viernes, septiembre 14, 2007

Ruido no equivale a números

Los medios de comunicación harían muy bien de ignorar según qué cosas. Una cosa es que una organización diga tener cuatro millones de familias afiliadas, clame que tiene 15.000 objetores a una asignatura y meta más ruido mediático que la muerte de Rocio Jurado.

Otra cosa es que todas esas afirmaciones sean mentira, claro.

La derecha española anda tratando de copiar el modelo de los conservadores americanos de grupos de presión ruidosos en volumen pero ridículos en número. Sencillamente, no me creo que una de cada cinco familias españolas formen parte de un grupo ultracatólico, igual que nunca me creí que en España habría nada parecido a una objeción religiosa masiva de ninguna clase. Porque en serio, 15.000 chavales es un número bastante insignificante ya para empezar; no era ni un 10% del alumnado. 86 objetores, cifra de los que realmente han presentado papeles, va más allá de lo patético.

Vivimos en un mundo nuevo, donde con un poco de arte mediático cuatro lunáticos pueden hacer un ruido gigantesco. Es hora que nos empecemos a tomar eso de mirar qué hay detrás de la cortina en serio.

8 comentarios:

Telémaco dijo...

Practiqué y promoví la objeción de conciencia al servicio militar. Ahora me divierte bastante las reacciones de algunos a esta objeción.

Yendo al grano. Identificar el recelo a la educación a la ciudadanía con el ultracatolicismo es una simplificación tan injusta como interesada.

Yo no soy, por no ser ni creyente. Cuando oigo que el estado quiere educar en valores me pongo en guardia. Puede ser una idea aceptable o mala dependiendo de la intención. Como la idea viene de un presidente de gobierno como el actual me empiezo a preocupar. Ya cuando le oigo decir:
«Los valores de la ciudadanía son los que deciden libre y responsablemente quienes representan a los ciudadanos»
es cuando definitivamente recelo.

Saludos.

Anónimo dijo...

Sin embargo, telémaco, el ruido de quienes puedan oponerse a ese tipo de contenidos curriculares por motivos no ultracatólicos es nimio e irrelevante además de desinformado.
Personalmente creo que son contenidos tranversales que no deberían venir predefinidos sino que deberían ser objetivados seria y muy concienzudamente en el proceso de convivencia y resolución de conflictos en el aula. Nada más lejos de la práctica docente mentecata de nuestras escuelas e institutos. Por eso tal vez el legislador -cotejada la pésima calidad humana y profesional del profesorado- haya decidido paradójicamente la invención de una asignatura con esos contenidos, como mal menor, puesto que lo que nadie puede poner en duda es que la reflexión sobre los valores forma parte del proceso educativo y que alguien debe encargarse de ella cuando ni la familia ni el profesorado ni la calle son capaces de hacerlo. O todos borricos libérrimos.

Telémaco dijo...

kvafis
Efectivamente es paradójico necesitar una asignatura específica para enseñar valores de convivencia. Otro motivo más para desconfiar (¿no será otra la intención?).

Estamos juzgando intenciones y eso reconozco que es complicado. Educar en valores es delicado porque existe una delgada línea roja entre formar en valores universales y el adoctrinamiento. Un ejemplo de lo primero: la igualdad. Un ejemplo de lo segundo: la adopción por parte de parejas de homosexuales. Algo con lo que estoy de acuerdo pero que reconozco que es discutible en términos morales. Por ello me escandalizaría que a mis hijos les enseñaran que en el colegio que eso es moralmente aceptable o reprobable. Todavía me escandalizaría mucho más si eso fuese a iniciativa del estado.

La buena noticia es que es tan fina esa frontera que depende mucho más del enfoque que le dé cada colegio y cada profesor más que de las consignas marcadas desde el ministerio de educación.

La mala es que aquél colegio o profesor que quiera adoctrinar ideológicamente a sus alumnos, ahora tiene un vehículo perfecto para hacerlo.

Saludos.

Anónimo dijo...

Debería ser un delito que un derecho pueda ser limitado, negado o ideologizado desde cualquier doctrinilla moral: el derecho a adoptar de todas las personas por ejemplo.
Hay que proteger a los jóvenes, tan inermes y vulnerables, de quienes atentan contra los derechos de todos: EC es necesaria, urgente, prioritaria. Quiénes se oponen a ella le han visto el rabo y los cuernos al diablo y no andan descaminados porque una EC realmente bien "estudiada y aprendida" es una bomba en los cimientos de sus mundos pueriles, minorizadores de adultos (y niños).

Me cuesta ver a este o cualquier otro gobierno posible hoy en España lanzando consignas burdamente doctrinarias o sectarias, que ése es monopolio exclusivo de la iglesia y alrededores.

Anónimo dijo...

Pues sí, pues sí. Otra cosa que no soporto es cuando los medios esgrimen frases o argumentos del tipo "la sociedad española opina que..." o " el sentir ciudadano es..." para reforzar sus particulares opiniones. Como si fueran representantes legítimos del pueblo o exégetas del "sentir ciudadano".

En otor orden de cosas, sigo sin entender por qué a algunos les molesta tanto la dichosa asignatura.

Telémaco dijo...

Kvafis
Muy bien, lo que propones en relación al tema de la adopción es un paso más. No sólo el estado debe imponer valores sino que debe perseguir penalmente a quien se atreva a ponerlos en cuestión. Una fiesta. Espero que ZP no lea este blog porque eso igual no se le había ocurrido todavía.

¡Ah!. Y comparando EC con una bomba no has conseguido eliminar mis recelos ;-).

Saludos.

Anónimo dijo...

Telémaco, el estado debe garantizar los derechos de todos lo ciudadanos. Si alguien confunde los derechos con sus propios valores "subjetivos" debe hacérselo mirar y mucho más si los confunde con sus privilegios.
Eso es lo que lleva haciendo la Iglesia Católica de España con todo este asunto,como lo hizo a lo largo de la historia con cualquier innovación o avance en los derechos o la emancipación de las personas; se barrunta -que esta iglesia no analiza ni piensa normalmente- que los derechos individuales y colectivos chocan de frente con sus valores caducos, caprichosos, irreales.
Otras iglesias han sabido siempre hasta dónde podían llegar en su "enfrentamiento" con la sociedad, (así en general sin entrar en matices) la española sin embargo siempre ha tenido dificultades de comprensión, como un niño tonto, y al final acababan quemándole los templos, fenómeno único en europa, y repetido.
A todo esto la sociedad española es desde principios del siglo XVIII la más descristianizada de Europa (Todd, La invención de Euopa, libro muy recomendable).

Lo más incomprensible es la actitud del PP; parece un partido clerical del primer tercio del siglo pasado, cuando todos sabemos que sólo es una unión de empresas teporal de promotores inmoviliarios y presidentes de clubs de fútbol, si fueran cosa distinta.

Anónimo dijo...

inmobiliarios, claro.