Rajoy ayer hizo dos cosas. La primera, aceptar resignadamente que el rumbo que toma el partido ya no lo decide él. La segunda, atar el destino del PP al éxito o fracaso de la negociación con ETA, con una apuesta cada vez más clara por la segunda opción.
Me temo que es tan simple como eso. Ayer Rajoy dijo publicamente que nada de lo que haga el gobierno respecto a la tregua tiene nada que ver con él; lo que haga o diga Zapatero será sin el apoyo o el consejo del Partido Popular. Si vemos el fin de la violencia, y ETA se disuelve, el mérito es exclusivamente del PSOE, ya que Rajoy dice que no va a tener nada que ver. No es difícil deducir, por tanto, que el PP tiene en mente el fracaso de cualquier iniciativa de paz como el camino que más le beneficia.
Lo que está claro es que la legalidad les importa un rábano. Exigen que el gobierno rectifique y se oponga a la reunión entre Batasuna y el PSE, como si sentarse a hablar en una mesa fuera delito. La ley de partidos ilegaliza a Batasuna, no los convierte en leprosos. No hay nada que prohiba hablar con Otegui; tampoco hay nada que haga esa reunión vinculante. ¿Legitimidad política? Batasuna, mal que les pese, la tiene; 150.000 votantes votan a Otegui o a quien este diga. Hablan de tregua, cuando el estado sigue aplicando la ley como de costumbre.
Lo peor de todo es que la deserción del PP hace la tarea de Zapatero mucho más difícil. El gobierno ha visto capacidad de maniobra, ya que cualquier pronunciamiento que haga puede ser visto como un signo de debilidad. Si se muestra inflexible hacia Batasuna, sus palabras serán recibidas por ETA como un síntoma de que el PSOE está cediendo ante el PP y optando por cerrarle puertas. Cualquier intento de dar garantías (prometer que la condena a la violencia abrirá paso a la legalización, por ejemplo) se hace muchísimo más difícil, ya que las presiones externas hacen al gobiern más vulnerable. El gobierno, a su vez, será más reacio a dar concesiones que pueden ser necesarias (y legales, como acercar los presos) debido a un papel activo del PP desacreditando cualquier acción.
El PP, bajo excusas fatuas y gritos de traición, dice no querer "esta paz", y atacan todo aquel que critica su fariseismo hipócrita. Aborrecen la esperanza, y prefieren el circo del miedo. Rajoy y su partido han abrazado el miedo como guía, y han perdido el norte.
2 comentarios:
"¿Legitimidad política? Batasuna, mal que les pese, la tiene; 150.000 votantes votan a Otegui o a quien este diga."
La verdad es que no tengo ganas de escribir mucho, porque vengo de una manifestación y estoy bastante cansado. Pero me llama la atención que te empeñes en otorgar legitimidad a Batasuna.
Para empezar, esos 150.000 votantes no votan a quien decida Otegui, sino a quien decida ETA que para eso es quien manda.
Pero es que tener a gente dispuesta a votarte no da (ni quita, obviamente) legitimidad. Imagino que habrá gente dispuesta a votar a los latin kings, grupos nazis, sectas destructivas, y criminales de variado pelaje. ¿Tienen legitimidad?
Aceptar las reglas de la democracia; cumplir las mismas leyes que el resto de los ciudadanos; salir elegido en unas elecciones limpias (eso es: sin amenazas, sin pistolas, sin cócteles molotov) unas elecciones. Eso da la legitimidad.
Cuando Batasuna haga eso, será una representante legítima de los ciudadanos.
No me parece del todo justa tu valoración. Estás dando por hecho que conoces la intención de Rajoy, o del PP, y sus motivos íntimos, cosa imposible de conocer.
Es decir, a mi juicio, ciertas posturas políticas vienen determinadas en parte por electoralismo y en parte por convicciones. Cuando la mayoría de partidos se opuso a la intervenciónen Irak, seguramente lo hacían en parte por desgastar al gobierno, pero también por puras convicciones.
En el caso del PP y el diálogo con Batasuna seguramente hay oportunismo, pero también convicciones: un asesino es un asesino, aunque intente justificar su actuación con móviles políticos. Y por tanto no hay nada más que hacer que meterle en la cárcel. Si el PSOE se reúne con HB, hay quien pueda temerse que es para "negociar", para algo más, pues para pedirle a Batasuna que condene la violencia no hace falta reunirse en privado.
Dicha sospecha es la que choca contra sus convicciones y por tanto se niegan en rotundo.
No sabemos si la postura será productiva o no, pero al menos por mi parte creo que se les debe conceder que su posición es (o puede ser) sincera y por convicción, no por oportunidad. Juzgar sus intenciones es juzgar algo que no sabemos, como cuando en la época del "trío de los azores" los losantianos acusaban a los manifestantes de ser unos simpatizantes de dictadores y terroristas, enemigos de la libertad, etc.
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