Estamos sufriendo estos días aquí en Estados Unidos una de las elecciones legislativas más disputadas en décadas, y esto hace el bombardeo publicitario algo constante. Para un europeo, ver carísima publicidad política en los intermedios de sus programas de televisión favoritos (que buena que es Heroes, en serio. Peazo serie...) no deja de ser sorprendente, así como el hecho que haya candidatos (Ned Lamont) que se estén gastando más de diez millones de dólares de su propio bolsillo.
No hace falta ser demasiado observador para darse cuenta que el partido republicano y sus candidatos básicamente tienen un mensaje durante esta campaña: los demócratas os van a subir los impuestos. Entre esto, y las acusaciones de que sus rivales son débiles contra el crimen y el terrorismo, los conservadores están pariendo todos los anuncios. Los temas de seguridad son previsibles; a fin de cuenta el agitar el fantasma de los atentados es una especialidad de la derecha en todas partes. Que el mensaje de los impuestos se use tanto, y parezca funcionar de manera consistente en la clase media, es algo más sorprendente, y da para algunos comentarios.
Cuando la clase media en Estados Unidos se queja de los muchos impuestos que paga tiene razón, en cierto sentido. Aunque el gobierno americano recauda menos impuestos que cualquier gobierno europeo, lo que un ciudadano medio paga en el impuesto sobre la renta es muy parecido a lo que pagaría alguien en el viejo continente. Estados Unidos no tiene un impuesto sobre el valor añadido comparable al que pagamos los europeos, sólo un impuesto sobre ventas mucho más limitado. Como resultado, los americanos son muy conscientes lo que pagan en impuestos, ya que lo ven muy clarito en su nómina, sin que demasiados impuestos indirectos queden ocultos en el día a día.
Más allá de la composición del sistema fiscal, la inmensa mayoría de los americanos tienen la certeza que ese dinero para ellos se desvanece. Y lo cierto es que para los que viven por encima del umbral de la pobreza, algo de razón tienen. Un ciudadano de clase media apenas se beneficia del gasto público; las grandes partidas del presupuesto van a cualquier parte menos a sus bolsillos. Las pensiones van a los jubilados; el gasto público en sanidad es para pensionistas (y es más que decente), veteranos (ídem) y gente muy, muy pobre (calidad atroz); la mayoría de gasto social es para gente con ingresos bajísimos, y el gasto militar se va a Irak. Lo único que una familia normal recibe a cambio de sus impuestos es policia (y un nivel de crimen en general alto), carreteras (no precisamente en buen estado) y un sistema educativo público atroz.
No hace falta ser demasiado brillante para darse cuenta que el gasto público no es precisamente atractivo si uno hace un poquito de dinero, la verdad, así que el escepticismo hacia nuevos impuestos está bastante justificado. El bajo nivel de gasto público, en cierto sentido, refuerza la resistencia del electorado a incrementarlo; acostumbrados a jamás verse beneficiados por ninguna política pública, muchos votantes deciden que no vale la pena arriesgarse.
Cuando se vive en un país con un sistema de sanidad pública universal, un político puede defender una subida de impuestos con relativa facilidad diciendo que el gasto adicional lo disfrutaremos todos. Sea convincente o no, es posible creer que mis servicios mejorarán. En un país como Estados Unidos, con poquísimos programas universales, esa expectativa no es demasiado razonable. Los americanos "aprenden" a no fiarse del gasto público, y a creer que pagan demasiado; el estado de bienestar, como consecuencia, se resiente.
7 comentarios:
Hola, he entrado en esta página por casualidad y me parecen muy interesantes algunos de los post que hay en ella. Enhorabuena.
En relación con el último me gustaría decir que el problema que yo encuentro en los países en los que el Estado del Bienestar es muy potente es el despilfarro que hay en ellos, porque el intervencionismo que practican suele generar muchas situaciones de mala administración económica que son aprovechadas por los más pícaros del sistema.
No sera tanto cuanto el gasto sanitario en Europa es hasta un 50% en Europa que en EUA, y se consiguen estadisticas de salud radicalmente mejores...
Lo de la picaresca es un problema, pero es mas anecdota que realidad. El plural de anecdota no son datos, a fin de cuentas.
(falta de acentos debida a teclado gringoso)
En Estados Unidos el problema no creo que sea tanto subir los impuestos como gestionar eficazmente lo que ya tienen.
No hay Sanidad Universal, no hay educación pública decente (los malvados comunistas cubanos tienen mejor educación que el bondadoso imperio), no hay servicios sociales ni programas de integración social a excepción de enrolarse en los marines, su aparato militar (incluidas tropecientas agencias de espionaje e hijuelas) se come una cantidad brutal de pasta...
En fin, que tienen lo que merecen
Por tu culpa me he quedado pillado a la serie Heroes......
Pense en bajarme el primer episodio para ver que tal era, y ahora quiero ver el segundo, el tecero, el cuarto, y mañana bajaremos el quinto (creo que lo dan hoy en EEUU).
Yo te podría contar un montón de anécdotas de picaresca en el sector privado, no se, con el tiempo el volverse realistas tambien ha favorecido a la izquierda, porque mucha de la retórica de la derecha se ha venido abajo, como la de la famosa corrupción en el sector público y la privatización como solución.
Estoy de acuerdo con Valcarce cuando dice que seguramente no se trataría tanto de subir impuestos, como de reorganizar el gasto público y cambiar las prioridades. Estados Unidos con un gravamen inferior al europeo recauda mucho capital, y en valores absolutos podría ser más que suficiente para universalizar algunas políticas públicas y mejorar los servicios sociales.
Habría que ver que es lo que se gasta el Gobierno federal en subvenciones a empresas, las desgravaciones que tienen sentido y las que no, o el gasto que realmente tenga sentido en la Industria militar, y que en Estados Unidos mueve una parte considerable del PIB.
Me gustaría saber qué cantidad de empleo aparece en los USA a raiz del gasto público. Seguramente más del que se suele decir.
Y redundando en lo de que 'sabes lo que pagas de extra': si bien el IVA es efectivamente más bajo que en Europa (en California era el 8.25 %) normalmente los precios son antes de impuesto... con lo que el efecto psicológico para favorecer el consumo es importante. Por otra parte, lo que que la educación pública en USA es mala lo dejaría para las high schools; universidades como UCLA, Berkeley o Rutgers, que son tanto en investigación como docencia de primer nivel, son totalmente públicas.
La picaresca del sector privado es un problema para los accionistas de la empresa, pero la picaresca en sector público me perjudica a mí directamente como "pagano" del sistema.
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