Bélgica, me parece totalmente normal que las minorías interiores (al sur, al norte, en la frontera con Pakistan) se quieran dedicar a reventarlo, para hacer realidad sus proyectos etno-identitarios.

Anónimo dijo...

Quizá esa es una de las claves del poder militar, Alex.

Pero apunto como aún más relevante el contraste entre las zonas tribales que ni los británicos pudieron someter del todo y un puñado de megaurbes con una clase media acomodada culta, superpobladas muy recientemente.

Las enormes migraciones de musulmanes desarraigados hacia ese Pakistán urbano, tras la partición (mucho más decisiva en su proporción a la inversa de hindúes hacia el otro lado de la nueva frontera), es para mí una premisa muy clara. Sindh-Karachi representa un ejemplo paradigmático.

Como corresponde a un país empeñado en la búsqueda de una identidad nacional (se intentó con el islamismo), los bandazos de modelo son muy evidentes, retroalimentando la necesidad de un gobernante fuerte y armado.

Antonio dijo...

Después de un año de terapia, me dijo mi psiquiatra: "Tal vez la vida no es para todos..." – Larry Brown

Tenemos en Occidente la impronta de que la fórmula mágica de la Democracia lo arregla todo. Es un deje que se ve en todos los análisis, sesudos o improvisados. Pero, Tal vez la Democracia no es para todos los pueblos y circunstancias.

No se me malinterprete. Estoy con Churchil cuando decía “La democracia es la peor forma de gobierno, a excepción de todas las demás”. Pero insisto en que tenemos ese vicio, que nos tiene convencidos de que indefectiblemente, los caminos de todos los pueblos pasan por llegar a una forma de estado nación bajo un marco institucional democrático. Simplemente damos por hecho que están unos cuantos siglos por detrás de nosotros, pero en nuestra misma senda: la única. No concebimos otra cosa.

Pero, volviendo al tema de hoy, seamos realistas, el problema en Pakistán es en realidad que tienen la bomba atómica. Y, si acaso, su situación geográfica. Pero sólo eso. De otra forma no habría salido en las portadas. Es decir, no habría pasado nada. ¿O no es así?

R. Senserrich dijo...

Hmmm. No sé. No veo por qué la diversidad sea una explicación suficiente. Al fin y al cabo el mundo está lleno de países mega-diversos que son democracias o dictaduras perfectamente viables. Pakistán parece no ser ni lo uno ni lo otro....

Alex Guerrero dijo...

Yo no digo que sea la diversidad étnica el problema de Pakistan (es una respuesta demasiado fácil para entender el problema) sino el propio sentido de Pakistán. Este país necesita un enemigo exterior que justifique internamente su existencia, sea India o Irán. Pero me parece normalísimo el ruido de sables cuando tu aliado (EEUU) es también el aliado de tu vecino archienemigo.

Dicho esto, y ya que estamos en fechas dadas a las predicciones armaggedonicas... qué da más miedo, un Pakistán nuclear descomponiéndose en guerra civil, o Ahmedin...err... el presidente iraní con un nuke??

R. Senserrich dijo...

Una guerra civil. No hay nada que me da más miedo que una guerra entre dos actores, uno con armas nucleares y el otro sin, y que el bando con el átomo esté perdiendo. Un actor estatal siempre será más o menos racional (a sabiendas que si usa la bomba le dejarán el país como un párking al aire libre), un grupo de tarados derrotados... no lo son tanto.

Sí, tranquilizador.