jueves, octubre 26, 2006

Irak: la constatación del desastre

La noticia en Estados Unidos estos días es la progresiva constatación por parte de los republicanos (o al menos el sector cuerdo del partido) que Irak es un desastre sin paliativos. Sencillamente, nada, absolutamente nada ha funcionado. El país es una catástrofe sin paliativos; la duda ya no es si mueren inocentes, sino si los contamos en decenas de miles o en cientos de miles.

La cosa ha llegado al punto que incluso el propio presidente niega de forma estridente que la política que se ha aplicado hasta ahora en el país tenga nada que ver con él. Lo de "stay de course" (mantener el rumbo) defendiendo seguir con la estrategia marcada es según él algo que nunca dijo, algo sencillamente asombroso.

Por eso me parece muy relevante señalar un artículo reciente en el Guardian, que hablaba de los ocho posibles escenarios que baraja el gobierno americano para Irak en un futuro próximo. Sencillamente, tenemos un catálogo de horrores, que va desde el salir por piernas y dejar que se cosan a tiros a meter un dictador brutal y que meta al país algo de cordura a base de sangre y fuego. No que todo esto no estuviera medio planeta viéndolo como resultados probables antes de la invasión, por otro lado; pero parece que queda claro que a Estados Unidos le quedan bien pocas salidas militar y políticamente viables en la región.

Muchos de los que apoyaron la guerra por aquí están casi pidiendo disculpas por haber metido la gamba de este modo. Muchas voces han acabado por reconocer que la guerra fue un error. Me gustaría decir que algunas voces por la blogosfera hispánica han hecho lo mismo, pero me temo que hay algunos que siguen creyendo que las armas de destrucción masiva las oculta el New York Times o Polanco.

En fin, al menos empieza a aparecer la cordura en el debate, aunque eso signifique que los pobres iraquíes se queden con un montón de cadáveres y ni gota de democracia. Mientras, Irán ha ganado la guerra sin gastarse un duro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Efectivamente, este es uno, entre otros, de los motivos por los que había (¡oh pecado mortal!) gente que no estaba de acuerdo con Aznar y Bush.

En fin, yo todavía sigo sin tener claro por qué se tomó una decisión tan drástica. Mejor dicho, tengo claro el por qué (Saddam era un peligro, etc) pero no en base a qué, ni me puedo creer que no se haya previsto que pudiese pasar algo así, ni por qué ahora pero no en el año 91, etc, etc.

Ya ni hablemos de los infantilismos de los de siempre acusando al discrepante de ser un "amigo de dictadores/manifestante pro-Saddam".