Uno de los debates recurrentes en muchas regiones de España es el de la despoblación. Muchas zonas rurales están perdiendo habitantes a marchas forzadas, y la vitalidad de provincias enteras parece estar deslizándose lentamente hacia el letargo. Algo debe hacerse para recuperar el tiempo perdido, se dice a menudo. Es un problema grave y debe ser solucionado, se añade siempre, culpando el olvido que algún gobierno lejano ha sometido a la provincia.
Estas discusiones sobre la pérdida de relevancia de determinadas regiones, sea Teruel, sea Soria, sea Zamora, o cualquiera de las decenas de ejemplos que podemos encontrar por el país, siempre encontramos dos problemas. Primero, los quejidos provinciales son invariablemente recibidos desde el "centro" (sea Madrid, Zaragoza, Valladolid o Bruselas) con un unánime coro de bostezos, con políticos siempre más preocupados de las zonas más pobladas y productivas que de olvidadas zonas de paso. Segundo, y quizás más grave, es bastante probable que la discusión sea estéril, y se esté enfocando el problema desde el ángulo equivocado.
Esto me lleva a tener en cuenta tres problemas, y sus potenciales soluciones. El primero, el lastre que supone tener que cargar con decisiones políticas que favorecen a otros a niveles muy esenciales. Un ejemplo claro sería el de los impuestos. Es absurdo que una región como Soria tenga el mismo impuesto de sociedades, las mismas tasas e impuesto de sobre la renta que Valladolid o Barcelona.
El Estado en Soria realmente no necesita demasiado dinero para funcionar; mantener un hospital modestillo, unas carreteras que andan sobradas de capacidad, y unas escuelas que están cada vez más vacias. Los grandes gastos necesarios para que una ciudad como Madrid funcione, como metro, autopistas y aeropuertos que no ahoguen la hiperactiva economía de la región, miles de inmigrantes, millones de pacientes y carísimas universidades no están en Teruel o Soria; sin embargo, los impuestos son para un volumen de gasto más cercano a una gran capital.
Para hacer negocios, Madrid o Barcelona tienen ventajas innegables. Dinero atrae a dinero, y siempre será mucho más fácil trabajar desde un lugar lleno de empresas y con comunicaciones fantásticas que en una zona rural. La única manera que una zona menos activa puede competir es bajando el precio, sea mediante transportes, sea mediante impuestos, y la mayoría de zonas que pierden población no tienen tráficos que justifiquen lo primero, y no pueden tocar lo segundo más que en los márgenes. Si uno no puede ser ni bueno, ni bonito, ni barato, no hay demasiado que hacer.
Hay un segundo factor, sin embargo, que es también necesario considerar: quizás es hora de dejar de lloriquear y confiar en la gente. Wal Mart, la mayor cadena de hipermercados del mundo, no nace en Chicago o Los Ángeles a la sombra de algún rico inversor comprando otras tiendas, si no de Bentonville, Arkansas, la cosa más cercana al culo del mundo que uno podía encontrar en Estados Unidos hace 50 años. Amancio Ortega tiene la idea de una cadena de tiendas que cambie todos sus productos cada dos semanas (y los venda a buen precio) en Arteixo, no en otra parte. A veces es cuestión de dejar vía libre a los locos y esperar a ver qué sale, en vez de pasarse el día reflexionando sobre qué equipamientos debe construir el ayuntamiento para que una fábrica no cierre.
Cosa que me lleva al tercer punto, el de adaptarse. Las zonas rurales deben dejar de obsesionarse con recuperar glorias perdidas, y tratar de trabajar no tanto en la creación directa de riqueza, si no en la "multiplicación" de la que crean otros. Si Zaragoza fabrica coches, es una buena idea que en una población cercana se creen equipamientos para probarlos y trabajar en su diseño. Siempre, a ser preferible, con los políticos saliéndose del medio, y dejando que sea quien quiera hacer dinero lo haga. La clave de la riqueza estos días es estar conectado a la economía internacional, no pensar localmente. Por mucho que suene a tópico, trabajar mirando fuera es clave, y la mejor manera de apuntarse es arrimándose a quien ya está conectado.
6 comentarios:
Me convence el argumento excepto en el punto de la diversidad de niveles impositivos. Hay cierta evidencia que apunta que, en realidad, la competición fiscal (que acaba siendo 'downwards', perdón el anglicismo pero acabo de llegar de una cena y estoy algo borratxo... no puedo pensar ahora) no produce un movimiento real de industrias hacia las zonas menos cargadas de impuestos.
Ok, seguro que hay un umbral a partir del cuál la diferencia es significativa. Pero me apuesto diez botellas de vino georgiano (el país) a que tiene que ser tan grande la diferencia, que ya no es ni tan siquiera rentable cobrar impuestos...
En el mismo punto que comenta Alex Guerrero pero en otra línea, no tengo tan claro que en Soria se necesiten menos impuestos que en grandes zonas urbanas.
Quiero decir que en proporción, el impuesto por habitante igual (no lo sé) puede ocurrir que sea menor en las grandes urbes por tener economías de ejcala.
Pero sí, lo de las zonas rurales de EE.UU. es curioso; el que suscribe tuvo la misma sensación en EE.UU. en Holamda o en Alemania. Allí cualquier pueblo pequeño podía tener "aspecto" de alto nivel económico, se encuentre donde se encuentre. Cosa que no parece ocurrir en Espein, donde algunos polígonos semiabandonados de las afueras de capitales de provincia dan una sensación más bien de escasas oportunidades.
Por otro lado no deja de ser reseñable que me cruzo con mucha gente, p.e. residentes en Madrid, que reniegan de la urbe y sólo viven allí porque es donde se encuntra el trabajo, pero que si por ellos fuera se iría a vivir a una ciudad mediana como Granada o Santander, o incluso a un a pequeña como León. Algunos se vuelven a su provincia natal ei incluso algún nacido en Madrid huye a una capital pequeña.
Creo que algo que puede ayudar a poblar las zonas rurales en proceso de despoblacion grave es la disponibilidad de conexion de calidad a Internet. No me confunda con uno de esos que cree que Inet lo arregla todo, pero yo mismo, que trabajo como consultor y que hago los informes en casa, pues me da igual vivir en Barcelona o en Teruel. Conozco traductores que trabajan siempre por Inet. Todos ellos podrian vivir igual en una gran ciudad o en el mas infimo poblacho ... siempre que en este ultimo hubiera una conexion Inet de calidad. Pero me da la impresion de que la Telefonica no se toma con excesivo interes la cobertura de Inet en lugares remotos. Incluso en zonas cercanas a Barcelona y fuertemente industrializadas el servicio es una porqueria.
En cuanto a porque en America puede surgir un buen proyecto empresarial en cualquier rincon y en España eso ya empieza a ser dificil que pase incluso en Barcelona o Bilbao? La razon se llama centralismo, siglos de centralismo, que a pesar de las autonomias, continua tan boyante como siempre. Por ejemplo: sabe usted que si abriera un aeropuerto en Teruel, ningun avion procedente de las principales capitales del mundo podria aterrizar alli aunque el suyo fuera el aeropuerto mas maravilloso del mundo? Acuerdos bilaterales (mas de 100 se han identificado) del gobierno español con estos paises incluyen la obligatoriedad de aterrizar y despegar solo en Barajas. En cualquier otro negocio se encontrara con normas (de hecho o de derecho) parecidas, aunque quiza menos descaradas, y entonces se produce el efecto bola de nieve al reves: cuanto menos negocio hay en un lugar, menos atractivo es el lugar para instalar un nuevo negocio. And so on hasta la despoblacion total o la poblacion con edad media de 80 años.
Lo lamento, pero lo tienen mal en Teruel
@rovi: Hoy en día ya puedes tener banda ancha casi en cualquier sitio. En Castilla y León, por ejemplo, tenemos cobertura de Iberbanda. Mi hermana, que vive en medio de ninguna parte, lo usa y le va divinamente.
Camarada Bakunin, felicidades por lo bien que os trata la Telefonica en Castilla y Leon. Desgraciadamente no podemos decir lo mismo en otros lugares
Me está resultando usted de un capitalista entrañable: eso de dejar que los locos tomen la iniciativa...
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