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jueves, junio 12, 2008

¿Y si no nos quieren?

La ocupación americana de Irak está ahora mismo en una encrucijada. Como siempre que hay elecciones, el país debate sobre qué hacer a partir de enero del año que viene. El problema es que situación parece ser cada vez más ambigua: el aumento de tropas sobre el terreno ha funcionado razonablemente bien (aunque la verdad, el país sigue siendo un infierno), pero los políticos iraquíes siguen sin estar por la labor de ponerse de acuerdo.

Irak sigue sin aprobar leyes importantes. No hay acuerdo sobre reparto del petroleo, gobiernos provinciales, y una larga lista de conflictos políticos que siguen dividiendo el país. Estados Unidos parece haber decidido que Maliki quizás sea un hijo de puta, pero es "nuestro" hijo de puta, apostando por que su bando en la guerra civil sea el ganador. Es una aplicación más o menos encubierta de la solución pragmática que comentaba hace unos meses: no importa cómo sea el gobernante o las leyes, más vale una dictadura estable que un guerra civil permanente.

El problema para Estados Unidos es que Maliki es un hijo de puta útil, pero parece que no acaba de ser el tonto útil que realmente ellos desearían. Los americanos andaban seguramente pensando que si le daban el gobierno a Maliki, este les devolvería el favor dándoles un acuerdo estupendo para mantener tropas en Irak y un acceso preferencial a su economía. El problema es los iraquíes serán brutos, pero no tontos, y no están tragando con las 60 bases que quieren los americanos en el país.

Ahora mismo parece posible que llegue el verano, termine la autorización de las Naciones Unidas a la presencia americana, y el gobierno iraquí, puesto en el cargo y mantenido por los Estados Unidos, les pida que se larguen de inmediato. O dicho en otras palabras, es perfectamente posible que el exito del aumento de tropas en reducir la violencia sólo sea un anticipo de una represión alegremente brutal una vez los americanos se vayan, un retorno a la guerra civil que azotaba el país, y aumento de la influencia de Irán en el país y la región.

Estados Unidos está en una situación en la que ya no quedan salidas que suenen a buenas noticias. Uno de los candidatos a la presidencia (Obama) parece haber aceptado la evidencia; otro sigue pensando que esto será una democracia estilo alemán algún día. En fin.

miércoles, marzo 26, 2008

Irak vuelve a las andadas

Las noticias de Irak vuelven a ser malas, muy malas. Tras unos cuantos meses en que la violencia pasó de horripilante (200-300 ataques al mes) a muy mala (60 ataques al mes), desde principios de marzo las cosas han empezado a ir a peor. Desde ayer, parece que las cosas directamente se han salido de madre, con combates en Basora y Bagdad, y un nuevo incremento de la violencia en todo el país.

¿Qué está sucediendo? El País tiene un análisis relativamente acertado, pero que deja de lado algunos elementos importantes. Como lleva diciendo cualquier observador razonable desde hace años, en Irak no se está luchando una guerra contra el terrorismo de Bin Laden; los combates con esa gente son una parte muy pequeña del conflicto. Lo de Irak es algo mucho más crudo, una guerra civil con todas las letras, y con el "alegre" inconveniente que no tenemos sólo dos bandos.

Los americanos sobre el terreno (no tienen el mejor ejercito del mundo para nada, vamos) entienden a qué se enfrentan; el problema, claro está, es cómo arreglarlo. Los Estados Unidos tienen más potencia de fuego que nadie en el país, pero no tienen suficiente fuerza para pacificar el país ellos sólos, y al ser un actor externo su mediación no es bienvenida por nadie. Son un árbitro recalcitrante en un mar de problemas, sin una salida clara.

La estrategia seguida hasta ahora con el aumento de tropas ha sido hacer un esfuerzo, intentar pacificar el país lo suficiente durante unos meses, y forzar que los bandos enfrentados lleguen a un acuerdo. El problema, claro está, es que la estrategia no es creíble: todo el mundo en Irak sabe que la guerra es impopular en Estados Unidos, y que los americanos no tienen suficientes tropas como para mantener ese esfuerzo demasiados meses. La decisión racional de todo el mundo ha sido irse a casa unos cuantos meses, descansar un rato, y volverse a liar a tiros en el momento en que los visitantes empezaran a largarse.

Los americanos tienen un problema. Llevan meses manteniendo la violencia bajo control a base de más tropas, treguas de gente cuestionable (Sáder) y sobornos descarados para que rebeldes dejen de matar. No ha habido acuerdo, y los bandos enfrentados se están liando a tortas de nuevo. Aún así, los americanos parecen estar algo más seguros sobre qué hacer; han sobornado a todos, armado a todos, pero ahora parecen algo más dispuestos a escoger un ganador.

Buena suerte con ello, por eso. No es que el bando que están apoyando sea demasiado amable y demócrata, y la verdad, no deja de ser una coalición. A la que "ganen", bien pueden liarse a tortas entre ellos.

domingo, diciembre 23, 2007

Amistades bajo la mesa

El Washington Post publica hoy una noticia curiosa. Según fuentes del gobierno americano, la disminución del nivel de violencia en Irak se debe en gran parte a la ayuda de... Irán. Según la noticia, el gobierno iraní ha dejado de suministrar armas a grupos insurgentes, a la vez que les pide que dejen de dedicarse a hacer la vida imposible a los americanos.

Es una noticia como poco curiosa, aun teniendo relativamente poca confirmación. No soy demasiado amigo de especular, pero lo cierto es que algo sí parece haber cambiado en las relaciones entre ambos países. Sí, la Casa Blanca continúa insistiendo que Irán quiere obtener armas nucleares y dominar el mundo, pero parece que el resto de la maquinaria del gobierno federal no está por la labor. Basta recordar el último informe de inteligencia negando que Teherán quisiera fabricar armas nucleares, sin ir más lejos.

¿A qué se puede deber esto? No me parecería raro que lo que estamos viendo sea que de hecho el gobierno americano ha decido pactar con Irán, aunque sea en privado, detrás de las cortinas y sin decirle a nadie. Sencillamente han aceptado que es hora de aceptar la realidad y resignarse que no pueden dictar el destino de Irak por sí solos. Evidentemente Bush y compañía son gente orgullosa, y no van a aceptar nunca que están retrocediendo; lo suyo es un clásico avance hacia la retaguardia mientras se proclama que has ganado.

En fin, diría que Irak tiene algo de futuro. Tristemente, es una dictadura medio pactada con Irán, al menos a medio plazo.

martes, septiembre 11, 2007

El informe Petreus: poco y tarde

Hoy era un día importante en Washington. El general Petreus, hombre brillante, decidido, uno de los mejores cerebros militares del mejor ejército del mundo, declaraba delante de sus jefes civiles sobre el estado de una guerra que ni empezó ni planificó, pero que debe tratar de salvar.

Su informe es uno más de la media docena, más o menos, que corren por la capital del Imperio estos días. Todos ellos, con matices, llegan a conclusiones bastante parecidas, si uno los lee sin demasiado aspavientos. Sí, el incremento de tropas ha logrado disminuir la violencia un poco (poquísimo), como era de esperar; si envías 30.000 soldados más y tu ejército es el mejor del mundo, lo raro es que eso no sucediera. Sí, los iraquíes parecen estar más dispuestos a luchar contra terroristas del exterior. El pequeño problema es que el resto del pastel sigue siendo un desastre.

Los iraquíes, ahora mismo, ya no están para los americanos o los terroristas; están para decidir las cosas ellos solitos. Han entendido que matar americanos no vale la pena, ya que de hecho los americanos ya han perdido la guerra; no tienen ni tiempo, ni ganas, ni la más remota esperanza en cumplir su sueño de crear un Irak democrático, moderado y pro-occidental. Lo suyo ahora es esforzarse en darles una salida razonable a los invasores, a saber, convertirse en el mejor candidato posible para ser el mejor dictador totalitario posible una vez que se larguen, dejando una impresión de victoria con honrilla.

Dicho bien claro, los iraquíes saben que lo suyo es una guerra civil, y que los americanos sencillamente están en medio. Es por eso, y no porque la escalada necesita un Friedman (seis meses) o dos, que el acuerdo entre políticos iraquíes no se produce. Sencillamente, no tienen puñetero interés en hablar un pimiento; todos los actores implicados saben que cualquier pacto se caerá a pedazos en cuanto los americanos se larguen. Todos andan con la esperanza que los ocupantes dejen a alguien más armado hasta los dientes que el resto para que oprima alegremente, y haga que el baño de sangre dictatorial sea razonable, ordenadito y no demasiado escandaloso.

Y los americanos lo harán, tarde o temprano. Los americanos se metieron a luchar una guerra contra un tirano, y lo único que hicieron fue crear otra. La guerra en la que se metieron ya la han perdido; Irak no será democrático, unido ni pro-occidental, por mucho que lo intenten. Han hecho un esfuerzo descomunal para tener 168.000 tropas sobre el terreno, y el electorado no va a tolerar ni uno más. Los votantes no están dispuestos a pagar el precio de la libertad por otros. La guerra civil, la verdad, ni les va ni les viene, mientras no vengan a por ellos ni se maten demasiado.

¿Triste? La verdad, no recuerdo demasiadas historias peores. La pura definición de una guerra inútil, innecesaria y equivocada. Tuviera la invasión sentido o no (no lo tenía), fuera el sueño neoconservador de paz y democracia forzosa alguna base (tampoco), tuviera la guerra un justificación geoestratégica remotamente válida (si la tenía, era arriesgada), la incompetencia, estulticia e inutilidad de Bush, Chenney y Rumsfeld han destruido cualquier esperanza de éxito. Una guerra es política, por encima de todo. Y la han perdido.

Inevitablemente, algunos hablarán (y defenderán, como justificante, hasta el fin de los días) la teoría de la puñalada por la espalda, sobre como los izquierdistas, liberales y la blogosfera liberal traicionaron el país diciendo que todo era inútil. Dicho en pocas palabras, basura. En una democracia, la guerra no es de los políticos o generales, es de los ciudadanos; si no eres capaz de convencerles que mereces su confianza, no es una guerra que debes luchar.

jueves, agosto 09, 2007

Irak: ¿Escogiendo un ganador?

Hace unos días hablaba de uno de los dilemas a los que se enfrenta Estados Unidos en Irak, derivado del hecho de ser el arbitro / fuerza de interposición en una guerra civil. Los americanos básicamente tienen que escoger entre repartir sus apoyos a uno y otro bando de forma muy cuidadosa para tratar de evitar que recurrir a la violencia produzca dividendos claros, una estrategia complicada y de resultado incierto, o sencillamente escoger un "ganador" y darle su apoyo de forma incondicional.

Las noticias estos últimos días me hacen pensar que esta es la estrategia que puede estar emergiendo lentamente sobre el terreno. Las bajas de tropas americanas han disminuido en junio y julio, con las tropas americanas estableciendo alianzas con las milicias locales para "luchar contra Al-Quaeda". Mientras tanto, los muertos iraquíes (víctimas de bombas, ejecuciones sectarias, locura en general) ha tomado la dirección opuesta.

¿Qué está sucediendo detrás de estos números? Mi sospecha es que las tropas americanas sobre el terreno han empezado a hartarse de ser el objetivo de todos cada vez que se metían en medio de disputas, y han empezado a seleccionar ganadores. Usando la cantinela de que están concentrándose en Al-Quaeda y recuperando Irak para los iraquíes, han pactado con determinadas milicias que les dejen en paz a ellos a cambio de cederles el control de la zona de forma más o menos descarada. Las milicias, evidentemente, se han metido a lo suyo, que es oprimir a quien no les cae bien, convertiendo una situación mala en una peor para los locales.

Lo curioso es que esta estrategia no parece venir del Pentagono, al menos de inicio. Las primeras noticias de cooperación con milicias las empecé a leer hará cosa de un par de meses, hablando sobre comandantes emprendedores colaborando con las "autoridades locales" para pacificar la zona que tenían asignada. Parecía que los soldados sobre el terreno veían la situación que tenían entre manos, entendían cuáles eran las opciones, y ahora que bajo el nuevo liderazgo militar en Irak (Petreus) tienen más autonomía, escogían de forma bastante racional darle la victoria a uno de los bandos, e irse un rincón a esperar que escampe.

A lo mejor si están buscando la salida pragmática. Poquito a poco, sin que se note.

martes, julio 24, 2007

La tragedia del arbitro: EUA en Irak

Todo el mundo sabe que una de las profesiones más desagradecidas en este mundo es el arbitraje. Sea en primera o en regional, el pobre tipo que "dirige" un partido (es un decir) siempre es el blanco más probable de los insultos y botellazos. Debe ser justo y ganarse el respeto, pero a la vez debe tomar decisiones que perjudican a uno u otro bando; como los alaridos de los jugadores indican con bastante claridad, no parece ser un trabajo fácil.

Entre los muchos desastres que han marcado la catastrófica intervención de Estados Unidos en Irak, la más irresoluble para el Pentagono es el hecho que les toca convencer a dos equipos con muy malas pulgas que seguir las reglas es una buena idea. En otras palabras, son el trencilla del país, aunque aquí juegan con armas de fuego, y la cooperación parece no ser del agrado de nadie. Veamos por qué.

Partiremos de la idea simplificadora que en un país llamado Poldavia hay tres actores (lo podría hacer con más, pero sería más obtuso), los gnomos, los trolls y los americanos. Los gnomos y trolls no se llevan bien, y la verdad, se tienen unas ganas tremendas, así que van por la vida buscando excusas para tratar de liarse a tortazos. En su orden de preferencias, podríamos decir que estos dos prefieren ante todo aplastar a sus enemigos acerrimos, como segunda mejor opción tienen una paz tensa, algo peor es una paz de perdedores, siendo agredidos y poniendo la otra mejilla, y su peor resultado es que sus malvados vecinos les den de tortas hasta sacarles brillo.

En este contexto de tensión gnomo-troll, los recién llegados americanos la verdad sólo quieren que les dejen tranquilos. Ellos literalmente pasaban por el barrio perdidos mientras buscaban a un viejo conocido, y se han quedado atrapados en el berrinche de estos dos atajos de locos que habitan Poldavia. Si les dan a escoger, los americanos realmente estarían encantados que Gnomos y Trolls vivieran en paz y armonia sin pegarse, siendo el conflicto abierto entre los dos grupos lo que menos les gustaría en este mundo.

Para evitar este triste, triste resultado, los americanos pueden dar señales a unos y a otros sobre a quién apoyarían en caso que empiecen a pegarse guantazos, a ver si de este modo los tipos se calman. Lo que está claro es que los pobres turistas no van a ir a la guerra contra todos, así que tienen que ir dando voces en uno u otro sentido.

Gnomos y trolls tienen pues en mente varios resultados posibles. Si deciden ir a la guerra contra el otro clan con el apoyo americano, ganan seguro. Si deciden ir a la guerra sin apoyo, tienen una probabilidad "x" de ganar o perder (al azar) si los gringos semantienen al margen, y pierden fijo si los americanos ayudan al otro bando. Si se quedan quietos y calladitos, empatan y listos. Si el otro bando ataca, pero los otros no reaccionan marchando a la guerra, son humillados esta ronda y lloran unos cuantos días amargamente. Gnomos y trolls declaran lo que hacen, los americanos dan una señal, gnomos y trolls reaccionan, y así sucesivamente.Es hora que todos tomen decisiones a ver que hacen, teniendo en mente qué incentivos tiene el resto para actuar.

Pensad un momento sobre qué haríais si estuviérais en cada situación, contando que el juego (si, esto es teoría de juegos) se repite más o menos de forma indefinida. Veamos una situación de ejemplo.

Un buen día, en un ataque de bilis mal curado, los trolls más radicales destruyen la seta gigante sagrada de los gnomos. Estos no están seguros que si responden el apoyo americano vendrá de su lado. Si están 100% convencidos que recibirán ayuda, los gnomos contratacarán; si los trolls son tontos y se apuntan, les aplastamos, si ven que están perdidos, se retiraran de forma humillante.

Si no saben si los están dejando sólos, lo gnomos aún tienen la incertidumbre sobre si los americanos están dispuestos a apoyar a los Trolls. Es hora de evaluar riesgos: ¿qué es peor, una humillación ahora o el riesgo de una guerra sin cuartel?. Si creen que los trolls tienen apoyo de terceros, la verdad, la seta no era tan importante. Si no están seguros, dependerá de lo fácil que vean ganar la guerra.

Hay un detalle en los americanos, de todos modos, que los hace especialmente tiernos: no les gusta eso de las humillaciones. Los tipos son unos buenazos, y quieren que ambos bandos decidan de forma razonable y racional, derivado de su arbitraje, que lo de la paz mola, y es mejor que tratar de partirle la cara al vecino. En otras palabras, su idea es mediar, arbitrar entre los dos, para que no respondan a las provocaciones.

La idea es dar señales claras que primero, una provocación no brindará nunca un apoyo, y segundo, que una respuesta violenta a una provocación no significará un apoyo automático. La primera mitad asegura que la agresión nunca tenga un premio garantizado, y la segunda que la respuesta a esta no será necesariamente un premio para el agredido. El problema, sin embargo, es que este baile no evita el conflicto, especialmente en el caso que uno de los bandos crea que la probabilidad de ganar sin ayuda sea razonable. Los árbitros tendrán que intervenir, por tanto, sólo en caso en que una agresión parezca dar una ventaja significativa en un conflicto abierto a uno de los bandos, mantenerse al margen la mayor parte del tiempo, pero evitar que alguien pierda tan a menudo como para decidir ir a la guerra a la desesperada.

¿Suena difícil? Por algo la situación es tan rebuscadamente complicada en Irak. Los americanos están literalmente tratando de mantener 14 pelotitas en el aire al mismo tiempo en medio de una galerna, con medio mundo (Irán, Bin Laden) poniéndole palos en la rueda del uniciclo. La tarea de convencer a unos y a otros que pegarse es malo es casi imposible, y así les va.

Existe, sin embargo, una salida relativamente fácil, en caso que los americanos quieren asegurar la paz: escoger un ganador. Darle un apoyo incodicional a un lado, dejarle que provoque todo lo que quiera, y los otros, que se callen y aguanten. El problema evidente es que esto es la paz de los cementerios; el bando ganador aumentará la presión de forma básicamente indefinida, y oprimirá alegremente a sus rivales a sabiendas que lo tiene ganado. Si os suena la solución "pragmática", aquí la teneis, en toda su gloria.

La alternativa, el largarse, será a largo plazo parecida... aunque primero un bando deberá perder la guerra de por medio. Me temo que tras tanto equilibrio, es hora de ser realista. Tristemente.

miércoles, julio 18, 2007

Política legislativa cafre


A los amantes de la política bizarra, hoy el Senado de los Estados Unidos nos va a dar una bonita muestra del género. En un intento por romper el bloqueo de la minoría republicana acerca de la guerra de Irak, los demócratas se disponen a lanzar una sesión maratoniana nocturna en la cámara. Y sí, la foto de arriba no es ninguna broma; cuando se habla de debates largos, la cosa va en serio.

El motivo detrás de este raro debate es la práctica del filibusterismo, una antigua norma del Senado utilizada para proteger a la minoría. Las leyes en el Senado se votan por mayoría, como en todas partes; sin embago la decisión de cerrar un debate e ir a una votación no. Se puede seguir hablando hasta que un 60% de los Senadores decidan que ya hay bastante; como resultado, cualquier ley requiere del consentimiento de una mayoría reforzada para ir a ningún sitio.

Lo divertido del asunto es que los Senadores debatiendo ni siquiera hace falta que estén hablando sobre la ley a tratar. La leyenda habla de Senadores tomando turnos para leer la guía de teléfonos, incansables, mientras la mayoría trata de ir convenciendo a los palizas rebeldes a base de concesiones a ver si llegan a 60 votos. El récord de filibusterismo lo tiene Strom Thurmond, un tipo que fue capaz de pasarse más de 24 horas seguidas hablando (y sin mear) tratando de evitar que se aprobara la ley de derechos civiles. La resistencia de Thurmond y los suyos fue doblegada cuando los demócratas, con mayoría, decidieron que no habría absolutamente nada más en la agenda que esa ley, haciendo imposible eternizar el debate hasta el infinito.

Lo de esta noche es menos dramático, y la verdad, no creo que los demócratas consigan romper el bloqueo. Con 51 votos a 49, necesitan demasiadas deserciones para tener una oportunidad. Aún así, para los auténticos masocas de la política, hoy es un día grande. Sintonizad C-SPAN (sí, se puede ver en línea), preparad las palomitas, enfriad suficiente alcohol para echar a dormir un hipopotamo, y disfrutad del más aburrido espectáculo legislativo del mundo, el Senado americano. Toda la noche.

viernes, julio 13, 2007

Sobre guerras e informes

Una señal clara que una guerra se ha convertido en un pantano político insufrible es cuando la discusión sobre ella gira alrededor de un informe. O peor, sobre el borrador de un informe.

Eso es lo que está pasando en Estados Unidos estos días. Cuando unos meses atrás el ejecutivo decidió aumentar el número de tropas en Irak en una escalada presúntamente temporal para tratar de controlar el país, una de las condiciones asociadas es que llegado septiembre se evaluaría el éxito de la política siguiendo una série de criterios objetivos. Ayer se publicó un informe preliminar sobre estos criterios, e inmediatamente todos los debates políticos se convirtieron en algo parecido a un padre mirando las notas de sus hijitos.

¿Qué dice el informe en cuestión? Parece que Irak estos últimos meses ha mejorado un poco, pero sigue sin acercarse al aprobado. Como era de preveer, el lado militar del asunto ha mejorado un poco. Hay menos bombas, la violencia sectaria es algo menor (aunque 650 muertos al mes registrados -es posible que sean bastantes más- sigue siendo espantoso) y las tropas iraquíes se están portando algo mejor, en gran medida por estar marcadas muy de cerca por soldados americanos. Cuando uno pone 30.000 soldados más en las calles, especialmente si forman parte del mejor ejército del mundo, tiene que notarse un poco.

El problema, y grave, es el lado político. Si bien la violencia ha disminuido (en parte también porque algunas milicias han decidido disminuir su actividad hasta que vengan tiempos mejores), los políticos iraquíes han sido monumentalmente inútiles en llegar a ninguna clase de acuerdo en los temas relevantes. Cuando un informe da como uno de los "éxitos" la formación de un comité para revisar la constitución, no un acuerdo, sabemos que realmente están buscando buenas noticias a la desesperada. Se ha aprobado legislación, pero no se ha implementado nada. El petroleo sigue sin tener una forma de repartirlo en los libros. La policia y ejército siguen fracasando en "hacer cumplir la ley de forma equitativa", neo-lengua para decir que siguen siendo milicias sectarias de uniforme. Y lo peor de todo, se están quedando sin tiempo.

Primero, porque la escalada no es sostenible. Estados Unidos no tiene tropas frescas para seguir con ello mucho tiempo; las rotaciones están extendidas al límite y no hay mucho más que enviar a Irak. Segundo, porque la escalada parece ser para muchas milicias (y políticos iraquiés) un compás de espera; saben que a la que se acabe, podrán volver a aterrorizar y matar alegremente. Tercero, porque aún con las "mejoras" en seguridad, la situación sobre el terreno es todavía horripilante, y conociendo la espectacular incapacidad del estado iraquí para recolectar información, bastante peor de lo que sus informes dicen.

Cuarto, porque los americanos no tienen ya estómago para más carnaza. Una guerra se pierde cuando un bando no quiere luchar más, y en este caso en Irak los americanos están en las últimas. La escalada pretendía darle al gobierno iraquí un respiro, dejarle un espacio para que tratara de dejar de ser un grupo de matones corruptos sin el más mínimo reparo en matarse unos a otros y trataran de evitar que el país se lanzara al abismo. Los políticos iraquíes (elegidos democráticamente, por cierto) han hablado, y han dicho que muy bien, gracias, pero que prefieren seguir odiándose mucho.

Es hora de empezar a pensar cómo salir de esta seriamente, me temo.

miércoles, junio 20, 2007

Irak: soluciones posibles e imposibles

El otro día escribía en un artículo sobre Oriente Medio como Estados Unidos había ganado todas las batallas pero seguía perdiendo la guerra. El análisis en general me sigue pareciendo correcto (no cambio de opinión tan rápido, vamos) pero lo que realmente me parece atroz es como despacho al final la idea que una dictadura podría ser una solución aceptable al conflicto en Irak. Luís Gómez, con cierta razón, respondió con un ataque de apoplejia aguda, en gran parte porque no me entendió lo que decía, pero sobretodo porque la verdad no es que me explicara demasiado bien.

Bien, supongo que es hora de desarrollar un poco el argumento. Espero que Luís, que cuando habla de la región normalmente dice cosas sensatas, me lo critique como se merece. Empezaré, como de costumbre, con una lista. En Irak ahora mismo hay en mi opinión cuatro escenarios posibles, dentro de una estimación más o menos sensata:

a.) Status quo:

Las cosas siguen como están, de forma más o menos indefinida. Esto es, los Estados Unidos siguen con la ocupación, los iraquíes siguen dándose de tortas entre ellos, y el país se mantiene en una guerra civil de (relativamente) baja intensidad gracias a estabilidad (relativa) que dan las tropas americanas. Es un resultado bastante horrible; estamos hablando de centenares de muertos civiles al día (imaginad España con un par de 11-M y Hipercor cada mañana), dos millones de desplazados (de una población de 27 millones) y una autoridad estatal entre patética y nula.

Es muy dudoso que los americanos puedan mejorar la situación con los niveles de tropas actuales a medio plazo; sencillamente, no tienen suficientes soldados para mantener los niveles de presión actuales más allá de septiembre, y de hecho aún con el último incremento de tropas la violencia ha vuelto a repuntar desde mayo. Por no hablar de Irán y sus cariñosos envíos de armas; para ellos mantener la guerra caliente es fácil.

b.) Partición:

No comentaré demasiado, ya que no parece estar en la agenda de Washington ni de broma. En parte porque uno tendría tres problemas en vez de uno, en parte porque Siria e Irán tendrían dos estados satélite de regalo. Y eso sin resolver el problema de la violencia; no es seguro que la partición no se convirtiera en un baño de sangre al estilo India-Pakistán.

c. ) Democracia estable:

Sin duda el mejor de los resultados posibles, y el que obviamente los iraquíes desean mayoritariamente, cuando no están huyendo de algún miliciano local. El problema es la factura necesaria para obtener este resultado.

Siendo realistas, la única manera para darle a la democracia iraquí una mínima posibilidad de supervivencia es que Estados Unidos duplique su nivel de gasto militar, ponga medio millón de soldados sobre el terreno para estabilizar el país, suelte un par de sopapos a Irán para que dejen de incordiar, y el mundo entero se trague una crisis del petroleo cuando Irán y los Saudíes traten de descarrilar el invento. Si se produce el milagro y los iraquiés son capaces de parir una constitución que evite que la estructura económica y social del país acabe con el régimen democrático, entonces, y sólo entonces (y estoy hablando de un arreglo político rematadamente complicado), Irak tiene alguna opción.

¿El problema? Políticamente es insostenible. Si Bush pide esto al país ahora mismo será echado a patadas de la Casa Blanca, en vista de la enorme chapuza que ha sido todo este asunto. El resto de occidente no va a pagar la factura de los errores de Estados Unidos (seremos demócratas, pero no idiotas), y obviamente ni Hillary, ni Giulani, ni Obama, ni Bloomberg van a lanzarse a desfacer entuertos como Johnson hizo en Vietnam en una guerra que no es suya. Y más en algo que puede que funcione, puede que no, o puede que acabe en una guerra abierta con Irán, Pakistán y un pollo a escala planetaria de narices.

d.) Dictadura más o menos camuflada:

La última opción, y la más patéticamente realista, es la vuelta al status quo previo a la invasión. Irak como país estable, férreamente vigilado por la comunidad internacional, lo suficiente fuerte como para mantenerlo fuera de la órbita iraní y... bajo el puño de hierro de un dictador aliado.

Es una solución patéticamente cínica, pero la verdad, me temo que la más realista. Estados Unidos escoge uno de los bandos enfrentados en Irak que no sea especialmente ofensivo (laico, antiislámico, antiiraní. Ostras, los baathistas), lo arma hasta los dientes, y le deja que haga un golpe de estado que instaure una dictadura, con las tropas americanas cooperando sin que se note demasiado. Un poco de represión (razonable, sin pasarse), unas palmaditas en la espalda, y hala, ya nos podemos largar. Quizás sea necesario llegar a un acuerdo con Irán (garantías que el nuevo régimen no volverá a las andadas guerreras de antaño, levantar algunas sanciones a cambio de que no intervengan), y nada, un retorno al viejo y sencillo mundo de los régimenes autoritarios amigos.

Conclusiones:

Moralmente deleznable, pero política y estrategicamente la opción D es lo único remotamente realista. La opción A (status quo) es insostenible, y sólo refuerza a Irán, que tiene libertad de acción absoluta al carecer Estados Unidos de tropas para meterse en otro conflicto. La opción B no está sobre la mesa, y es probable que favorezca a los iraníes igual. La C es doblar la apuesta; el resultado estaría en el aire pero los costes políticos y económicos la hacen imposible. Queda D, la dictadura pactada bajo la mesa con Irán. Una solución triste, derrota clara y un final patético a una guerra que era probablemente una mala idea y que fue ejecutada del peor modo posible.

¿Es la mejor salida? Me temo que ya no estamos en una situación en que esta pregunta tenga sentido. No podemos volver el reloj atrás y repetir la invasión con medio millón de soldados; el electorado americano ya no está para esas cosas. No podemos arreglar el problema sin hacer sacrificios gigantescos, y no podemos abandonar el país a tontas y a locas dejando la puerta abierta para que Irán ponga un gobierno títere. Creo en la democracia, y la verdad, ojalá Irak hubiera salido bien, pero como están las cosas ahora, ni doblando la apuesta garantizaríamos que las cosas funcionasen.

Es hora de minimizar daños y dejar el quijotismo en la puerta.

jueves, mayo 10, 2007

Más allá del aprobado o suspenso

La democracia es un sistema de gobierno relativamente justo con casi todo el mundo menos con los políticos. La confrontación electoral y los cambios de opinión del electorado son siempre feroces, y el líder al que podíamos estar aplaudiendo con las orejas hasta darle una mayoría absoluta ayer puede ser objeto de mofa y escarnio un par de años después de dejar el cargo. Los veredictos en este negocio tienden a ser binarios, de aprobado o suspenso, y la verdad, la cosa es bastante más complicada de lo que parece.

Efectivamente, hoy Tony Blair anuncia su retirada del cargo, tras 10 años de Primer Ministro. Por vez primera un laborista conseguía ganar tres elecciones seguidas, un logro de primer orden conociendo la tendencia del partido a perder el norte. Su dimisión no viene forzada por una derrota electoral, si no por su propio partido, que le enseñó la puerta antes de lo que él hubiera deseado. La imagen de Blair, un político brillante, carismático hasta decir basta, rematadamente inteligente y con unos resultados de crecimiento económico y políticas sociales (si, Blair es de izquierdas. Digan lo que digan) muy loables, sin embargo, es la de fracaso. Y todo por una guerra.

Irak ha sido un error catastrófico; la gran pifia de un Blair que siempre tuvo la idea que usar la fuerza contra régimenes represivos era lo correcto. Siempre he creído (y por lo que he leído hasta ahora, creo que es una hipótesis valida) que mientras que el ejército británico inició la invasión con un plan relativamente sólido sobre qué hacer una vez ganada la guerra (de hecho, los saqueos fueron escasos en su zona de ocupación, por ejemplo), los americanos entraron en el país como quien se va a Lloret a hacer turismo, sin una idea clara de dónde se metían. El espantoso fracaso de la ocupación posterior quizás fuera inevitable, pero la incompetencia de Bremer, Rumsfeld y compañía aseguraron que sí se produjera.

Nada como meterse en una guerra que ya era relativamente estúpida para empezar con una pila de mandriles sin experiencia colonial (ni ganas de escuchar consejos) como aliados, vaya. El legado de Tony Blair, un tipo brillante, de ideas claras y muchísimo talento, siempre estará manchado por este incomprensible, gigantesco error.

No deja de ser una lástima. Jose María Aznar hizo un muy buen trabajo cuando estaba en el gobierno en muchos aspectos. Pasarán años antes que esos se valoren como deben, y no se vean totalmente eclipsados por Irak o la monumental torpeza tras el 11-M. Felipe González hizo probablemente un trabajo aún mejor que su sucesor, y ahí está el recuerdo del GAL y los casos de corrupción emborronando su legado. Sólo ahora cuando ya ha perdido la cabeza de le reconocen a Adolfo Suárez sus méritos. En política la nota media vale bien poco, al menos a corto plazo.

Como señalaba en los comentarios del post de ayer, no se puede hablar de política o economía sin añadir un "pero" a cualquier argumento. El ejemplo de los últimos artículos del Economist es bastante claro: la economía y empresas españolas están funcionando extraordinariamente bien, pero hay riesgos claros que deben ser afrontados. En la situación económica y política de un país siempre hay claroscuros, siempre hay grises, y nunca se puede hablar de una virtud perfecta e inmutable.

A todo esto, el artículo del Economist es mucho menos alarmista de lo que han comentado algunos. De hecho, la muy estricta (y loable) displina fiscal del gobierno, así como el hecho que los datos de productividad son más complejos de lo que parecen es señalado como nota positiva. Y oye, una burbuja inmobiliaria la tien cualquiera; especialmente cuando los tipos de interés son negativos y los controla otro. Ya se ha hecho bastante haciendo que las condiciones para acceder una hipoteca sean más estrictas.

¿Hay riesgos? ¿Hay errores? Siempre. Por algo hay tanto país metiendo la pata por ahí fuera; gobernar es muy difícil. No podemos, sin embargo, abrazarnos al éxito incondicionalmente, ni ignorar los errores cometidos. Es mucho más complicado que eso.

jueves, marzo 15, 2007

Irak, o el problema de la guerra lenta

Hará cosa de unos meses, cuando Bush proponía incrementar el número de tropas en Irak en un último intento de salvar la situación, hablaba de una guerra imposible.

Militarmente, la escalada tiene sentido: la única forma de desactivar la guerra civil es controlando el territorio, y la única manera de hacerlo desde tiempos de Leonidas es con soldados. Es posible que el número de tropas adicionales sea insuficiente. Aunque 20.000 suene como muchas tropas, debemos tener en cuenta que una ciudad como Nueva York (bastante menos violenta que Bagdag) requiere 35.000 policías para mantener el orden. Los nuevos soldados deben ayudar a estabilizar la situación, pero quizás no sean suficientes a medio plazo.

El problema clave, sin embargo, no es militar, si no político. Todo indica que la situación en la capital iraquí de hecho está mejorando; el número de asesinatos sectarios y coches bomba semanales ha disminuido (aunque la verdad, decir que 400 muertos en atentado al mes es un éxito es ligeramente patético), pero la situación en agregado no parece estar mejorando lo suficiente rápido. Eso para el presidente es probablemente la peor noticia posible, ya que su guerra no es sólo ganar en Irak, sino mantener el apoyo suficiente en casa.

La guerra es patéticamente impopular en Estados Unidos, y lo que resulta aún peor, la proporción de americanos que creen que están perdiendo ha alcanzado el 61%, con un 46% de la opinión que de hecho es una guerra que no pueden ganar. Por la propia naturaleza del conflicto, el estabilizar la insurgencia es un proceso rematadamente lento, fustrante y que no genera más que aburridas estadísticas, no victorias mediáticas; si a eso le añadimos que los números están cambiando demasiado lentamente (y que de hecho, la violencia sólo se ha movido fuera de la capital en muchas ocasiones, no disminuido realmente) es fácil concluir que la situación del presidente sigue siendo muy difícil.

Por cierto, el Pentágono considera que Irak está en guerra civil, no sólo este bloguero airado. Supongo que algún día escucharemos a alguien de la derecha en España decir que la invasión fue una estupidez (algo que ya han hecho bastantes republicanos en Estados Unidos, por cierto), aunque quizás aquí sí esté pecando de ingenuo.