martes, agosto 14, 2007

La caída de una presidencia: Karl Rove

Karl Rove, el gran maestro de ceremonias del partido republicano en los últimos ocho años, dimitirá a finales de agosto. La prensa española ha mencionado la noticia con cierta vagancia, sumidos como andan con el sopor estival, pero lo cierto es que es una dimisión más que relevante. Lo curioso es que no estoy seguro si es por el hecho de ser un cambio realmente sustantivo, o el hecho de ser el final de un mito.

El papel de Rove en la carrera política de Bush ha sido, no hay duda, muy importante. Aunque Rove tenía ya una considerable experiencia política antes de asociarse con el actual presidente, no dejaba de ser un estratega electoral de tantos, con una cierta tendencia a usar trucos sucios de vez en cuando. Supongo que fue una de esas combinaciones de sinergia entre dos personas, potra descomunal y alguna puñalada trapera de vez en cuando (filtrando rumores que John McCain tenía un hijo ilegítimo con una mujer negra) lo pusieron en la Casa Blanca. Y allí, como todo político que no ha olvidado a Tucídides, perdió la cabeza.

Sí, seguía siendo brillante. La Casa Blanca bajo Bush ha sido durante mucho tiempo un ejemplo espectacular de cómo lleva la política de comunicación en un ejecutivo. Lo de Rove, sin embargo, iba más allá; pretendía crear una mayoría permanente conservadora, en plan Polanco de las Americas. Tras las victorias electorales del 2002 y 2004, algunos lo aclamaron como el genio que daría el poder eterno a los republicanos.

¿La verdad? Sin el 11 de septiembre, la patética campaña electoral (y decisión del Supremo) de Gore, y la rematadamente mala cobertura de la prensa americana estos años, ninguno de estos éxitos hubiera sido tal. El genio de Rove ha tenido mucho de errores ajenos, y un talento innato para explotar tragedias humanas. El 10 de septiembre del 2001 casi todo el mundo en Estados Unidos veía a Bush como un presidente por sólo cuatro años; dos días después, Rove ya estaba haciendo lo imposible por aprovechar el pánico colectivo.

Lo ciertos es que como todos los políticos en democracias, a Rove se le atribuyen más meritos de los que merece, y si le cargan más culpas de las que realmente ha cometido. El hombre realmente ha cambiado la política americana, y con ello un buen trozo de historia. Para los que disfrutan viendo la maldad (y el talento) de otros como un servidor, lo cierto es que tengo que darle las gracias.

4 comentarios:

Carlos dijo...

A mí me gustó el titular que un diario mejicano dedicó a esta noticia: El cerebro de Bush abandona la Casa Blanca.
Aún así, yo no sé si estaría de acuerdo contigo en dedicarle la calificación de "brillante". Como tú mismo has dicho, utilizaba trucos sucios y el mejor jugador es el que gana limpiamente más veces, no el que hace trampas más veces(excepto en el "Paranoia", claro).

Anónimo dijo...

Sinceramente, de las cinco grandes victorias de Bush y en las cuales Rove fue el gran arquitecto (las dos presidenciales, las dos a gobernador en Texas y las legislativas del 2002) sólo me parece que tengan un gran mérito las legislativas, y es posible que sin la resaca del 11-S no se hubiera producido. Tampoco inventó un nuevo estilo de campaña, algo que estaría mejor atribuido a Lee Atwater o Newt Gingrich, al menos en el sentido de campañas cerdas a un nivel nunca visto.

Sus sueños de una mayoría republicana permanente, espejo de la que logró Roosevelt para los demócratas, se han quedado en un gran bluff, y es posible que, como efecto secundario, el ala liberal o la moderada del partido republicano tarden mucho en levantar cabeza.

No se, igual estoy siendo un poco tremendista, pero no creo que su nombre deje una huella muy profunda en la historia de la política. Si bien (y es innegable) tiene bastante talento, no le veo como el genio que todo el mundo describe.

En cualquier caso, es atrevido hacer juicios a tan corto plazo. El tiempo dirá, pero no espero gran cosa, la verdad.

Carlos dijo...

Yo creo que lo que el tiempo dirá es que Rove abandonó el barco para irse a una empresa privada que le sirva de bunker neocon hasta que las cosas pinten mejor para los republicanos.
Desde luego, Bush cada día va encajando mejor en la definición de "Lame Duck". Cada día de esta legislatura que pasa parece tiempo perdido.

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Me alegra mucho que Rove se vaya.
Saludos,
Diego