lunes, noviembre 13, 2006

Estados Unidos: ¿nuevo rumbo?

Llevo varios días dándole vueltas a las últimas elecciones americanas. La pregunta que muchos nos hacemos es si estas últimas legislativas son el inicio de un cambio de rumbo real, a largo plazo de la política del país, o son simplemente un resultado coyuntural, aislado, consecuencia de un presidente que ha metido la pata hasta el fondo en política exterior.

Tras mucho mirar resultados, encuestas, artículos de opinión y teorías variadas, lo cierto es que no creo que sea posible dar una buena respuesta, o al menos una con una base empírica sólida. Como mucho, me atrevo a especular que hay algunos síntomas de cambio, pero no creo que sea suficiente para decidir hacia dónde los vientos soplan.

Hay dos datos que me llevan a pensar que el voto es indicativo de un cambio a largo plazo. El primero, el más evidente; la diferencia entre ambos partidos ha sido muy, muy considerable. Hablamos de 12 puntos entre ambos partidos, una diferencia que en casi cualquier otro país daría una mayoría abrumadora al partido gobernante.

El segundo punto, bastante comentado por aquí, es el hecho que según las encuestas, los demócratas le deben la victoria especialmente a los votantes independientes, que es como se conoce aquí a aquellos que no están registrados en ninguno de los dos partidos. El centro político ha dejado de dividirse a medias entre ambos lados, con los republicanos movilizando a sus bases con espantosa eficiencia; en estas últimas elecciones ha votado predominantemente demócrata.

Esto se puede deber en parte a que el hasta ahora partido gobernante se ha ido muy, muy lejos del centro estos últimos dos años, en parte porque la leal oposición ha decidido ser práctica y moderarse ocupando un centro que llevaba años huérfano. Si esta aserción es correcta, el realineamiento no sería tanto a nivel de los votantes, si no a nivel de los partidos políticos. Eso no hace el cambio menos significativo, pero sí lo hace menos permanente; los partidos tienden a aprender rápido de sus errores.

No creo, sin embargo, que esa sea toda la explicación. El partido demócrata de hace dos años, el mismo que fue apisonado en las urnas, no era de hecho significativamente distinto al que ha ganado este año. A diferencia de 1994, en que los republicanos se presentaban como algo nuevo (recién salido de la américa de los años cincuenta, vamos), los demócratas no han hecho grandes cambios. No hay un gran cambio de retórica; una de las propuestas estrellas de la nueva mayoría del Congreso es subir el salario mínimo, algo perfectamente acorde con la tradición del partido. Sí, han dejado de lado parte de la retórica secularista en algunos sitios, pero la base del partido (redistributiva) sigue más o menos intacta.

Sospecho, y eso es especulación de mi parte, que la sociedad americana está empezando a reaccionar a la globalización de una manera mucho más habitual de lo que parece. Tradicionalmente, los países desarrollados que más dependen de su conexión con la economía internacional han tendido a desarrollar un estado del bienestar más extensivo. Los ejemplos clásicos europeos (Suecia, Dinamarca, Holanda...) muestran en cierto sentido como el electorado reacciona a los vaivenes del sector internacional "asegurando" a la población mediante gasto público.

Los vaivenes del mercado mundial, fuera del control de las empresas nacionales o el gobierno de una nación pequeña, producen prosperidad, pero también problemas a ciertos sectores de la economía. Los que se benefician, para asegurarse el apoyo de los que no lo hacen, tienden a aceptar una mayor carga redistributiva, a sabiendas que este incremento de gasto compensa las mayores oportunidades. Con la dominancia de la economía americana disminuyendo poco a poco, quizás ha llegado el momento en que el electorado empieza a ver los problemas de este modo. Veremos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que a lo largo de la historia de las conspiraciones los protagonistas han sido los mismos: judios, masones, jesuitas y los grandes ricos

R. Senserrich dijo...

Comentario en el hilo equivocado :). (ver post anterior).

Anónimo dijo...

a propósito de eso mismo, este artículo incide en ello

http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/11/10/AR2006111001435.html

Anónimo dijo...

ties razón tio, no me había dado cuenta xD

R. Senserrich dijo...

Uy, ¿que nadie ha expandido el estado de bienestar en los útimos años? Mira las estadísticas de España, Portugal, Grecia o Irlanda en los últimos 20 años. Mira Reino Unido en los últimos 10. Mira Korea del Sur. Mira Nueva Zelanda.

Lo habitual es que en cuanto un país se desarrolla y se conecta a la economía global (algo que sucede al mismo tiempo casi siempre) el sector público crece como la espuma. Hay una correlación fuertísima entre nivel de desarrollo y gasto en Estado de Bienestar, especialmente ahora que el comunismo ha muerto.

Si miras más en detalle, hay una correlación exagerada, enorme entre porcentaje del PIB en exportaciones e importaciones y tamaño del estado del bienestar. No es una opinión, es lo que da meter los datos en un ordenador y tirar regresiones.

Sobre si esto ha sido un tema de campaña... pues sí, lo ha sido. Hay muchos comentaristas (Lou Dobbs, O'Reilly, Scarborough) que han estado hablando constantemente de los puestos de trabajo que se van a China, el déficit exterior de Estados Unidos y como la globalización hace daño a la clase obrera. La reacción en casi todas partes del mundo (lo dicen los datos, no yo) es crear un estado de bienestar. Quizás veamos algo de este estilo.

Por cierto, Estados Unidos comercia MUCHO menos con el resto del mundo que la Unión Europea. Otra vez, lo dicen los datos, no yo.

R. Senserrich dijo...

El estado de bienestar tiene bastante de efecto. Es una reaccion politica a los problemas que la destruccion creativa que una economia que funciona genera, en especial los derivados del mercado internacional.

De todos modos, es un tema muy liado para hablar en los comentarios. El siguiente post sera sobre este tema.