viernes, noviembre 17, 2006

Guerrillas y equilibrios: Irak (I)

Si hay un gran olvidado en ciertos medios de comunicación españoles estos días es la guerra de Irak. Sí, de vez en cuando se habla de ello cuando algún grupo de chalados local hace algo espectacularmente horrible, pero en general se da el caos reinante como una especie de resultado natural derivado de que el país está lleno de gente con muy mala leche.

Si bien esa aserción es cierta, hasta cierto punto, la diversidad étnica o ideológica de Irak no es mayor que la de muchos otros estados en el mundo mucho más estables. Lugares como la India o Suráfrica son igual o más diversos, sin que transiciones a la democracia hayan producido el nivel de carnicería de Oriente Medio. Hay que explicar, por tanto, qué ha sucedido para acabar convirtiendo Irak en el desastre sin paliativos que es estos días.

Para explicar las causas de un problema, es como siempre necesario tener una idea clara sobre qué está sucediendo realmente, así que no está de más dar un repaso a la situación sobre el terreno estos días. Básicamente, tenemos un país en que nadie, absolutamente nadie, sabe quién es amigo, quién es enemigo, y quién le hace puñetero caso. Este martes, sin ir más lejos, un grupo de tipos vestidos de policía y usando coches de la policía se acercaron a un edificio del ministerio de educación, sacaron a ochenta personas a rastras, y se las llevararon secuestradas.

Eso es la teoría. Para empezar, nadie tiene cifras exactas sobre cuánta gente hay secuestrada. Ni el ministerio sabe cuánta gente curraba en el edificio, ni parece que las familias de los detenidos se atreven a decir si un pariente funcionario andaba por allí o no. Evidentemente, el ministerio de interior no sabe quienes eran esos tipos secuestrando gente, a lo mejor eran policias, a lo mejor no. Hay multitud de unidades iraquíes con sólo un 20% de las tropas alistadas realmente en los cuarteles; batallones enteros se desvanecen en el aire o se niegan a seguir ordenes cuando se les envía al combate. El ejercito americano parece que confiaba que ese barrio estaba cubierto por alguna unidad iraquí, pero a saber si había alguno en la zona. Quizás eran los que estaban secuestrando funcionarios.

¿Suena mal? Esto es sólo el principio. En multitud de zonas del país, ni los americanos ni el gobierno iraquí ya pretenden controlar nada: está en manos de alguna de las milicias locales. Como buenas organizaciones paramilitares con malas pulgas, no se andan con demasiadas contemplaciones para mantener el orden y aplicar su ley, que en el caso iraquí incluye una larga lista de reglas desagradables: limpieza étnica, teocracia religiosa, opresión baathista, simple extorsión mafiosa o una horripilante combinación creativa de varios elementos.

Dicho en pocas palabras, el Estado, como agente unificado, ha desaparecido en Irak. El gobierno iraquí no tiene la capacidad de controlar su territorio; su capacidad de mantener un monopolio de la violencia es inexistente. No tiene capacidad de castigar, no puede mantener la ley. El resultado, lo que vemos en Irak, es un libre mercado macabro con actores tratando de ocupar este vacio.

La violencia tiene mucho de monopolio natural. De la capacidad de ejercerla en solitario con fuerza abrumadora depende, en última instancia, el poder de hacer cumplir la ley. Mantener este monopolio tiene un coste, que varía según la cantidad de actores que estén tratando de desafiarlo, y para hacerlo, un estado tiene ciertas herramientas.

Habitualmente, un monopolista usa una táctica bastante sencilla para mantener su posición, basada en la disuasión. Cuando un competidor trata de ganar mercado (digamos, un mafioso trata de extorsionar), el monopolista trata de eliminarlo usando más fuerza de la necesaria; sea bajando los precios de forma insostenible (hasta que el competidor cierra) o lanzando todo el peso de la ley sobre el infractor (cárcel). El problema para el monopolista, evidentemente, es cuando el número de competidores supera su capacidad de respuesta, y pierde su capacidad de represalia... que es lo que sucedió en Irak, tras la invasión.

Irak, antes de la guerra, era un estado que funcionaba. Lleno de maldad, corrupción e incompetencia, pero al menos capaz de mantener a sus ciudadanos callados. Cuando Estados Unidos invade, el estado iraquí pierde de forma evidente su monopolio de la violencia. A su ejercito le pegan una soberana paliza, y sus instituciones deciden cerrar el chiringuito e irse de copas, dejando un vacio enorme.

¿Cuál es la reacción de los americanos? No hacen nada. El país se va a hacer gárgaras, empiezan los saqueos, y durante unas cuantas semanas, nadie tiene ni pajolera idea quién manda... dejando espacio libre para que cualquier garrulo con fusiles y demasiadas ideas se decida a probar suerte. Las figuras carismáticas salen de debajo de las piedras, el pequeño ejercito americano se queda allí parado con cara de tonto, y la cosa se empieza a salir de madre. Haciendo las cosas aún peor, para que no se diga, aún empeoran más las cosas, y disuelven el ejército iraquí.

Anda, mira que bonito. Tenemos un montón de locos con armas tratando de aterrorizar a la población e imponer su ley, turistas poniendo bombas, un ejercito pequeñito, y vamos a tratar de mantener el manicomio controlado entrenando los guardias sobre la marcha. La reacción automática de todo insurgente / tipo con demasiadas ideas es, evidentemente, tratar de infiltrar el nuevo gobierno todo lo que puedan, y empezar a saquear y romper cosas.

El resultado, a la vista. El gobierno iraquí es el mayor oximorón de la historia reciente, y la situación del país se hace insostenible, un caos sin salidas evidentes. Un monumental, horrible circulo vicioso sin salidas sencillas para nadie.

Alternativas y escenarios, otro día. Me temo que se han acabado las buenas noticias; no quedan alternativas deseables para (casi) nadie.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

No hacen nada, por la simple razón de que los que estaban al mando en aquel momento (y siguen, pero Rumsfeld o Wolfowitz no están), eran imperialistas, lo que les importaba era la imposición del poder estadounidense con una confianza ciega en el poder militar.
Pero no solo eso, apenas mostraron atención a la construcción del Estado-nación, tanto a Cheney, como Rice o Rumsfeld, no creian o no consideraban importante el mantenimiento o la construcción de un Estado-nación.

En declaraciones posteriores a la invasión ya Rumsfeld declaró que no iban a trabajar mucho en la construcción de un Estado viable porque decía que era una especie de imposición de una estructura, que mejor que los iraquies eligieran. Rice por ejemplo se mofaba de las OMPs diciendo que el ejercito no podía escoltar a los chicos al colegio y posteriormente tuvo, viendo la situación en irak, que admitir que en parte es necesaria.

El único que creía o confiaba en la construcción del estado-nación fué Wolfowitz, que es un imperialista democrático, en el sentido de imposición pero a imagen y semejanza de USA, esto es una democracia liberal capitalista, al contrario que los demás que les daba igual si fuera dictadura, democracia, mientras estuviera bajo la influencia estadounidense.

Esa es una de las grandes razones del fracaso en la pos-guerra, puesto que al no considerarlo importante ni necesario no se molestaron en establecer un plan de reconstrucción o algun documento suelto que lo adviertieran lo pasaran por alto.

Telémaco dijo...

Me sorprende que no hables de los factores externos que complican la situación. El punto de partida era complicado, pero países vecinos como Siria o Irán están haciendo lo posible por desestabilizar el país. Y lo hacen con intereses encontrados además, unos apoyando a los restos del viejo régimen y los otros para apoyar a la mayoría chií y así ampliar su área de influencia. Por no hablar del terrorismo islámico internacional, que ha encontrado en Irak el campo de batalla ideal para combatir al demonio americano. Y para ello lo mismo atacan a tropas americanas, que combaten a la nueva autoridad iraquí, que fomentan la guerra civil entre las facciones suní y chií. Añadiendo todo esto a lo que muy bien has comentado, no se puede ser muy optimista.

Cambiando ligeramente el enfoque, con mi manía de abstraerme un poco de los detalles, la situación de Irak me ha planteado a veces dudas que me han dejado bastante confuso. Voy a tratar de exponer algunas:
- La situación actual es tan lamentable que lógicamente lleva a pensar que era mejor la situación anterior pero: ¿una dictadura que dirija férrea (y brutalmente) un país puede ser preferible a una situación anárquica y violenta, pero quizá también predemocrática?
- ¿Está cualquier población del mundo preparada para la democracia? ¿Islam y democracia son compatibles? ¿Incluso cuando una parte importante de la población quiere que la ley de Dios sea también la del estado?
- ¿Se puede imponer la democracia?

R. Senserrich dijo...

Varias cosas:

Siria, Irán y el turismo islámico radical son factores, pero no me cabían en el artículo. Espera la secuela :-). Sobre las preguntas:

- Me temo que la dictadura era mejor. Lo que tienen ahora no es predemocracia (llegar a una democracia estable es impensable, ahora mismo), es anarquía estilo Mad Max.

- No, no todos los países son caldo de cultivo aceptable para la democracia, pero diría que no es por motivos culturales. Lo escribí cuando las elecciones, y sigo pensándolo ahora; el petroleo hace de Irak un un imposible.

La Iglesia católica tampoco nunca fue demasiado demócrata, y mira.

- Veáse arriba. En principio, no; sólo utilizando arreglos institucionales muy sofisticados sería factible. En el caso de Irak, ni con una partición del país garantizarías nada...

Anónimo dijo...

Hace un tiempo leí un artículo en la edición española de Foreign Policy (pero traducidad de la americana) donde se analizaba la relación entre petroleo y democracia.

Al parecer, los paises con petroleos se mostraron más abiertos, es decir más democráticos (elecciones, libertad de presna, expresión, etc) durante la época de los precios bajos pero cuando empezaron a subir como la espuma, los paises fueron cerrandose y convirtiendose más autoritarios de lo que eran.

Alex Guerrero dijo...

El problema de Irak no es que existan feudos controlados por milicias. Eso haría que la violencia se redujera drásticamente. El más brillante argumento que la ciencia política ha podido producir, el de Kalyvas, es simple:

- Imaginemos una guerra civil entre un gobierno y unos insurgentes. El territorio se puede dividir en cinco niveles de control:
1) Control total del Gobierno (p.ej. "Zona Verde")
2) Hegemonía del Gobierno, con ataques insurgentes (p.ej. resto de Baghdad)
3) Zonas en completa disputa
4) Hegemonía rebelde, con intervenciones del Gobierno (p.ej. Zonas suníes)
5) Control total de los Insurgentes (p.ej. Fallujah)

La violencia no es irracional. Requiere de a) la decisión de los gobiernos/rebeldes de realizar ataques o y, b) que los ciudadanos se conviertan en informantes (denuncias, signalling). En las zonas 2 y 4, donde hay cierta hegemonía pero no completa, la fuerza hegemónica utilizará las informaciones que pueda adquirir mediante extorsión o compra, para atacar a aquellos que cooperan con a) los terroristas (sic) o b) los invasores (sic).

El problema es que en Irak las zonas 2 y 4 son la mayor parte del país, y la fuerza hegemónica son las milícias de todo tipo. Por no decir que son todas las zonas donde no hay Marines.

Esto hace que sean zonas especialmente violentas. Y lo seguirán siendo si las fuerzas del gobierno no extienden su control de una manera sólida, cosa que no parece que vaya a ocurrir en mucho tiempo...

Corolarios:
1. Cuanto más control tengas sobre un territorio, más informantes tendrás, pero menos útil te será (pensad en la guerra civil española).

2. En las zonas 2 y 4 la violencia acaba siendo indiscriminada porque es difícil para la fuerza hegemónica (los insurgentes) identificar con precisión a los 'colaboradores' con los invasores (pensad que son zonas donde es riesgoso informar en cualquier sentido: en el futuro pueden acusarte si cambian las tornas de quién controla esa parte).

Alex Guerrero dijo...

Telémaco, por mucho que Dolores Ibarruri dijera aquello de "mejor morir luchando que vivir de rodillas", yo creo que es mejor ciudadanos sin libertad (que prospectivamente en el futuro puedan hacer una transición pacífica a la democracia), a 50.000 muertos y creciendo (según el , que dejó de contar hace un mes por razones misteriosas).

La anarquía violente es siempre peor que cualquier otra alternativa (exceptuando a Hitler y cía, claro).

Telémaco dijo...

Alex,
Entiendo el argumento pero me parece paralizante: ¿cómo se puede saber con antelación que cuando acabas con un régimen autoritario vas a pasar de manera pacífica a la democracia?.

Vamos con un ejemplo, que pongo con reparos porque me temo que nos desviemos de la discusión: situémonos en España en 1945. Suponiendo que hubiéramos tenido ese año oportunidad de acabar con la dictadura franquista ¿se podría haber hecho con garantías de no reeditar la guerra civil? ¿Estaba España preparada entonces para la democracia y el intercambio pacífico de ideas?

En el caso de Irak, es cierto que había bastantes indicios de lo que vendría en ausencia de un poder férreo. Pero es duro aceptar que un país sólo puede mantenerse en paz cuando está sometido a una dictadura. Y más cuando ese poder autoritario se encarga de potenciar la división y el resentimiento entre los diferentes grupos sociales, porque en ese caso estaríamos condenando de manera indefinida a ese país a vivir sin libertad.

Alex Guerrero dijo...

Yo no me refería a si debiamos aceptar a Sadam como mal menor. Existe una gradación entre caos y orden que hace que yo suene un poco radical, la verdad.

La cuestión es que se podía haber invadido Irak, que por cierto se hizo con muy pocas bajas y nulos combates, y a continuación verdaderamente establecer un orden. Lo que comenta Egócrata es bastante cierto: la paranoia por deshacerse del ejército fue suicida. ¡Sólo tenían que leer sus libros de historia! ¡Ya habían pasado por esto en Corea del Sur (1949-1959)!

La diferencia es que entonces EEUU recurrió a la ONU, y una coalición de 16 naciones mantuvo el orden en Corea hasta que las instituciones y el Ejército tuvieran cara y ojos. Y ahora su unilateralismo les ha dejado solos, y encima cada vez es más políticamente costoso quedarse.

El Ejército va a pedir esta semana 12.500 millones extras a las cámaras ahora demócratas. Veamos que pasa...

Por otra parte, si nos ponemos, la lista de dictadores en el mundo es muy larga (en negrita todavía vivos)...