Ya era hora. La espera esta última semana se me ha hecho insoportable. La competición deportiva más grande del planeta, el Mundial de Fútbol, arranca dentro de unos minutos.
Me importa un pepino lo que digan los intelectuales. Esta fobia que tienen algunos en la izquierda (y la derecha) a tener el deporte, los espectáculos de masas y todo lo que que guste a más de 50 personas me parece singularmente estúpida. Aunque me confieso elitista (un auténtico nazi del buen gusto), el despreciar la cultura popular como falso arte o opio de las masas es una de las posturas intelectuales más absurdas. El medio o la difusión de una actividad humana no es un baremo de su validez. Ni todo lo popular es caro, ni todo lo minoritario es bueno; cada evento debe ser valorado por sí sólo, sin atender a su repercusión.
El fútbol es un placer estético. No son "22 tíos persiguiendo un balón", sino una mezcla de táctica, improvisación, creatividad, instinto y prodigioso talento físico. Un remate perfecto, un regate creativo o un pase preciso tienen algo de jazz, de música improvisada, con el maravilloso añadido de ser un duelo entre dos bandos. Un buen partido de fútbol es una auténtica obra de arte; no hay ningún otro deporte que combine estética y competición de la misma manera.
Y sí, es un negocio enorme, pero eso no invalida lo dicho anteriormente. Si el beautiful game (que lo llaman los ingleses) es tan lucrativo es en gran parte debido a sus virtudes, no a conspiraciones opiáceas opresoras. De hecho, es probablemente el más democrático de los deportes: dos equipos de 11 iguales (menos el portero, que es el loco del equipo), enfrentándose bajo unas reglas sencillas, y necesitando únicamente de cuatro piedras y un balón para empezar a jugar. Nada de canastas, cemento, redes, hielo, armaduras o campos con formas raras y medidas precisas. Es el juego más barato del mundo, y el más difícil de manipular.
Como decía el Economist ayer, uno no puede crear un equipo competitivo para ganar el mundial de la nada. Un dictador puede entrenar una horda de gloriosos nadadores del pueblo (China), campeones de atletismo comunistas (Alemania) o perfectas gimnastas proletarias (Rumania), pero no puede crear un equipo de fútbol competitivo de la nada. Argentina necesito Maradona, Mussolini sobornar arbitros, pero uno no puede generar el talento de la nada en el mundo del fútbol. Brasil y Argentina, dos países no precisamente ricos, son dos de las mayores potencias en este deporte; cada mundial un país africano o asiático pone en ridículo a la gloria europea de turno.
Gustará más o menos, será más o menos atractivo para cada uno, pero el fútbol es lo que es por muy buenas razones. Y sí, un mal partido es peor que leer Guerra y Paz en sánscrito, y los italianos hacen un juego feo, poco atractivo y que traiciona todo lo que he dicho, pero oye, incluso Shakespeare tiene algún tostón publicado.
Suerte a todos. Empieza la fiesta.
6 comentarios:
Bueno, yo reniego del futbol porque creo que es embrutecedor, porque lo siga mucha gente. La jarra de cerveza frente a la televisión, la camiseta de tirantes, la indignación, la irracionalidad de sentirse parte de un equipo de futbol(sentir los colores!), insultar al árbitro, todo eso es dantesco y horrible, y sobre todo, un auténtico atentado contra la estética pública (como operación triunfo por cierto).
A mi me gusta mas francia que no tienen equipo de futbol y sin embargo las librerías están llenas (¡¡¡los dependientes saben quién es kelsen!!!!), y eso es porque tienen un psg de mierda y un olimpic paquete.
Por eso en el 98 medio pais celebrando el mundial en la calle... Claro.
Por eso la seleccion francesa no participa este campeonato....
Y oye, yo voy al furgo como quien va a la opera, que soy cule.
(no tengo acentos, lo siento...)
Bueno, en parís cuando hay futbol no te enteras... En madrid no hay nadie en la calle.
Por cierto los del 98, creo qeu todos lo sabemos estuvo amañado. Tenían un pacto secreto con ETA-Al Qaeda-ERC-Batasuna-el club de fanáticos del helado de vainilla para ganar ese mundial.
Oye, que en Alemania las librerías también están llenas, y hoy el centro de Stuttgart era un espectáculo de alemanes borrachos animando a su selección. Por cierto, que aquí no le tienen un cariño especial a la bandera, como sí pasa en Francia; aquí casi sólo se ve una bandera alemana con fútbol de por medio :D
Pues qué quieres que te diga, pero a mí el fútbol no me interesa lo más mínimo... y me temo que eso no me convierte en un elitista.
Pero sí, el rollo ese izquierdista de "La gente está aliendad con el fútbol" (también válido para centros comerciales, cine americano, etc) es bastante impresentable además de poco realista; es un desprecio a la voluntad del individuo similar a cuando los losantianos afirman que los votantes de las últimas generlaes estaban poseídos por
Polanco.
Por otro lado, hay que reconocer que determinadas aficiones se disfrutan mejor si no son muy masivas. Al menos por mi parte, que me gusta mucho el monte, la cosa pierde mucho cuando la sierra parece el metro. O en aquellos años no tan lejanos en los que llevaba el pelo largo e iba a conciertos siempre los prefería en locales pequeños que en mega estadios. Si tu grupo favorito vende muchos discos pues cojonudo para ellos, pero sinceramente prefiero un a sala pequeña a precio razonable a un megaestadio petao de gente, pagando el doble y teniendo que ir tres horas antes.
Sí hay otro deporte que combina estética y competición: el tenis
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