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domingo, septiembre 14, 2008

¡Caen como moscas!

Esto es de atracción de feria. Hoy domingo, señoras y señores, derriben un banco de su alto pedestal lanzando su hipoteca impagada a un alto, gordo, avaricioso ejecutivo y llévese una moñeca chochona de regalo. Dos banqueros, y gane otro, otro, otro; otro perrito piloto.

En rápida sucesión tenemos Lehman Brothers, ya en respiración asistida, camino de una bien poco gloriosa liquidación, siguiendo al (poco) añorado Bear Sterns. Pisándole los talones pasa el antaño glorioso Merryl Lynch, terror de naciones del tercer mundo, caminito del matadero con igual entusiasmo. Mientras tanto, AIG resiste como puede una lluvia de pedradas hipotecarias con relativa poco fortuna e hinca la rodilla en tierra, parece que gravemente herido. Y mañana lunes es la hora de los lobos, los especuladores ansiosos de apostar a ver quién cae primero, que sin duda traerán consigo más munición y catapultas más grandes para tratar de freir a otro pobre banquero.

Hasta ayer si me preguntábais qué podía pasar aún podía daros una respuesta más o menos lógica. Hoy, la verdad, no me atrevo ya. El ataque de pánico en el sector es sencillamente épico, y parece que no les faltan motivos para estar aterrados. Lo que no sé es qué efecto real tendrá esto fuera de Wall Street, aparte de un endurecimiento aún mayor de las condiciones para obtener un crédito ahí fuera. No que eso sea una idea agradable (preguntadle a los fabricantes de coches americanos, que no pueden invertir un duro estos días), y de hecho creará aún más problemas a una economía que ya tiene demasiados.

Los precios de la vivienda siguen bajando, y cada vez es más difícil conseguir una hipoteca. Con las hipotecas ya concedidas con cada vez menos valor, los bancos pierden más dinero, mueren, y el miedo aumenta. La cosa puede ponerse, muy, muy mal, y la reserva federal no tiene demasiado margen para bajar tipos ya. El fantasma de un ajuste forzoso vía deflación (que duele lo indecible) no es ya algo descabellado.

Sí eso suena a 1929, descuidad. Estamos hablando de lo mismo.

Nota al margen: el artículo de Escolar del domingo, por cierto, es incomprensible. Ni Fannie Mae ni Freddie Mac tienen nada remotamente equivalente en el sistema financiero español (las cajas de ahorros son parientes muy lejanos, pero no se parecen demasiado) ni esa mítica llamada a los bancos tiene ninguna relación con la realidad. Es una de esas piezas de "hablo con todos, no entiendo nada" que tanto abundan por la prensa en España. Ni las disensiones de las que habla son de hecho demasiado relevantes; no es una discusión sobre objetivos, sino sobre medios.

Y de nuevo, el hecho que "mueran" inmobiliarias duele, pero sus efectos no son ni remotamente comparables a una quiebra bancaria, algo que España no parece -de momento- tener en el horizonte.

viernes, agosto 08, 2008

El petróleo baja... y los especuladores siguen sin estar ahí

Miguel Sebastián tiene un artículo hoy en Público diciendo que el descenso del precio del petroleo (y la subida de los bancos en bolsa) es una demostración clara que todos estos incrementos de estos días "demuestran" que todo era cosa de especuladores.

Su explicación es relativamente sencilla: un cambio de regulación de la SEC ha obligado a muchos inversores a tener que comprar acciones en bancos, vendiendo sus activos de petroleo. El precio de uno sube, el otro baja. Voilá, tenemos especulación. El problema, sin embargo, es que tenemos una correlación, pero eso no implica necesariamente causalidad; el mecanismo que da (cambio regulatorio) suena bien, pero creo que hay explicaciones más pausibles.

Para empezar, no estoy seguro que la gente que ha tenido que comprar bancos tenía el dinero necesariamente en petróleo. El petróleo es sólo una de las materias primas que ha subido de forma alocada estos meses, y no es la única que ha bajado con fuerza las últimas semanas. No sé si un cambio regulatorio en una porción relativamente pequeña del mercado puede enviar los precios de todos los mercados de materias primas cayendo de forma simultánea; por mucho artificio financiero e ingeniería que estuvieran haciendo, no hay suficiente crédito en el mercado para tener especuladores inflando todos los mercados a la vez, y desinflando a todos cuando compensan un cambio regulatorio.

El mercado de materias primas es, como decía hace unos días, tiene una demanda muy, muy inelastica. Eso quiere decir que un pequeño cambio en el nivel de demanda tiene un efecto enorme en los precios, especialmente cuando esta está muy cerca del nivel máximo de producción, y la oferta no puede ajustarse rápidamente. Este mecanismo funciona en los dos sentidos; cuando la oferta "pasa" la demanda se disparan, cuando la demanda vuelve a estar un poco por debajo del nivel máximo de producción los precios caerán rápido.

Parece que esto es lo que está sucediendo ahora. Con la economía europea, japonesa y americana flirteando con la recesión y China de vacaciones, la demanda mundial de petróleo ha disminuido de forma significativa. Incluso los americanos están conduciendo menos, algo parecido a ver al borracho del pueblo decidir que la cerveza es cara. La teoría económica que te explican en primero de carrera dice que en mercados con demanda inelástica la volatilidad de precios será muy, muy fuerte, y eso es lo que estamos viendo ahora.

Concluyendo: sigo sin creerme que son los malvados especuladores. La oferta de crudo no crece rápido, la demanda es muy alta, y creo que no hay mucho más que contar. Si la economía mundial se reactiva un poco (algo que no creo que suceda hasta el año que viene, pero vamos) el precio del petróleo volverá a subir a todo trapo. De hecho, si hay otro pequeño gran problema en el lado de la oferta (atentados en Arabia Saudí, huracán en el Caribe, Irán lanza un pepino a Israel, Rusia va a la guerra en el Caucaso, Nigeria explota en pedacitos) el precio del petróleo se saldrá de la escala de nuevo.

¿La verdad? Aunque creo que se equivoca, reconozco que Sebastián sabe muchísimo más de economía que yo. Si tuviera que apostar por alguien, apostaría por él, no por mí, así que tomar esta opinión mía con mucha cautela.