jueves, agosto 30, 2007

Flipando con Rosa Díez

Algunos andan aplaudiendo con las orejas que Rosa Díez haya formalizado lo que de hecho ya había hecho hace tres o cuatro años, dejar el PSOE. Hablaré más de ello luego, pero el asunto es más bien bastante irrelevante; si no fuera porque la mujer es otro caso de josebonismo terminal (esto es, un político que es visto por los del otro lado como la salvación de sus rivales; Gallardón es otro del clan) ni se hablaría de ello.

Y oye, no será que el electorado vasco no lo haya dejado claro; la evolución del voto del PSE y PP en Euskadi lo dice todo. La mayor crisis desde Suresnes. Dios, que el PSOE tuvo a José Borrell de líder.

Terapia para austriacos

Brad Delong cita un excelente artículo de Paul Krugman sobre recesiones. Más en concreto, sobre por qué no tienen nada de positivo (algo obvio, pero a algunos masocas les van) y por qué todos estos fans de Hayek y compañía están más que perdidos al hablar del asunto.

Es algo que a estas alturas debería ser bastante obvio (el patrón oro y los ajustes deflacionarios, al fin y al cabo, quedaron más que desacreditados durante la gran depresión), pero que suena un poco demasiado a menudo en según qué foros.

Ahora supongo que vendrá por aquí alguien hablando de la gran mentira del dinero fiduciario y como la inflación es un robo, claro. En fin, a ver si entre todos leemos el artículillo y aprendemos sobre el tema.

miércoles, agosto 29, 2007

La más maravillosa de las muertes (políticas)

Estamos en temporada alta de horrible muerte política. Desde el salvaje linchamiento del entrañable Pikachu-Simancas, pasando por la caída de ministras de vivienda y dirigentes navarros y baleares varios, los políticos estos días caen como moscas. De hecho, el entusiasmo es tal que algunos se emperran en celebrar funerales antes que el enfermo (casi) terminal estire la pata, lo que me parece una muestra de celo entrañable.

Entre tanto árbol caido, el muerto más relevante ha sido Alberto González, el fiscal general de Estados Unidos. Un auténtico zombie político desde hacía meses, cayendo víctima de la podedumbre como otros augustos compañeros de filas (Karl Rove), la noticia ha recibido una cobertura relativamente decente en España (aunque la verdad, la tortura no ha tenido nada que ver con su caída; ha sido su espléndida estupidez en el Senado lo que le ha condenado), pero ha durado relativamente poco en primera página aquí en Estados Unidos.

La razón: Larry Craig, senador republicano de Idaho, nos ha brindado el más espectacular suicidio político visto en muchos, mucho años.

Lo cierto es que ha sido una auténtica obra maestra. Craig es el clásico senador republicano conservador en un estado de derechas; terco, influyente gracias a su antigüedad en la cámara y totalmente inmune a las urnas en situaciones más o menos normales. El tipo es uno de los muchos berreantes políticos moralistas que se unió al coro de condena al pervertido de Clinton en tiempos de Lewinsky, un glorioso ejemplo de defensor de los valores familiares, el derecho a tener armas y la homofobia.

El mes pasado, Craig estaba por Minneapolis, esperando un avión en el aeropuerto. El tipo se debía sentir solo, ya que se fue a los lavabos, y se pusao a hacer toda una serie de códigos y gestos raros al tipo del baño de al lado; más concretamente, gestos utilizados para señalar que uno quiere hacer cosas indecentes ahora mismito de forma discreta. Vamos, Mr. defensor de la familia se puso a pedir una mamada en código... el problema es que el tipo de al lado era un policía de paisano, y la verdad, la cosa no le hizo demasiado gracia.

Dejando de lado el absurdo que en Minnesota hay polis en los lavabos del aeropuerto vigilando que gays solitarios no se la chupen unos a otros en la intimidad (en serio, ¿no hay terroristas?), la cosa fue rápidamente de mal en peor para el senador. Para empezar, el tipo decidió que para que no le pillara nadie lo mejor sería callarse. Mejor aún, ni ir a juicio; reconocerse culpable y pelillos a la mar.

¿Estupendo, verdad? Evidentemente, no. Un mesecillo más tarde, los medios descubren el pollo, y el senador, en un ataque de pánico, arrepentimiento, lucidez o vaya usted a saber qué dice que se equivocó al aceptarse culpable, que no pasó nada, y que de hecho quiere volver a los juzgados a limpiar su nombre. Oh, y ha dado una rueda de prensa, diciendo que no es gay, nunca lo ha sido, y que en ese lavabo no pasó nada de nada; una confusioncilla y una mala respuesta suya.

El hecho que en una declaración jurada aceptara su responsabilidad y todos los cargos, dando por válida la totalidad de la declaración del policia es por supuesto... ¿irrelevante?.

En fin, imaginad el pollo. El tipo es el hazmerreir del país entero, haga lo que haga. Si sale del armario, es otro homófobo pillado con la picha fuera. Si dice que se asustó y firmo una declaración jurada de culpabilidad, es sencillamente un imbécil. Si resulta que sólo estaba pasando el rato y le pillaron, y es alegremente culpable, es un imbécil hipócrita al que le han pillado vulnerando la ley. Un suicidio político maravilloso.

El gran beneficiado, obviamente, es Alberto González, que se ha ido sin que le pegaran demasiados cachetes por burro. No que le sirva de mucho a Bush, que incluso hablando de holocausto nuclear ha sido olímpicamente ignorado por casi todos. Otro bonito zombie político.

lunes, agosto 27, 2007

Algunas respuestas rápidas al pesimismo

Algunos se han pensado que con mi entrada anterior hago un discurso triunfalista sobre el estado de la política española. Como he dicho en los comentarios, en ningún caso creo que el sistema político español sea perfecto; un repaso a entradas anteriores en esta bitácora deja bastante claro que si me dejan dejo a medio país irreconocible.

La base de la entrada no es tanto decir que hemos llegado al final de la historia en cuanto a evolución política se refiere, sino poner el aparente desastre que muchos claman en perspectiva. España tiene una democracia imperfecta, sí, pero sólo tan imperfecta como cualquier otro país occidental comparable. Por cada ejemplo de brillante instrumento de participación política que vemos en uno de nuestros vecinos, es relativamente fácil encontrar problemas graves y desajustes espectacularmente evidentes en todos ellos.

¿La razón? La democracia realmente existente es un sistema muy feo. Es complicada, farragosa, llena de ruido de fondo, torpe y difícil de entender, y es así en todas partes. Un paseo por Europa proporcionaría ejemplos de todos y cada uno de los defectos que uno puede imaginar en democracias, desde gobiernos de coalición eternos (en otras palabras, no hay nadie en la oposición) a élites políticas cerradas (ENA, Oxbridge...), pasando por corrupción (Italia. Toda ella) o leyes electorales más que dudosas (Reino Unido, el bizarro sistema francés). España tiene un largo y glorioso catálogo de problemas, pero si uno compara con cierto criterio verá que no tiene nada de excepcional; es espectacularmente mala en algunas cosas, y mucho mejor que sus vecinos en otras.

Lo que no es, en ningún caso, es un país con un sistema político mucho peor que la media. A todos los efecto, España es una democracia normal; y eso implica un sistema feo, lleno de granos, avanzado a base de tirones, chasquidos, crujidos y gañidos variados. Nada demasiado bonito, pero de lejos el mejor sistema que hemos parido para gobernar; al menos podemos echar a los políticos malos.

A todo esto, unas notas sobre algunas críticas sobre el sistema político español mencionadas en los comentarios. No es por "machacar"a Alfombril por deporte; es a corte de ejemplo sobre cómo me parece que deberíamos hablar de la materia.

- Tenemos un sistema autonomico con autonomías de primera y otras de segunda ¿es justo?

Es lo que las autonomías decidieron cuando se escribía la constitución. Como sistema de descentralización ha funcionado bastante bien, dentro de lo que cabe. Algunas autonomías han escogido intentar "subir de categoría"; Valencia por ejemplo añadió competencias "de primera" (sanidad, educación) en los ochenta sin demasiados problemas. El hecho que el resto no lo hicieran es cosa suya.

Lo que si es horrible es el sistema de financiación autonómica, como he dicho a menudo. Un sistema de concierto autonómico generalizado sería de lejos lo más justo y eficaz, de modo que cada administración recaude para pagarse las competencias que presta, pasando un fondo (claro y bien definido) para reequilibrio territorial, y una base de servicios comunes.

- El poder judicial está fuertemente politizado y con muchos herederos del franquismo impidiendo que funcione la justicia

No más politizado que en muchas otras democracias. Aún con sus problemas, funciona relativamente bien, incluso con el PP haciendo el tonto en el CGPJ. Sobre los fósiles franquistas, uno hace la nueva democracia con lo que tiene, no con lo que quiere. Tampoco era plan de purgar la administración de arriba a abajo.

- Ley electoral también tremendamente injusta

Eso da para varios libros. Lo digo a menudo, pero no hay ley electoral perfecta; cualquier diseño que me pongan sobre la mesa puede ser puesta a parir, y ser explotada sin piedad, por cualquier político apañado. La ley española funciona mejor que muchas otras (Francia, Italia...) y peor que otras; lo que no estoy nada seguro es que cambiarla tuviera ningún beneficio apreciable. Históricamente los países que cambian estas cosas no ven grandes revoluciones (de nuevo, Francia e Italia a la cabeza), así que no creo que sea un verdadero foco de problemas o injusticias.

- Seguimos a la cola de Europa en casi todos los indicadores de progreso

Venimos de muy atrás, y estamos ganando terreno a marchas forzadas. En algunas cosas, como derechos civiles, protección de minorías, eficiencia del sistema sanitario o gestión de la inmigración, damos sopas con honda algunos de nuestros vecinos. Desde luego, España no es Suecia, pero tampoco hay muchas Suecias ahí fuera.

- La corrupción, los trepas, los polítcos "amateur" campean, casi, a sus anchas

En relación con su nivel de renta, España es un país perfectamente normal en lo que respecta a niveles de corrupción. Hay mucho que arreglar, pero no es un problema fuera de control.

Sobre los políticos hay de todo; lo que me parece claro es que si miramos a las cifras parece que el país funciona, y lo hace desde hace 30 años. Serán cazurros, pero no estorban demasiado.

- La participación ciudadana mínima y decreciente

En esto no me voy a meter porque la verdad de participación política comparada sé muy poco. Tampoco estoy seguro de su verdadera relevancia; vivo en Estados Unidos, un país que da más oportunidades que nadie a sus ciudadanos para participar en política, y sin embargo tiene unos índices de participación espantosos.

- Nuestra derecha, tanto política como sociológica, sigue teniendo un fuerte componente posfranquista, con mucho poder, tanto que obstaculiza cualquier intento de progreso

En los últimos 30 años España ha pasado a tener sanidad universal, divorcio, aborto, matrimonio homosexual, ley de dependencia, casi nada de censura (Casa Real excluida), descentralización real, protección de minorías nacionales sólida, crecimiento económico magnífico y una vitalidad envidiable. No sólo eso; la derecha hizo bastante cosas relevantes (y poco retrógradas) en los ocho años que estuvo en el poder.

Que ahora lleven una temporada haciendo el troll no significa que sean totalmente impresentables. Creeme, ahí fuera (vamos donde vivo) sí hay derechas retrógradas de verdad.

- Muy poco debate público de calidad

Si quiero calidad, leo a Cicerón, Quevedo y Góngora. Admito que la retórica política en España es bastante triste, pero de nuevo, intenta escuchar un discurso de Merkel, Bush o Prodi y no dormirte. El aburrimiento no es sólo patrimonio hispánico.

viernes, agosto 24, 2007

El (incierto) gobierno de los filósofos

Enric Casanova se pregunta hoy, con cierto aire compungido, por qué estamos todos gobernados por una pila de imbéciles. En fin, nada que no dijera Platón en su momento, tras ver el torpe funcionamiento de la democracia en Atenas. Enric, como muchos otros antes, se lamenta que no tengamos mandando a los más competentes, a los tecnócratas; el gobierno de los filosofos que pedían los antiguos y que parece no acabar de llegar nunca.

Como todos los problemas con más de 2.000 años de antigüedad, es bastante probable que esa solución que no llega nunca es de hecho rematadamente difícil. Y la verdad, si miramos las cosas un poco de cerca y sin ser demasiado fantasiosos, veremos que de hecho no es que el problema sea irresoluble, es la pregunta la que está mal formulada.

Empezaremos por España. Enric, como tantos otros, se suma a las voces que claman que los políticos y la democracia española son patéticamente malos comparados con cualquier vecino. La verdad, esta idea forma parte de un absurdo complejo de inferioridad que debe ser desterrado. La democracia española es, a casi todos los efectos, un régimen político absolutamente normal, perfectamente comparable a cualquier otro país occidental. En algunos puntos es de hecho remarcablemente innovadora, en cosas como derechos civiles, organización territorial o sistema de atribución competencial. Es un diseño bastante bueno, que funciona con relativamente pocos problemas, y que ha disfrutado hasta ahora de una clase política de una calidad sorprendentemente alta. No es perfecto, ni de lejos, pero tiene mucho de bueno, y muy poco que envidiar a nuestros vecinos.

Pasando a un tema más general, el gobierno de los mejores es un problema más difícil de resolver de lo que parece. Supongo que no se le escapa a nadie que la definición de "mejor" en lo que respecta a gobernantes es poco menos que un imposible. Ser el mejor presidente o ministro no es sólo una cuestión de competencia técnica o ser el que más sabe del ramo (ya os digo, yo sería un ministro de fomento excelente), también implica tener capacidad de tomar decisiones complicadas. Y no es sólo en cuestiones de "problema matemático lioso" o "puente muy largo a construir", es en cuestiones de tener información incierta, dar respuesta a problemas confusos, y por encima de todo, decidir quién gana, y quién pierde.

Y aquí si que no hay técnico o filósofo que valga. En política, en gobierno se decide cómo se recaudan y reasignan recursos. En el fondo esta es una decisión moral, no técnica; si nos atenemos a lo visto hasta ahora, el acuerdo sobre qué camino tomar es mejor de forma objetiva es un debate más que complicado.

Tras mucho probar, hemos llegado a la conclusión que la forma menos mala de decidir estas cosas es votando, por mucho que sea un instrumento bastante torpe para dar puntos de vista. Dentro de las votaciones, la forma más razonable ha sido pasar a la democracia representativa, y dejar que dos o más grupos de gobernantes profesionales (esa "clase política" que tanto se desprecia) se partan los cuernos para ofrecer el mejor plan posible.

Y si eso trae electoralismo, y hacer lo imposible por mandar, sea bienvenido. Los políticos trabajan para el electorado, lo mínimo que podemos pedirles es que hagan lo imposible por satisfacerlos. El votante ya sabrá (esperamos) cuándo el peloteo es falso o verdadero; si el gobernante les engaña, es su culpa. Y por supuesto queremos que los votantes desprecien a los políticos; una democracia no funciona como debe sin que los políticos vivan muertos de miedo y pavor ante la ira de los ciudadanos y la pérdida de poltrona resultante. El mejor garante que no hagan grandes tonterias es que sepan a ciencia cierta que si hacen el mandril, se van a la calle.

La pregunta relevante, por tanto, no es tanto qué debemos hacer para que gobiernen los mejores. La pregunta que de verdad nos debe preocupar es cómo nos aseguramos que aquel gobernante que haga el imbécil (o sea un imbécil; siempre se cuela alguno) pierda el puesto de inmediato. Los dirigentes mejores ya vendrán, a base de meter el miedo en el cuerpo en los partidos y en filtrar a los inútiles en las urnas.

Una última nota: al votar de este modo escogemos esencialmente en base a criterios ideológicos, es decir, a base de juicios morales. La competencia técnica, tras también muchos años de prueba y error, la dejamos a los profesionales, es decir a la burocracia del estado, a la función pública; ellos son los expertos. Eso, claro está, también trae sus problemas, pero vamos, no hay nada perfecto. Ni Suecia, oiga.

Pregunta paranoico-aleatoria

¿Por qué la gran mayoría de clientes en los casinos americanos que he visitado (estoy ahora en Foxwoods) son jubilados? ¿Qué lleva a un viejete de 86 años con su andador y sus medicinas a pasarse el día dándole a la tragaperras?

En serio, un misterio.

Por cierto, que poco glamour tienen estos sitios. Todo Dios con vaqueros o incluso pantalón corto, deportivas o (horror) chanclas... Foxwoods es el casino más grande del mundo (y sí, está en Connecticut) y tiene menos estilo entre su clientela que un Carrefour de segunda. Qué país.

jueves, agosto 23, 2007

De accidentes y normas de tráfico

Por Bits Rojiverdes se quejan amargamente de lo triste de los últimas cifras de muertos en accidentes de tráfico en Agosto. La solución propuesta a esta clásica lacra de los sistemas de transporte en países desarrollados es limitación mecánica de la velocidad (120-130 Km/h), y tan campantes. Clásica idea que parece de sentido común, pero que tiene muy poca lógica. Sí, es cierto que el exceso de velocidad es uno de los principales implicados en muchos accidentes de tráfico; sin embargo esta limitación impuesta daría muy pocos resultados.

Para empezar, vale la pena echar un vistazo a los patrones de los accidentes; si bien las velocidades medias son mucho más elevadas en autopistas (el único lugar donde un limitador sería una penalización real), la inmensa mayoría de muertes se producen fuera de estas, en carreteras convencionales y zonas urbanas. La cuestión es que darse una galleta en una autopista a 160 es mucho menos letal en términos de probabilidad de quedarse que pegársela a 100-110 en una carretera normalita, por simple cuestión de física. Las autopistas tienen toda una serie de ventajas (tráfico sin cruces, coches circulando en el mismo sentido, obstáculos lejanos a la calzada, mejor trazado) que las hacen mucho más seguras; limitar la velocidad de los coches a 120, aparte de hacer la AP-2 mucho más aburrida de lo que es ya a su paso por los Monegros, apenas afectaría las estadísticas.

Lo que resulta aún más curioso es si nos remitimos al simpar Wonka y sus series de artículos hablando de este mismo tema. Como comenta, hablar de muertos en términos absolutos es poco relevante: en 1930 estoy seguro que hubo menos muertes en accidentes de avión que en el 2006, pero nadie diría que los Fokker Trimotor son más seguros que un Airbus 320. Si hay una décima parte de los muertos pero una milésima parte de los vuelos, está bastante claro que volar en 1930 era más letal. Conducir es más o menos lo mismo; si en España contamos en accidentes mortales por kilómetros recorridos, la tendencia ha sido a la baja desde que se tienen datos.

Nada sorprendente. España sigue la tendencia habitual: más renta, mejores infraestructuras y vehículos, más capacidad de control, y menos tortas. Si bien está un poco por encima de las cifras que debiera, eso se explica en parte por otros factores, como el tiempo de reacción de los servicios de emergencia, que da cuenta en buena medida sobre por qué una vez en un accidente la probabilidad de morir en España es relativamente alta. Cosa que no debería sorprendernos tanto, de todos modos; la densidad de población es muy baja en comparación a nuestros vecinos, así que los tiempos de reacción serán necesariamente algo mayores.

¿Hay cosas que mejorar? Siempre. Los accidentes son algo que debe ser evitado. Sin embargo, más que ser alarmistas e intentar reiventar la rueda, es necesario recordar que la verdad, las cosas no van del todo mal. Y si quieres que los conductores corran menos, la verdad es más fácil (y rentable) gravar los carburantes a saco, que es lo que hacemos ahora. Por algo el consumo sube de forma exponencial con la velocidad; es la prima de riesgo.

miércoles, agosto 22, 2007

"Leales" servidores

Si alguien se pregunta cómo de inofensivo es Gallardón y sus peticiones de ser diputado, me remito a lo que escribía hace una temporada sobre cómo funcionan los conflictos internos en un partido.

No, la petición no tiene nada de inocente. Y más si tenemos en cuenta que los alcaldes pueden ser diputados, pero no los presidentes autonómicos. Y ya se sabe que el jefe de la oposición mejor que esté en el parlamento...

lunes, agosto 20, 2007

Pifiando la carta de crisis

Hablaré más sobre ello más tarde, pero felicito efusivamente a UPN por hacer que la herida autoinflingida del PSOE en la comunidad parezca un accidente estúpido. En vez de dejar que el PSN se quemara a lo bonzo bien a la vista, sin que nadie les molestara, han preferido salir con eso del grupo parlamentario propio, algo que no sólo es relativamente irrelevante, sino que además garantiza que todos los medios de la derecha se pongan histéricos contigo y pasen a ignorar a los socialistas un rato.

Brillante.

Eso no significa que lo que pide UPN no tenga sentido. De hecho, es algo perfectamente racional y razonable de pedir, y que sería muy razonable que el PP concediera. Claro que pedir racionalidad al PP en política autonómica o en tener un partido que parezca vagamente democrático es un poco ingenuo, pero vaya.

Turisteo paleto

Algunos andan indignados que el gobierno les abandone cuando un huracán viene zumbando hacia su pequeño paraíso en Cancún. En fin. Lo dije ya en otra ocasión, pero el estado tiene el deber de garantizar la seguridad de sus ciudadanos cuando están en su territorio, no a lo largo y ancho del mundo. Si uno se va de vacaciones a Cancún en agosto, debe saber que es el primer mes de la temporada alta de huracanes; dicho en otras palabras, la probabilidad que estando por ahí fuera una tormenta tamaño gigante pase por el barrio es significativa.

Estando uno en otro estado, es el trabajo de las autoridades locales de encargase de la gente que está por el territorio. Había 75.000 turistas americanos en Cancún, y a nadie se le ha ocurrido pedir al gobierno federal que haga algo.

Evidentemente, la culpa del huracán y que Méjico no sea Suiza es de Zapatero. Faltaría.

sábado, agosto 18, 2007

Buscando soluciones donde no las hay

Un comentario más en la saga de la hipotecas. Comentaba Antonio Flórez que tras dos artículos cargados de tecnicismos, no había aportado ninguna solución para aquellos que no pueden pagar la hipoteca y van a perder la casa.

Acepto con pesar el hecho que tiene razón. Sin embargo, eso es por un motivo muy sencillo: no hay solución ni sencilla ni viable a estas alturas para las hipotecas impagadas. Estos créditos son el origen del problema y el origen de las turbulencias que estamos viendo en los mercados; si fuera sencillo arreglarlas sin causar más daño, se hubiera hecho sin pensarlo.

La verdad, no hay salidas fáciles. La más ortodoxa en términos de mercado es una bajada entusiasta de los tipos de interés, volviéndolas a hacer mucho más fáciles de pagar. Un cuarto o medio punto no nos vale; a fin de cuentas, muchas de las hipotecas realmente malas están pagando un interés lo suficiente alto como para hacer un cambio cosmético irrelevante. Un recorte más fuerte, sin embargo, se metería rápidamente en la zona de los efectos secundarios perniciosos. Primero, porque podría enviar el mercado inmobiliario otra vez hacia una burbuja artificial, algo que únicamente retrasaría el ajuste (y lo haría aún peor), segundo, porque el exceso de crédito reciente también se agravaría, algo que requeriría de nuevo un ajuste más doloroso en el futuro.

La otra opción, más heterodoxa, sería que el estado interviniera de algún modo "rescatando" las hipotecas con problemas de impago. Eso sería una noticia excelente para los que tienen esos créditos; gente que no perdería sus casas, y prestamistas que se irían de rositas después de haber repartido dinero de forma espantosamente arriesgada. En otras palabras, los dos grupos que han cometido todos los errores en este circo recibirían el estupendo premio de ser salvados por los contribuyentes.

Estaríamos en ese dilema que tanto se repite y que tantas veces los políticos de izquierda (y de derechas, que tienen las mismas tentaciones) cometen sin pensar en las consecuencias: salvar a los que la pifian. Si una empresa, inversor o contribuyente toma un riesgo de forma voluntaria para tratar de ganar dinero, sea montando una fábrica, comprando billetes de lotería o enviando dinero a un príncipe Keniata por internet, estos están tomando un riesgo. Nadie les obliga a lanzarse a la aventura y jugarse el dinero más allá de lo necesario; si ganan, el premio su beneficio. Lo que no puede ser es que cuando alguien meta la pata, el séptimo de caballería sea automático en forma de subvención.

El estado del bienestar es una red de protección contra el infortunio, no contra el riesgo voluntario. Si uno pierde su trabajo porque su empresa cierra, eso es mala suerte. El estado entra y te echa un cable. Si te caes por las escaleras por un resbalón o pillas la peor gripe nunca vista, no es que te lo hayas buscado, es infortunio. La ayuda estatal está justificada. Tu anciana madre está grávemente enferma y necesita cuidado y ayuda permanente, el estado de bienestar debe ayudar todo lo posible.

Un riesgo tomado de forma gratuita, como es una hipoteca sin tener capacidad de pagarla... bueno, eso es un error, no mala suerte. El estado ayudará a que no te estrelles de forma irreparable (evitando que dejes de tener seguro médico mientras haces lo imposible por pagar, por ejemplo) pero no debe darte un premio por tu irresponsabilidad. No sería justo, en especial para la gente que paga religiosamente sus letras sin ninguna ayuda.

Por añadido, no es en absoluto seguro que una ayuda estatal no tuviera efectos contraproducentes. Una moratoria en pagos sólo retrasa el problema; quien no puede pagar hoy, es posible que no pueda hacerlo mañana. Una refinanciación y rescate de los malos créditos sólo hace que el estado se coma el marrón de una pila de impagos; buena suerte viviendo con ese déficit, y todos esos pisos embargados a medio plazo.Una subvención directa es aún peor. Y las desgravaciones fiscales son regresivas, enormemente ineficientes y siguen sin arreglar el problema fundamental que hay gente que no paga porque no puede.

Ahora no es hora de dar soluciones a la gente que no puede pagar. Es tarde, tristemente. El problema podría haberse solucionado antes; y no se hizo a nada. Fuera regulando (y limitando) la capacidad de dar hipotecas dudosas, fuera haciendo el sistema de calificación de deudas más estricto (las agencias de calificación dieron notas espantosamente generosas a muchas deudas poco creíbles), sea aumentando la transparencia de esas inversiones y fondos tan complicados, había cosas que podían hacerse.

Al no hacerse todos estos cambios a tiempo el mercado salió de su equilibrio. Se concedió por debajo de su precio real, a base de ofuscar información y dejar que fondos y bancos manipularan de forma creativa su deuda. Cierto, todo esto no era culpa de los que se metieron a comprar casa en plan torpe. Lo es aún menos de los que no lo hicieron, en especial cuando el remedio sería peor que la enfermedad.

jueves, agosto 16, 2007

Reflexiones tecnológicas variadas

Desde que cambié recientemente de trabajo, he tenido que añadir una nueva entrada a mi lista de enemigos mortales. Mi nueva némesis, nacida de largas horas de fustración en la nueva oficina, son las impresoras todo-en-uno, esos abortos presuntamente prácticos nacidos para esclavizarnos a todos y atarnos a las tinieblas.

Sencillamente, no entiendo esos bichos, o de hecho las impresoras en general. Los ordenadores hoy en día son auténticas bestias de cálculo, máquinas capaces de manejar enormes cantidades de información, gráficos absurdamente detallados y proezas de comunicación con otras piezas de hardware impensables hasta hace unos años. Bueno, trabajan con todo... menos con las malditas impresoras.

En serio: ¿Por qué cojones una impresora necesita unos drivers que ocupan 250 MB, te llenan el disco duro de absurdos visores de ficheros que no sirven de nada, y siguen sin imprimir, enviar por fax o hacer lo que se les pide de forma consistente?. Décadas de progreso tecnológico, y las malditas impresoras siguen sin ser capaces de distinguir un sobre de una etiqueta, escanear a un ordenador en la red sin tener que sacrificar un pollo a los dioses, y seguir machacando, torturando y encallando papel como si estuvieran trabajando con guantes de boxeo puestos.

¿Por qué uno no puede tener un trasto de precio razonable que no se comporte como un auténtico chapuzas imprimiendo? ¿Por que las impresoras más caras se comportan como divas malcriadas, dejando de funcionar y olvidando su configuración cuando se aburren? ¿Por qué todas ellas se las arreglan para colgarse, quedarse bloqueadas o negarse a imprimir siempre de maneras áltamente creativa? "No imprimo si no reinicias ese portatil tan antipático", dice siempre la maldita.

Las odio. Grrrr.

Y eso sin ponerme a llorar sobre el precio de los cartuchos de tinta, lo inútiles que son en atención al cliente, y jodido milagro que uno necesita para que algunos fabricantes hagan un controlador decente en Linux y/o Vista. Malditos todos.

A todo esto, una pequeña nota encantadora. Me han regalado un bonito televisor LCD de alta definición de 42 pulgadas, todo digital él, y con una calidad de imagen absolutamente increíble. Incluso media que no son de alta definición "real" (DVDs, Wii, Gamecube, Dreamcast vía VGA) se ven de fábula. Y en los canales de alta definición... oh cielos. Oh cielos. Oh cielos. Y eso que es "sólo" 720p/1080i, vamos. Encima, el circuito de imagen es brutal; incluso imagen en 480i (sí, el NTSC es patético comparado con la señal PAL) es para llorar de alegría.

Cuando tengo ganas de tirar la impresora por la ventana, pienso en mi televisor. Oh, deliciosa tecnología. Cuando funciona...

miércoles, agosto 15, 2007

A vueltas con el derecho a la vivienda

Siempre me sucede lo mismo. Escribo un artículo muy meditado sobre un tema relativamente técnico, intentando explicar de forma más o menos sencilla qué esta sucediendo, y lo que acaba generando debate es un comentario hecho sin demasiados matices dicho de mala manera. En este caso hablaba de crisis de liquidez e hipotecas potencialmente impagadas, y lo que ha generado reacciones ha sido un aparte acerca de gente perdiendo sus casas.

En fin, será cuestión de explicarme, y ya de paso repasar por qué esta obsesión con comprarse una casita no tiene nada que ver con el derecho a la vivienda, y de hecho puede ser una tontería peligrosa demasiado a menudo.

Vayamos por partes. Primero, con lo sencillo, los efectos de las hipotecas impagadas. Sí, eso se traduce en gente común, ciudadanos de a pié, currelas, mileristas o pobres americanos sin seguro médico perdiendo su casa. Sí, perder la casa es algo traumático, triste y desgraciado. Lo que debemos preguntarnos, sin embargo, es quién pierde la casa y por qué.

Comprar una casa es una inversión. Para mucha gente, de hecho, la única inversión importante que harán en sus vidas. No tiene nada que ver con el acceso al derecho a la vivienda (más sobre eso luego); en contabilidad nacional se cuentan como inversiones, ya que supone poner dinero en un activo que puede apreciarse. El hecho que además tenga un uso secundario estupendo (vivir en ella) no tiene nada de especial; una fábrica también tiene un uso extra (montar cosas) y no hay duda alguna sobre su naturaleza.

Por tanto, del mismo modo que nos preguntamos cuando una empresa compra maquinaria si se lo pueden permitir o no, analizando si la deuda contraida para ello se compensará con los beneficios potentenciales, una casa debe considerarse desde el mismo prisma. ¿Puede el comprador afrontar las letras? ¿Compensan los beneficios (apreciación de la inversión, un lindo hogar, acumulación de liquidez) esos pagos?.

Si la respuesta a estas dos preguntas es "no", me temo que esto de comprar una casa no es una buena idea. La inmensa mayoría de los hipotecados que van a perder sus casas en Estados Unidos (nota: menos en España; más luego) caen en esta categoría. "Subprime" o "hipotecas de mala calidad" no es más que jerga para decir "individuo jugando con fuego al comprar una casa". Si uno tiene que hacer cosas raras para comprar un pisito (hipotecas de sólo interés, hipotecas de tipo ajustable, hipotecas sin documentación) y no tiene un motivo muy, muy, muy bueno para ello, está tomando un riesgo espantoso con su dinero. Si se la pega, lo cierto es que no es exactamente una sorpresa.

Sin embargo, la pregunta relevante no es si esta gente está perdiendo la casa por errores propios o ajenos; es bastante evidente quien está metiendo la pata la mayoría de veces. La cuestión es si es una buena idea desregular el mercado hipotecario hasta un nivel en que estos errores son posibles o es mejor limitar las prácticas que han creado este problema. El estado puede limitar según qué prácticas de crédito, especialmente aquellas dirigidas especialmente a tentar a estos potenciales compradores con riesgo alto.

En España (y en muchos sitios de Europa), muchas de las hipotecas absurdamente suicidas no están disponibles, en parte porque son los bancos quienes todavía financian la mayoría de ellas, en parte debido a limitaciones legales. En Estados Unidos, el mercado está maravillosamente desregulado, dando ámplias oportunidades al investor avispado para hacer dinero vendiendo y comprando casas (las hipotecas de sólo interés nacieron para eso) y miles de maneras para que el inversor miope se ahorque con su propia deuda. Si tengo que escoger, la verdad creo que imponer ciertos límites razonables es una buena idea, pero hay argumentos sólidos para defender ambas posturas.

Si la vivienda es una inversión, ¿Cómo afecta esto al derecho a la vivienda?. En mi opinión, de una forma muy sencilla: el derecho a la vivienda no equivale a que el estado te tenga que garantizar que puedas comprar una. El derecho a la libertad empresarial no significa que el gobierno tenga que ir por el mundo asegurando que no pierdo dinero en bolsa o mi tienda cierre, la vivienda no tiene por qué ser distinto. Uno tiene que tener la posibilidad de vivir en un lugar decente y digno, sin sufrir discriminación o que le prohiban alquilar un piso, pero nada más allá de eso. Es un derecho de acceso, no un derecho de posesión, y cada individuo escoge como ejercerlo. Si a uno le gusta el riesgo, compra; si uno prefiere la calma (o invertir sus ahorros en otro sitio), alquila.

Hablando de inversión, la vivienda no es una especialmente rentable. El retorno ajustado por inflación medio de un piso o una casa es a medio-largo plazo casi invariablemente menor que el que uno puede obtener con una cartera de valores del Ibex-35, S&P500 o cualquier fondo bursátil rematadamente conservador. Por que sí, los precios no siempre suben, y sí, ese mismo dinero que uno está pagando en letras podría estar dando retornos muy superiores, en muchos casos, metido en otra parte. Alquilando y poniendo el dinero ahorrado con los pagos menores en bolsa, por ejemplo.

A todo esto, un par de comentarios sobre aproximaciones a este problema. La verdad, creo que Citoyen (que últimamente está que se sale) explica bastante bien qué hay detrás del debate; la aproximación de Antonio y la mía son muy distintas. En contra de lo que dice Jessica (casi siempre brillante, aunque con esto se equivoca) yo no hablo de "lo macro" ignorando lo que hacen los pobres mortales cuando se les cae el mundo encima; en mi artículo me centro en explicar qué nos ha llevado a una situación en la que siete millones de hipotecas (en las estimaciones más pesimistas) puedan conllevar alguien perdiendo su casa. Si hablo de ello es porque me importa que haya gente quedándose en la calle, sea por motivos propios o ajenos.

Debería ser bien conocida a estas alturas, sin embargo, no mi cinismo, sino mi alergia a todo lo que huela a historia sentimental de interés humano. Seré frío y racional, pero me importa un comino si Paco Edelmiro Ruiz, de Wyoming, pierde su casa. Lo que realmente me importa es el efecto agregado que miles de situaciones como esta puede causar en 325 millones de americanos, 500 millones de europeos, y en el mundo entero en general. Las historias individuales son novela, no política.

Y ahora he sonado como un auténtico insensible, pero es la única manera de afrontar los problemas de forma racional. Hacerlo de otro modo lleva proponer cosas contrarias a la ley de la gravedad demasiado a menudo.

martes, agosto 14, 2007

La caída de una presidencia: Karl Rove

Karl Rove, el gran maestro de ceremonias del partido republicano en los últimos ocho años, dimitirá a finales de agosto. La prensa española ha mencionado la noticia con cierta vagancia, sumidos como andan con el sopor estival, pero lo cierto es que es una dimisión más que relevante. Lo curioso es que no estoy seguro si es por el hecho de ser un cambio realmente sustantivo, o el hecho de ser el final de un mito.

El papel de Rove en la carrera política de Bush ha sido, no hay duda, muy importante. Aunque Rove tenía ya una considerable experiencia política antes de asociarse con el actual presidente, no dejaba de ser un estratega electoral de tantos, con una cierta tendencia a usar trucos sucios de vez en cuando. Supongo que fue una de esas combinaciones de sinergia entre dos personas, potra descomunal y alguna puñalada trapera de vez en cuando (filtrando rumores que John McCain tenía un hijo ilegítimo con una mujer negra) lo pusieron en la Casa Blanca. Y allí, como todo político que no ha olvidado a Tucídides, perdió la cabeza.

Sí, seguía siendo brillante. La Casa Blanca bajo Bush ha sido durante mucho tiempo un ejemplo espectacular de cómo lleva la política de comunicación en un ejecutivo. Lo de Rove, sin embargo, iba más allá; pretendía crear una mayoría permanente conservadora, en plan Polanco de las Americas. Tras las victorias electorales del 2002 y 2004, algunos lo aclamaron como el genio que daría el poder eterno a los republicanos.

¿La verdad? Sin el 11 de septiembre, la patética campaña electoral (y decisión del Supremo) de Gore, y la rematadamente mala cobertura de la prensa americana estos años, ninguno de estos éxitos hubiera sido tal. El genio de Rove ha tenido mucho de errores ajenos, y un talento innato para explotar tragedias humanas. El 10 de septiembre del 2001 casi todo el mundo en Estados Unidos veía a Bush como un presidente por sólo cuatro años; dos días después, Rove ya estaba haciendo lo imposible por aprovechar el pánico colectivo.

Lo ciertos es que como todos los políticos en democracias, a Rove se le atribuyen más meritos de los que merece, y si le cargan más culpas de las que realmente ha cometido. El hombre realmente ha cambiado la política americana, y con ello un buen trozo de historia. Para los que disfrutan viendo la maldad (y el talento) de otros como un servidor, lo cierto es que tengo que darle las gracias.

lunes, agosto 13, 2007

La confusión hipotecaria

La crisis financiera en Estados Unidos ha generado una cantidad enorme de reacciones más o menos confusas. Dejando de lado extrañas diatribas a favor del patrón oro (algo que era una mala idea hace 80 años, y sigue siéndolo ahora) y las clásicas críticas desde la izquierda culpando el capitalismo y la oscura maquinaria financiera mundial, la reacción habitual a todo este jaleo ha sido confusión. Lo cierto es que lo que está ocurriendo es bastante obtuso, y la verdad, estoy bastante seguro que muchos de los inversores directamente implicados no lo entienden del todo.

De hecho, diría que esto forma parte del problema. El origen del problema se deriva de una burbuja inmobiliaria gigantesca vivida en los últimos años en Estados Unidos, combinada por una excepcional cantidad de contabilidad creativa al analizar los riesgos al conceder créditos. Tradicionalmente, los bancos eran los que concendían hipotecas; si algo iba mal, eran ellos los que tenían que cargar con la casa y tratar de revenderla. Si iba bien, cobraban intereses y todos contentos.

Los mercados financieros tienen como una de sus bases la gestión del riesgo, y las hipotecas lo son. Como en cualquier acción de riesgo, uno puede racionalizarlo extendiendo su base, como si fuera un seguro. El mecanismo es relativamente sencillo; los bancos crean "paquetes" de deudas, con miles de hipotecas de varios tipos agrupadas en un sólo valor, y sacándolo al mercado.

El problema es que la cosa es un poco más confusa a partir de este punto. Para empezar, los bancos ya no son el acto central en esta fiesta; cuando los paquetes de hipotecas están flotando por el mercado secundario, lo que realmente decide qué se financia y qué no es el mercado en sí. Si un fondo de inversión está dispuesto a comprar un paquete de hipotecas lleno de deuda de baja calidad (esto es, hipotecas de gente en barrios malos, sin trabajo estable y con mal crédito), eso es lo que se finaciará.

De nuevo, un inversor puede amortiguar el riesgo haciendo cosas más exóticas, como poner este paquete dentro de otro con otra clase inversiones, bajando el nivel de pérdidas potenciales vía diversificación. O si es realmente barroco, puede comprar esas cosas con un crédito, revender su deuda en el mercado secundario, quedarse él con los activos y bailar una vals vienés a cambio de activos en China. Lo cierto es que una vez las hipotecas están flotando por el mercado pueden acabar metidas en cualquier cosa, usando instrumentos financieros treméndamente sofisticados y perfectamente diseñados para cada necesidad.

El problema, claro está, es cuando el mercado inmobiliario en Estados Unidos se estrella, y esas hipotecas empiezan a ser algo más dudosas. Cuando los precios de las casa suben constantemente, el hecho que haya impagos no es un problema demasiado grave. El propietario puede refinanciar, a poco que hubiera pagado, o bien el banco puede quedársela y colocarla de nuevo relativamente rápido. Es una buena deuda, respaldada por algo tangible. La cuestión es que ese algo tangible, como todo, puede bajar de precio, y convertirse en una patata caliente.

El resultado es que por el mercado financiero hay una cantidad relativamente grande de títulos de deuda de muy mala calidad (estas hipotecas a gente con pocos números de pagarlas), y no demasiada información fiable sobre dónde andan. Dada la extraordinaria complejidad de muchos de los instrumentos financieros utilizados para colocar estos títulos en el mercado, y los instrumentos treméndamente creativos utilizados para dispersar el riesgo, es muy complicado saber quién tiene qué, quién se está tragando qué pérdidas, y a quién le toca cerrar por haber hecho una inversión estúpida. Sí, los balances están ahí, pero buena suerte siguiendo dónde ha ido a parar cada cosa, al menos en un periodo de tiempo razonable.

¿La reacción natural de los mercados? Miedo. Si bien es muy probable que las hipotecas "malas" estén muy, muy dispersas entre muchisimas manos, y por tanto las perdidas catastróficas sólo afecten a unos pocos listillos, no hay muchos motivos para confiarse cuando dejas dinero a alguien. A fin de cuentas, uno puede estar financiando a uno de los pobres pringados que van a perder la camisa y quedarse a dos velas, o pagándole a alguien una inversión en uno de esos fondos. No sólo eso; si es otro banco el que te pide dinero para prestar a alguien, ¿quién te dice que ese banco no está uno de esos errores?. Cuando los riesgos son más altos, el precio que se pide para cumplir con alguien es más alto; traducido a mercados financieros, los tipos de interés y los costes de transacción en las operaciones de crédito suben. Es más difícil que te dejen pasta, vamos. Y si uno no tiene pasta, no puede invertir.

Aquí entran los bancos centrales y sus inyecciones de liquidez. Dicho en cristiano, lo que han hecho es dejar dinero a los bancos que lo necesiten para que estos puedan dar créditos, y que con tantos nervios en los mercados no podían conceder fácilmente. Todo ello para dar tiempo a que la gente se aclare, haga números y no se quede paralizada mirando al vacio sin mover un duro hasta que no se resuelva quién la ha pifiado con las malditas hipotecas, evitando que la desconfianza general evite la asignación eficiente de recursos en los sectores donde no hay problemas debido a la falta de liquidez ("dinero", más o menos) entre tantas dudas.

Estamos otra vez con lo de siempre, los costes de transacción. Los mercados necesitan que todo el mundo esté razonablemente bien informado sobre lo que está sucediendo para asegurar que las transacciones no se hacen demasiado caras. Si nadie sabe lo que pasa, la gente debe gastar dinero en "seguros" para disminuir el riesgo; en este caso, la complejidad del mercado, unida a un buen puñado de activos muy poco rentables había hecho que estos costes subieran.

La solución, a medio plazo, será que los actores competentes (estados, reguladores) impongan normas que añadan transparencia a estas transacciones. Mientras tanto, los tontos que creían que tener hipotecas concedidas a gente sin empleo fijo era una buena inversión perderán su dinero, como bien se merecen. Y sí, siete millones de hipotecas, la mitad de las consideradas subprime en Estados Unidos, acabarán con la familia en la calle. Haber alquilado, qué quieres que te diga.

Todo eso, evidentemente, si los mercados recuperan la confianza, y mi asumpción que el riesgo está muy distribuido es correcta. Si eso no sucede, o tenemos otras inversiones encallándose como las hipotecas (otros bonos de calidad cuestionable)... bueno, entonces no habrá demasiada confusión, y pasaremos a hablar de crisis con todas las letras. Creo que no iremos tan lejos, pero tengo la mala costumbre de no acertar demasiado en estas cosas. A saber.

Nota: editado por educación y protección de pieles finas.

domingo, agosto 12, 2007

¡Vuelvo pronto!

Perdón por la falta de comentario, pero andamos por aquí líados. Visita de mi hermana, wedding shower y cosas del trabajo no me han dejado demasiado tiempo. Quería hablar de mercados financieros e hipotecas, y por qué los temores sobre el mercado americano son muy, muy distintos (y mucho más graves) que en el mercado español. Y cómo a pesar de todo, no creo que sean a medio plazo gran cosa, en gran parte porque los mercados centrales han hecho lo que debían.

Hablamos luego.

jueves, agosto 09, 2007

Irak: ¿Escogiendo un ganador?

Hace unos días hablaba de uno de los dilemas a los que se enfrenta Estados Unidos en Irak, derivado del hecho de ser el arbitro / fuerza de interposición en una guerra civil. Los americanos básicamente tienen que escoger entre repartir sus apoyos a uno y otro bando de forma muy cuidadosa para tratar de evitar que recurrir a la violencia produzca dividendos claros, una estrategia complicada y de resultado incierto, o sencillamente escoger un "ganador" y darle su apoyo de forma incondicional.

Las noticias estos últimos días me hacen pensar que esta es la estrategia que puede estar emergiendo lentamente sobre el terreno. Las bajas de tropas americanas han disminuido en junio y julio, con las tropas americanas estableciendo alianzas con las milicias locales para "luchar contra Al-Quaeda". Mientras tanto, los muertos iraquíes (víctimas de bombas, ejecuciones sectarias, locura en general) ha tomado la dirección opuesta.

¿Qué está sucediendo detrás de estos números? Mi sospecha es que las tropas americanas sobre el terreno han empezado a hartarse de ser el objetivo de todos cada vez que se metían en medio de disputas, y han empezado a seleccionar ganadores. Usando la cantinela de que están concentrándose en Al-Quaeda y recuperando Irak para los iraquíes, han pactado con determinadas milicias que les dejen en paz a ellos a cambio de cederles el control de la zona de forma más o menos descarada. Las milicias, evidentemente, se han metido a lo suyo, que es oprimir a quien no les cae bien, convertiendo una situación mala en una peor para los locales.

Lo curioso es que esta estrategia no parece venir del Pentagono, al menos de inicio. Las primeras noticias de cooperación con milicias las empecé a leer hará cosa de un par de meses, hablando sobre comandantes emprendedores colaborando con las "autoridades locales" para pacificar la zona que tenían asignada. Parecía que los soldados sobre el terreno veían la situación que tenían entre manos, entendían cuáles eran las opciones, y ahora que bajo el nuevo liderazgo militar en Irak (Petreus) tienen más autonomía, escogían de forma bastante racional darle la victoria a uno de los bandos, e irse un rincón a esperar que escampe.

A lo mejor si están buscando la salida pragmática. Poquito a poco, sin que se note.

martes, agosto 07, 2007

Subdesarrollados todos

Los tontos de siempre se lanzan a criticar al tripartito totalitario por el tren bloqueado en Sants, el colapso de las autopistas y el apagón de Barcelona. Veamos.
  • Tren en Sants: Cercanías Barcelona es aún competencia del estado; la Generalitat no tiene capacidad de pifiar una cosa que no controla. El fantástico servicio que dan los FGC, que sí son de la Generalitat, sirve de contraste. A todo esto, la avería del tren en Sants no es una muestra de falta de inversión del estado; es un signo de lo contrario. Los problemas recientes se derivan del ritmo absolutamente demencial que llevan las obras del AVE a Barcelona, que redundarán, por cierto, en un mejor servicio de cercanías, al liberar surcos de vía en la línea del Garraf y el Tunel del Passeig de Gràcia a medio plazo. Por cierto, lo que un tren se quede averiado en un túnel pasa en las mejores familias.
  • Apagón: el suministro eléctrico no es ni competencia del estado; lo gestiona una empresa privada. Su regulación es estatal, no autonómica. El hecho que Endesa, monopolio natural patéticamente privatizado, prefiera recoger beneficios a mantener sus instalaciones es culpa del gobierno que hizo la liberalización más chapucera jamás vista. Si, el último gobierno Aznar.
  • Autopistas de peaje: la AP-7 no es autonómica; es una autopista del estado. Si tiene una capacidad limitada por peajes no es porque el tripartito quiera, y si no tiene tres carriles no es porque el tripartito no los haya construido. Aún si quisiera, no han tenido tiempo. De todos modos, estamos como en los atascos de Valencia del 2005; las autopistas no se construyen para los días punta del verano. Si usted es tan merluzo de coger el coche el día con más tráfico, la culpa no es del gobierno.
Anda que relacionar todo esto con la presunta falta de libertad de Cataluña tiene merito. Los relés, cambios de vía y cemento armado detectan la opresión catalanista, y optan por dejar de funcionar, supongo. Aunque no sean competencia de Montilla. Desde luego, el mal nunca descansa.
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Oda al cadáver político

Hoy tenía pensado comentar lo ridículamente ingenua que suena Rosa Díez en este artículo (5 de agosto) en su bitácora, acusando a Zapatero (definitivamente, esta mujer está en el partido equivocado) de tener un armario lleno de cadáveres políticos de su partido.

Mi intención era explicar como, por mucho que le pese a Díez (otro zombie ilustre, revivido por Libertad Digital), el hecho de que Zapatero haya dejado tantos compañeros y compañeras en la cuneta no sólo es perfectamente normal, sino también un signo de lo rematadamente bueno que Bambi es haciendo su trabajo.

Eso era hasta ayer. Con la autoinmolación pública de Puras en Navarra, tocará revisar la diferencia entre el asesinato político sólido, elegante, discreto y letal con la chapuza ruidosa en plan trapero de este último cadáver.

Los partidos políticos son organizaciones curiosas. A diferencia de la mayoría de otras asociaciones voluntarias, en un partido todo el mundo quiere ser jefe; uno se mete en política para mandar (sin mandar, uno no cambia nada), y el tipo que aspira o controla la presidencia del gobierno manda más que nadie. Un secretario general sabe esto, y actua en consecuencia; ni las amistades son tan buena gente, ni los enemigos no merecen un premio chorra de vez en cuando.

Dentro de los cálculos del jefe entra también la posibilidad que se cometan errores. Zapatero y Rajoy saben de sobras que ni ellos ni sus partidos son perfectos, y que de vez en cuando meterán la pata. Es cuestión entonces de asegurarse que cuando las cosas van mal dadas y alguien se empotre contra un muro, el que lo haga sea un aguerrido voluntario capaz de pegársela solito y alejar las culpas del jefe. Ahí tenemos a Sebastián o López Aguilar, cargando con sable contra los cuadros de infanteria. A lo que caiga.

Otro elemento a tener en cuenta es el cómo "encargarse" de los fardos de color variado. Sean políticos remarcablemente inútiles o excesivamente grises que necesitan salir de circulación (Clos), Barones en retirada que mejor se vayan sin rechistar (Ibarra, Maragall) o posibles estrellas futuras a las que se le han fundido los plomos (Sevilla, Jiménez...), hay un arte en el conseguir que antiguas molestias salgan del mercado sin pegar demasiados gritos.

En general, Zapatero ha sido muy efectivo en todos estos frentes. Incluso en federaciones muy delicadas, como en el País Vasco, el partido ha sido admirablemente efectivo cambiando la guardia sin que los caídos retuvieran demasiados apoyos internos.

Todos estos equilibrios, sin embargo, se han roto en Navarra. No reincidiré en el listado de torpezas cometidas, pero la dimisión de Puras es un compendio de todos los errores que podían cometerse. A saber, uno no fusila un político de forma arbitraria; si alguien cae, tiene que ser por una buena razón, y no por pagar una torpe política de comunicación ajena. Cuando alguien se va, debe hacerlo lejos de los focos; un asesinato no debe ir en portada. Aún si va en portada, lo que no puede ser es que quien explique lo sucedido sea la oposición, no tu propio partido. Y si te vas a cargar a alguien, es cuestión de tener un plan B, y mejor que no consista en gritar "prietas las filas" sin tener un relevo visible.

En contra de lo que dice Rosa Díez, esto sí es política. Política es poder. Sin poder, uno no puede servir a los ciudadanos, defender a los débiles y ser el paladín de todo lo bueno, es así de simple. Morir políticamente, gajes del oficio. Mirando al historial de algunos, está claro que la muerte no deja de ser un estado transitorio (Zaplana, Rato, Bono, Carod, Rubalcaba...), así que por favor, menos drama y menos llorar a las víctimas de Zapatero. En todo caso, es hora de criticar la incompetencia de José Blanco en todo esto.

Por cierto, hablando de víctimas. Es hora de buscar una caja de pino tamaño Pepiño...

domingo, agosto 05, 2007

Metiendo la pata en Navarra

Tanto jaleo negociador, tanto ir y venir con los pasillos y tanto drama, para acabar de esta forma tan tonta. El pacto que el PSN había conseguido cerrar con sangre, sudor y lágrimas con Nafarroa - Bai es cortado de raíz en Ferraz de la forma más torpe posible.

Se han hecho tantas cosas mal en este asunto que no sé ni por dónde empezar. La más patética, por lo simplona, es el hecho que el PSOE desde Madrid no ha sido capaz de transmitir a los medios ni un sólo argumento explicando la decisión. Las razones del veto las ha dado el PP, no el PSOE, regalándoles una victoria política absurda justo después que perdieran a todos los efectos unas elecciones. Sí, es evidente que todo este desastre está provocado por el miedo que tienen por Ferraz que un pacto con los "anexionistas" les haga daño en las generales. Lo que uno debe evitar es que esto te lo pueda decir el PP sin tener réplica, haciendo que las acusaciones de "traición" y otras sandeces puedan seguir en la agenda.

El PSN ha estado en unas larguísimas negocianes extrayendo una concesión tras otra de Nafarroa Bai. Pueden querer mandar, pero no son estúpidos; saben que si el pacto va a ser atacado por el PP, así que se van a asegurar que incluya munición (renuncias expresas a la anexión, condenas a todo lo condenable, etcétera) para hacer su defensa algo factible. A pesar que Nafarroa Bai está encantada que el PP los demonice (en vista de lo bien que le ha ido a ERC, ser la piñata del FJL es lo mejor que le puede pasar a un nacionalista), si quieren mandar entienden que tienen que hacer al PSN feliz en este aspecto.

Joder, hablar de las negociaciones en este sentido, en vez de sentarse a verlas venir. El PSOE en Madrid ha lanzado a sus compañeros Navarros a los leones; les ha tenido meses quemándose en una negociación difícil, sin mover un dedo para defenderles. Cuando el PSN finalmente ha producido algo, tras haber estado recibiendo todas las tortas en solitario todo este tiempo, van y no sólo les pegan un tiro por la espalda, sino que además les dejan tirados en medio del campo a los pies de los caballos. Muy bonito.

Uno no puede dar autonomía a una federación del partido para después tratarla de este modo. Si no les vas a dejar pactar, dilo bien claro; que el PSN haga que UPN te tenga que lamerles hasta la suela de los zapatos para conseguir la abstención, y ve a negociar con Nafarroa Bai con condiciones inadmisibles, para que sean los nacionalistas los que te envíen a la mierda. Si eres el centro de todos los pactos, tienes la inicitiva política. Utilizala para repartir collejas a todo el mundo, actuando todos a una desde el primer momento. Con esta especie de descentralización marciana que ha manejado Blanco, han conseguido que por enésima vez el PP marque la agenda incluso cuando estaba totalmente a la merced de los socialistas. Maravilloso.

En El País hablan de "alivio" del PSOE. La verdad, no sé de quién. Tras esta bonita maniobra, por muy chulo que se ponga Blanco, en el PSN van a liarse a tortas algo serio. Si pretendían dejar a UPN mandar hasta después de las elecciones y clavarles una moción de censura, están listos; es más que probable que los socialistas estén a esas alturas más preocupados en linchar a Puras y a Chivite que a otra cosa. El resultado en las generales en Navarra será digno de ver, pero no me extrañaría en absoluto ver a unos nacionalistas triunfantes y a los dos partidos nacionales estampándose de mala manera.

¿Era una buena idea pactar con Nafarroa Bai? En principio no, pero no creo que fuera ni de lejos algo crucial. Con las negociaciones con ETA rotas, cualquier clamor de cesiones y rendición del PP suena cada vez más hueco. Con una política de comunicación decente (esto es, no utilizando el equipo de mandriles de estos días) se podría haber vendido de forma razonable la idea que el pacto era una enorme concesión tras otra de los nacionalistas. Y si estos no pasaban por el tubo, estupendo. El PP puede usar el espantajo nacionalista tanto como quiera, pero con ETA activa acusar al gobierno de traición da cada vez más una imagen cada vez más irresponsable; el daño electoral que produciría sería más bien limitado.

Lo que está claro es que si se iba a tumbar el acuerdo, las cosas se tenían que hacer distintas desde el principio. Freir a la parrilla a tu candidato en Navarra de este modo es sencillamente estúpido.

Negacionistas profesionales

Un artículo estupendo en Newsweek esta semana, hablando de la nutrida tropa de "expertos a sueldo" que viven de negar el cambio climático. En España tenemos unos cuantos, que viven de aprovechar la estulticia de muchos periodistas que no saben contrastar fuentes, confundiendo información y datos con explicar la realidad.

viernes, agosto 03, 2007

De puentes e impuestos

La tragedia de Minneapolis de hace dos días está dando mucho que pensar a muchos americanos estos días. Lo más triste de todo este asunto es que el desastre ha sido relativamente poco sorprendente para cualquiera que conduzca en Estados Unidos.

Primero, dejar claro qué ha sucedido. No, no es un puente pequeño en una carretera secundaria, y no, no es un derrumbe de un puente de un puente en construcción en una obra inacabada. Lo que se ha derrumbado es un puente de cuatro carriles por sentido de una autopista interestatal (esto es, las carreteras de mayor "rango" en el país) con un tráfico de 200.000 vehículos por día. Es decir una carretera principal, en una ciudad grande, en una sección con muchísimo tráfico. Es como si un puente de la A-7 se fuera a hacer gárgaras a la altura de Valencia. Un problema serio, vamos.

Lo que es más preocupante es que el puente estuviera listado en los informes federales bajo la categoría de "estructuralmente deficiente". Según lo explicado por portavoces, eso no significa que el puente corriera un riesgo inmediato de desplomarse; sólo quería decir que estaba enfermito. Resulta que un 26% de los puentes de la red principal están en esta categoría o peor en todo el país, necesitando por tanto un repaso en profundidad a corto o medio plazo. Esto equivale a 70.000 puentes, un número enorme que refleja tanto el tamaño del país como la cantidad de carreteras que hay por todas partes.

Porque la cuestión no es sólo lo puentes; las interestatales en general tienen un estado de conservación más que dudoso, y llevan operando en muchos sitios muy por encima de su capacidad de diseño desde hace tiempo. El Q Bridge en New Haven, sin ir más lejos, fue construido en los cincuenta con tres carriles por sentido y un tráfico máximo proyectado de 80.000 vehículos al día; lleva prácticamente dos décadas soportando 150.000. Evidentemente, el asfalto del puente es un cráter constante, con unas juntas de dilatación con una tendencia a crujir poco tranquilizadora. Lo más divertido es que los planes para substituirlo se iniciaron en 1992, y las obras apenas han empezado (demoliendo, por cierto, un magnífico edificio neogótico centenario de Yale sin que nadie dijera ni pío); no se espera nada nuevo antes del 2015.

¿El motivo? Variado, pero básicamente gira en torno a la falta de dinero. Hay demasiadas carreteras, y el impuesto en teoría dedicado en exclusiva a su mantenimiento y construcción (hidrocarburos) es anémico. El precio de la gasolina es bajo, la gente usa el coche más, y se recauda relativamente poco para pagar por carreteras. Si a eso se le añade el poco valor electoral que tiene arreglar puentes y carreteras, el arreglo es poco menos que imposible. Y eso sin ni siquiera entrar en las cero alternativas que uno tiene a conducir, el espantoso estado del transporte público, y la radical incompentencia demostrado al diseñar estas soluciones "brillantes".

Sorpresa, poca. A ver si esto cambia la inercia política.

miércoles, agosto 01, 2007

De patentes y trolls

Una de las criaturas más curiosas que pueblan el sector tecnológico americano son los llamados patent trolls. La práctica es curiosa, ya que es una demostración sobre cómo cualquier regla, por sensata que parezca, siempre crea algún cretino dispuesto a retocerla. Son el jugador maleducado de las leyes de propiedad intelectual, con los abogados a juego.

El último ejemplo de esta especie es un minúscula, ridícula compañía llamada Parallel Processing Corporation. Los tipos dicen que tienen una patente de 1991 (cuando los 486 y la Megadrive dominaban la tierra) acerca de "proceso en paralelo sincronizado utilizando memoria compartida", algo muy, muy chulo, y muy, muy util. Tanto, que dicen que la Playstation 3 utiliza esa técnica, y que por lo tanto Sony debe arrodillarse ante ellos, pedir perdón por usar la patente, y pagar licencias a destajo o deja de vender el bicho.

Lo divertido del asunto es que la Parallel Processing Corporation es casi literalmente una caja de cartón con abogados. La compañía que originalmente consiguió la patente, IPMI, parece que no tenía los recursos para litigar, así que con la ayuda de alguna inefable tribu de abogados con sed de sangre han creado un chiringuito a medias para ir a juicio con quien se les ocurra. Tenemos unos tipos que literalmente han estado sentados encima de una idea durante 15 años sin hacer nada, sólo para salir de la cueva a la que han visto que hay alguien con bolsillos cargados listos para ser atacado con viejos legajos.

Por supuesto, el problema de fondo no es únicamente este. La tecnología que los demandantes dicen haber descubierto con el sudor de su frente esta recogida como de costumbre en una patente vaga e imprecisa, que dice estar inventando algo que existía antes (los ordenadores multiprocesador no son un invento reciente; el primer ejemplo es de 1965) pero que ellos hacen mucho, mucho mejor. Tan bien, de hecho, que fue una idea teórica durante un montón de tiempo, a pesar que hay multitud de ejemplos de arquitecturas similares rondando desde los años 70.

En otras palabras: el mendrugo de funcionario que aprobó la patente no entendió ni jota, y la concedió al tuntún de todos modos.

El sistema de patentes, en Estados Unidos y en el resto del mundo, funciona mal. Rematadamente mal. La idea básica de las patentes, el de garantizar un monopolio durante un plazo de tiempo a quien inventa algo nuevo para asegurar que obtiene los beneficios de su invento y dar incentivos para crear algo nuevo suena muy bien en teoría, pero está obsoleto en la práctica.

Por un lado, garantizar monopolios a la originalidad es mucho más difícil de lo que parece; todo órgano administrativo que decida sobre ello será inevitablemente miope y sin conocimientos suficientes. Por añadido, la tecnología, los avances en productos, no son casi nunca originales, del mismo modo que una novela o un texto científico difícilmente los son. Todo avance está construido sobre tal cantidad de invenciones, escritos, investigación y producción previa que es muy difícil decir que alguien ha creado algo total y genuinamente nuevo, sea en el sector que sea.
Por último, el argumento de incentivar el desarrollo científico y técnico es poco creíble. El hecho que una compañía haya descubierto la manera de fabricar algo mejor, más rápido y con más calidad gracias a un nuevo invento ya le da de por sí una ventaja en el mercado; tiene poco sentido de hecho darle una protección temporal a base de poder estatal bruto durante un tiempo definido como premio especial. La innovación si es útil es el premio; el estado no debería porque reforzarla a base de regalos durante demasiado tiempo.

A todo esto, ¿qué le pasará a Sony? Bueno, los contables harán números. Primero, verán si pueden ganar el caso (si pueden; el hecho que haya ejemplos previos debilita mucho la patente). Segundo, calcularán cúanto les costaría esto en abogados. Tercero, verán si les compensa pagar a los pesados litigantes ahora, ahorrarse el pleito, y seguir a lo suyo, o ir a juicio y machacarles. La esperanza de los trolls es, evidentemente, que ocurra la última opción; miloncejos gratis, y hala, a buscar otra compañía forrada que use alguna tecnología similar.

Como IBM, por ejemplo. Aunque la verdad, el gigante azul no tiene ningún miedo en apisonar con sus juristas a cualquier inconsciente que intente hacer eso, y ya tienen historial.

¿No es la economía del conocimiento un encanto? Ah, ese bonito oxímoron que es "propiedad intelectual". Enternecedor.