sábado, noviembre 11, 2006

Datos para la reflexión: 1994 vs 2006

Brad DeLong enlaza un interesante estudio comparativo entre las elecciones legislativas de 1994 y las del 2006, y descubre cosas interesantes. Para los despistados, 1994 fueron los comicios en que los republicanos, después de cargarse el plan Clinton (Hillary) de sanidad universal, ganaron la mayoría en el Congreso que perdieron el martes. Si, esa legendaria revolución conservadora que los "liberales" hispánicos mencionan en sus mitos y leyendas.

The Democrats' victory in the 2006 election has been compared to the Republicans' in 2004. But the Democrats actually did a lot better in terms of the vote. The Democrats received 56% of the average district vote for the two parties in 2006, whereas the Republicans only averaged 51.6% in 1994.... The 2006 outcome of 56% for the Democrats is comparable to their typical vote shares as the majority party in the decades preceding the 1994 realignment....
Anda, esos pequeño cambio electoral que decían algunos resulta ser bastante mayor de lo que se dice. Lo cierto es que soy el primer sorprendido por el porcentaje agregado del voto; no hubiera dicho que la mayoría era tan considerable. Da que pensar. Quizás estos resultados indican un cambio mayor a largo plazo de lo que creía en un principio; veremos.

5 comentarios:

Lasombra dijo...

La verdad es que al comparar los dos resultados electorales, la victoria demócrata parece más reducida, pero al hacer algunas comprobaciones, no es así.

Por ejemplo, en el senado, los republicanos han tenido muchísima suerte de que en su annus horribilis únicamente tuvieran 15 de sus 55 escaños en juego. Los demócratas, en cambio, defendían 18. Aun así, los republicanos han perdido 6, un 40%. Curiosamente, el mismo porcentaje que perdieron los demócratas en 1994 (8 de 20). De todas maneras me gustará ver como intentan recuperar el senado, teniendo que defender 40 escaños en 4 años.

Y mirando los resultados de la Cámara, los demócratas tienen ahora 229 escaños, frente a los 230 que consiguieron los republicanos en 1994. Y eso en un momento en que no estaba tan de moda tener programas informáticos que te dibujen las lineas de los distritos para maximizar las ganancias.

O a nivel estatal, donde los demócratas controlan completamente (legislatura y gobernador) 15 estados, los mismos que controlaban los republicanos después de 1994.

Realmente los resultados son bastante simétricos. La diferencia parece ser toda la mitología que ha quedado sobre Gingrich y su famoso Contract with America, que no dejó de ser un programa electoral precioso que se convirtió, prácticamente, en papel mojado.

zarevitz dijo...

Me interesaría averiguar cuáles fueron las consecuencias políticas en situaciones similares del pasado.

He leído en los comentarios a un post anterior que desde Wilson no se produce una situación como ésta, en la que, tras unas elecciones parlamentarias celebradas en el sexto año de mandato de un Presidente, la mayoría de ambas cámaras del Congreso pasen de corresponder al partido del Presidente a corresponder al partido contrario. Y probablemente el caso de Wilson, por lo lejano en el tiempo, no nos dé muchas pistas para el caso actual.

Sin embargo, ¿tenéis datos sobre el impacto que ha tenido, en tiempos más recientes, el que una de las cámaras, especialmente el Senado, cambie de mayoría en contra del partido del Presidente cuando a éste sólo le quedan dos años? ¿Ha forzado realmente un compromiso entre ejecutivo y legislativo durante esos dos años o ha tendido más a la confrontación (vetos, comisiones de investigación etc.)?

R. Senserrich dijo...

Es necesario mencionar que en el Senado no se hace nada fácilmente si no se tienen 60 votos; los demócratas tienen 51.

¿Por qué sucede esto? Según las reglas del Senado, un tema no se lleva a votación mientras haya un Senador que quiera continuar el debate. La única manera cortar un debate es que 60 senadores voten a favor de acabarlo, y hagan callar el tipo en cuestión.

La táctica de tener tipos hablando sin parar es vieja y conocida, y se le llama filibusterismo; los ha habido de épicos, con gente tomando turnos y hablando días y noches sin parar. El récord de un senador individualmente es 24 horas seguidas (en serio; Strom Thrumond, contra la Civil Rights Act), así que se lo toman en serio.

El resultado de esta práctica es que el partido en mayoría siempre (o casi) tiene que buscar un cierto consenso, o atraer unos cuantos moderados del otro lado.

Por tanto, los demócratas mandan, pero hasta cierto punto. Habrá comisiones de investigación y demás, pero el consenso sigue siendo necesario, incluso antes de tener que evitar el veto del presidente.

Hablaré más de ello en un post mañana.

zarevitz dijo...

Justo, pero el filibusterismo sería, en este caso, republicano para evitar leyes demócratas (lamentablemente, los demócratas no lo hicieron en esta última legislatura ante leyes lamentables). En el caso actual, los senadores republicanos intentarían el obstruccionismo quizá para evitar que el presidente se desgaste con un veto. Pero no sé si a la larga esto es una buena opción: ¿no es mejor que la obstrucción provenga del presidente (mediante veto), que sea él quien se desgaste, teniendo en cuenta que no se volverá a presentar?

De todas formas, 51 senadores son todavía muy útiles para obstruir —mejor dicho: tumbar— un nombramiento del presidente. El sustituto de Rumsfeld, ¿tiene asegurado el cargo?

R. Senserrich dijo...

Es probable que pase. La confirmación de John Bolton (embajador en la ONU) está muerta, sin embargo...