jueves, noviembre 18, 2010

Por qué España no es Irlanda

Sí, ya sé, la entradilla es un topicazo. Pero es importante entender qué clase de crisis afronta cada uno de los países que están flirteando con hacer que el euro salte por los aires en sus ratos libres. Empecemos por las patologías de nuestros compañeros de viaje:


  1. Grecia: gobiernos que aprovechan los bajos tipos de interés del BCE para endeudarse hasta las orejas repetidamente. Cuando llegan a los límites de deuda razonable, usan ingeniería financiera para ocultar su deuda y siguen cavando. Cuando se quedan sin trucos contables, empiezan a mentir descaradamente. Cuando les pillan mintiendo, mienten de forma aún más creativa. Así, hasta que les estalla en la cara.
  2. Irlanda: sistema bancario fuera de control se pasa tres pueblos con la madre de todas las burbujas, es nacionalizado, destruye cuentas públicas. Y no, el estado de bienestar irlandés no tiene nada que ver con ello - las cuentas públicas del país gozaban de buena salud antes que los bancos saltaran por los aires.
  3. Portugal: Son una versión menos psicótica de Grecia. Portugal tenía un déficit estructural en sus cuentas bastante considerable, pero no totalmente incontrolado, sus cuentas eran más o menos creíbles, no los tebeos de ciencia ficción que tenían los griegos.
¿Cuál es la patología de España? Del mismo modo que Portugal es la versión light de Grecia, España es una versión menos catastrófica del desastre irlandés. A saber:
  1. Nuestro sistema bancario estaba mucho mejor regulado que el irlandés. La gran banca española tiene sus problemas (más luego), pero no es ni de lejos la orgía de surrealismo contable que tenían en Irlanda.  
  2. Nuestras cajas de ahorros (ese glorioso experimento en banca pública) sí son un desastre contable considerable. A diferencia de Irlanda, sin embargo, las pérdidas de estas entidades no nacen de ingenieria financiera avanzada y extraños artilugios financieros Lo nuestro son pérdidas al viejo estilo: montones de hipotecas impagadas.
  3. Nuestra burbuja inmobiliaria fue peor que la irlandesa - nuestra economía era mucho más dependiente del sector de la construcción, y parece se ha llevado más gente por delante. La crisis ha hecho bastante más daño a la "economía real" que en Irlanda, una economía más flexible y diversificada (aunque fuera ejerciendo de paraíso fiscal).
  4. Nuestro mercado laboral es mucho peor - en parte por nuestra especialización en el ladrillo, en parte por una regulación laboral (y económica en general) realmente espantosa que favorece empleo de calidad más bien patética.
  5. Nuestras cuentas públicas a largo plazo tenían peor aspecto que las irlandesas, especialmente la sanidad (muy eficiente en España, pero con costes crecientes según envejece la población) y las pensiones de jubilación. A corto plazo, autonomías y algunas ciudades (Madrid) tienen problemas fiscales graves, pero sin llegar a los niveles griegos.
Esto hace que nuestra crisis tenga dos diferencias importantes:
  1. Aunque el sistema financiero tiene sus problemas y puede acabar costándonos un montón de dinero, el daño será menor que en Irlanda. Las cajas están realmente fatal, pero sus pérdidas se limitan al ladrillo y una buena reforma (cof -privatización- cof) puede aminorar el problema. Los bancos tienen muchas hipotecas dudosas, pero la buena regulación evitó excesos con derivadas y  hace que tengan más capacidad de comerse pérdidas. Si alguno estalla, el precio no estará por encima del PIB del país, básicamente.
  2. Nuestra "economía real" está comparativamente mucho peor: somos mucho más inflexibles, nuestra tasa de paro es muchísimo más alta y nuestro modelo productivo era más carpetovetónico que el irlandés. El problema no es (solo) que debamos demasiado dinero, sino que nuestro crecimiento económico es demasiado anémico como para cerrar el agujero. Construir chabolas a patadas ya no vale; es hora de reformar la economía de arriba a abajo. Y sí, esto incluye pensiones y sanidad - si queremos mantenerlas, tenemos que hacer cambios. 
El equilibiro que España tiene que hacer es, por tanto, bastante distinto al irlandés: la reforma del sector financiero es muy importante, pero no es tan crucial como en Irlanda, pero resucitar la economía real (y dar pasos serios para que el déficit estructural a largo plazo no nos coma vivos) a base de reformas ambiciosas es mucho más urgente. El ajuste fiscal a corto plazo es, en nuestro caso, menos urgente que las reformas estructurales a largo - aunque eso no quiere decir que no tengamos que tomarnos las disciplina fiscal en serio. 

Ahora pensad qué es lo que el gobierno se está tomando más en serio... y decidme si generamos confianza ahí fuera o no. Si nos metemos en problemas (y si no nos tomamos esto de reformar en serio, nos meteremos en problemas) nuestro rescate será bastante distinto - y no demasiado divertido precisamente.

miércoles, noviembre 17, 2010

Irlanda

No voy a escribir demasiado, porque por aquí esto no lo leerá nadie. Pero vamos, lo de Irlanda no es realmente una sorpresa. De hecho, era casi esperable. Vale la pena repasar dónde empezó el problema.

  1. Irlanda entra en el euro, abaratando enormemente los costes de transacción para hacer negocios con el resto de la UE. 
  2. Siendo una economía pequeña y muy abierta (al menos hacia la UE), las autoridades irlandesas deciden que van a crecer utilizando una estrategia muy simple: Luxemburgo, hablando inglés. Una especie de semiparaíso fiscal dentro de la eurozona, sólo que con un poco más de espacio. 
  3. Para ser competitivo con Luxemburgo, los irlandeses deciden que eso de regular el sistema financiero es de flojos y débiles mentales, y deja que los bancos haga lo que quieran.
  4. Mientras tanto, en Frankfurt, el BCE hace una política monetaria alegremente expansiva pensando en las torpes economías francesa y alemana, regando de dinero el sistema. 
  5. Los bancos alemanes (y franceses), en vista que les entran divisas a patadas pero que su país ha hecho de tener superávit comercial una obsesión, deciden prestar todo el dinero que su colegas irlandeses les piden. Y oye, piden mucho, pero se creen lo del tigre celta.
Pasan unos años. A mediados del 2008, el mecanismo empieza a romperse:

  1. La caída de Lehman congela los mercados financieros de golpe, cuando el planeta entero se da cuenta simultáneamente que todo Dios está endeudado hasta las cejas. 
  2. Los bancos irlandeses, que dependen más que nadie de dinero de fuera del país, se quedan con el culo al aire: habían pedido burradas de dinero a todo el mundo, pero no pueden renovar sus créditos ya que nadie presta dinero a nadie.
  3. El gobierno irlandés ve el problema, y llega a la conclusión que el pánico está haciendo que sus maravillosos y ultraeficientes bancos liberalizados no puedan conseguir liquidez, así que les da un empujoncito con dinero público.
  4. Los bancos siguen sin poder conseguir liquidez, ya que siguen sin poder conseguir renovar sus préstamos. El gobierno les da un poco más de dinero.
  5. Y un poco más.
  6. Y más. 
  7. Y más.
  8. Tanto, de hecho, que acaba por nacionalizar los jodidos bancos, sólo para descubrir con horror que eso cuesta una pasta y que tiene que recortar gasto público en otra parte en una recesión. Aprieta los dientes, y tira palante.
  9. Mientras tanto, los bancos siguen necesitando más y más dinero, sin que parezca tener fin. Resulta que no era liquidez - más bien cantidades industriales de basura subprime y artefactos contables impresentables. Según las cuentas del gobierno se deterioran eso hace que el estado empiece a tener los mismos problemas: nadie se fía del país, así que nadie les quiere prestar dinero. 
  10. A principios de noviembre del 2010, está claro que el agujero de los bancos es más grande que toda la economía del país, y que el estado irlandés nunca será capaz de salvarlos. El rescatador necesita ser rescatado de la bancarrota. 
¿Qué piezas han fallado? Irlanda, al contrario que Grecia, no es víctima de una clase política con unas prácticas contables insostenibles. El euro hizo el modelo de crecimiento alocado del país más factible, pero no era el principal motor. Los irlandeses, de hecho, son Islandia - una sistema bancario totalmente fuera de control que se lleva a un país por delante. 

La "aportación" del euro al escenario irlandés, sin embargo, no es menos cruel que en Grecia: Islandia podía devaluar su moneda, declararse en bancarrota y hacer que todo el mundo se comiera el marrón. Los irlandeses... bueno, Angela Merkel no les deja. No pueden salirse de su moneda; no pueden salir del problema hundiendo su divisa y haciendo que sus deudas pierdan valor. Tampoco pueden dejar de pagar, ya que eso se cargaría medio sector bancario alemán y francés, y con ello la carrera política de Sarkozy y Merkel  la confianza en la eurozona.

En el fondo, estamos en lo que comentaba Citoyen el otro día: el euro presuponía que retirando la política monetaria de las manos de los estados, los políticos locales se portarían bien. El caso irlandés es una muestra que confiar en la inteligencia y responsabilidad es pedir demasiado, y que siempre alguien tendrá ideas brillantes, como trollear el sistema financiero a base de desregulación.