De todas las obesiones regulatorias del estado, ninguna me pone más de los nervios que la de meterse a decidir qué programas se pueden ver en televisión a según qué horas. La excusa, como de costumbre, son los niños, esos pobres adultos en miniatura de cerebro vulnerable.
Resulta que las televisiones emiten a horas en que esos pobres bichitos están despiertos programas escandalosos, horribles, terribles, espantosos. Tan malos, tan malos, que los pobres engendros al verlos sentirán un terrible dolor producido por su pobre cerebro derritiéndose. El horror.
En fin. Para empezar, no hay nadie en casa de todos los padres de España que esté obligándolos a punta de pistola a tener a los críos sentados delante del televisor. Aunque parezca mentira, los niños no tienen por qué estar todo el día sentados delante del trasto ese, absorbiendo cantidades ingentes de maldad, pornografía, inmoralidad y violencia. Desde luego, no creo que sea una obligación legal tener al chaval 140 minutos de media diariamente delante del televisor; es más, hay un instrumento muy potente, mágico, increíblemente efectivo al alcance de los padres que consiste básicamente en mantener el estúpido aparato fuera del alcance de los niños. Si pueden hacerlo con el prozac y el pegamento, lo pueden hacer con el mando a distancia.
Más allá de eso, el tener un televisor que yo sepa no es nada obligatorio. Dentro de las múltiples opciones disponibles en el mercado para comprar basura electrónica, los televisores son un aparato rotundamente opcional. Exceptuando cuatro o cinco profesiones ligeramente rarillas (publicista, todólogo radiofónico, famoso de segunda...), uno puede vivir, pensar e incluso entretenerse sin el cacharro en cuestión. Hay muchas, deliciosas alternativas; usted estimado lector está disfrutando de una de las mejores del mercado leyendo esta magnífica bitácora.
El factor crucial, el más importante, es el hecho que no hace falta ser drástico. Uno de los grandes beneficios del capitalismo pre-mega-monopolio de Prisa/Rupert Murdoch (táchese lo que no proceda) es el hecho que oh cielos, tenemos más de un canal. Aún más impresionante, somos libres de cambiar cuando queramos. En una situación de emergencia, como por ejemplo cuando nos percatemos que uno de nuestros tiernos, idiotizados retoños tiene los sesos echando humo debido a la extemporánea, infame, letal contemplación de una teta (¡tetas! ¡cielos!) en su televisor, siempre podemos correr y poner la 2, que seguro está echando alguna chorrada intelectual inofensiva.
Y oye, si quiere control total, no conecte el televisor a la antena. No contrate cable. Sea una isla. Compre todos los DVD de los Teletubbies que quiera, una urna de cristal, una escafandra, y encierre el niño en un entorno perféctamente estéril. Puro. Protegido.
Porque ya se sabe, forma parte del trabajo del estado asegurarse que todos aquellos adultos descerebrados, violentos, alienados y machistas sin hijos no puedan ver sus pelis de tiros a media tarde. Es una tarea derivada de la enorme, gigantesca tarea estatal consistente en asegurarse que los padres que usen el televisor de niñera no conviertan a sus tiernos enanos en una pila de psicópatas irresponsables.
No importa que toda esa basura lisérgica que pretende pasar por programas educativos parece ser una fábrica de crear imbéciles. No importa que cualquier crío de ocho o nueve años la verdad tiene muchísimas cosas más interesantes que hacer en la vida que mirar la tele. No importa que la evidencia sobre los efectos de la violencia en los medios en el desarrollo de los niños sea como mínimo dudosa.
Y joder, más videojuegos violentos, juegos de rol y pelis de Van Damme que me tragué yo cuando era crío, y mira lo normal que he salido. O no.
Por cierto, el pelotón de padres preocupados que no me vengan con eso de "Egócrata, que no lo entiendes, que lo de tener un niño no es fácil". Lo entiendo perféctamente. Por eso no tengo uno.
9 comentarios:
Es curioso este país.
De un lado, Papá Estado tiene que hacerlo todo -que yo no he tenido críos para educarlos, oiga- de otro, es culpable hasta de que llueva.
¿Qué clase de enfermo mental pone a sus hijos en manos de un Estado que conspira para que llueva en domingo?
Creo que el problema es más profundo que eso. Principalmente, que los padres no están en casa para apagar la tele o cambiar de canal. Y eso nos lleva a hablar de horarios, de jornadas laborales, de conciliación de la vida laboral y familiar...
"Nunc plaudites omnes". Cuando algo no se puede decir mejor, sólo queda felicitar al orador.
Aún me acuerdo cuando me levantaba de noche, sin hacer ruido para que no me oyeran mis papás, a encender la tele y ver alguna peli de tetas de esas que echaba Telecinco. ¡Qué tiempo aquellos! Lo considero parte imprescindible de una educación integral.
Estoy absolutamente de acuerdo con este post. De hecho, si yo tuviese hijos les haría tragarse las 11 temporadas de South Park, para luego dejarlos a cargo del Carmaggedon, que a mí eso de atropellar abuelitas siempre me relajó...
Pero el caso de España es muy particular. Se suele olvidar que, por Dios sabe qué razón, en nuestro país la televisión es un medio de titularidad pública (http://www.generacionred.net/2007/06/01/la-television-publica-en-espana-%c2%bffin-de-ciclo/) que empresas privadas pueden gestionar mediante concesiones. Por tanto, ese tutelaje gubernamental, lamentablemente, está justificado. Y no es casual que se concedan teles a los colegas del Gobierno de turno...
A propósito, los sexy-thrillers de Tele5 también han sido parte de mi educación cívica.
Si los padres no están en casa, que no tengan tele, si tan grave y peligrosa la amenaza es para los pobres niñitos.
Aparte que claro está, hay maneras de restringir lo que ven los niños con controles parentales electrónicos.
Egócrata, que no lo entiendes, que lo de tener un niño no es fácil.
Por eso *todavía* no tienes uno.
;)
--J.
si tuviera hijos, no serían las pornos ni la violencia lo que me preocuparía. Serían noticieros, debates y declaraciones porque no importa tanto que salga malcriado como el que salga idiota después de creerse todo lo que dicen.
Me ha recordado a la cancion de def con dos "Consoladores en vez de cilicios,
fotos obscenas en los catecismos
y en lugar de tanta novillada
carreras de sacos entre embarazadas.
Hágase la luz, La Tierra es plana
y doctorarse no vale para nada.
El onanismo y la pornografía
son fuentes eternas de sabiduría."
Yo la verdad es que estoy de acuerdo con Jessica: si los padres no estan en casa... Ademas yo soy de esos que creen qeu para tener hijos deberian declararte capacitado para educarlos antes, que luego llegan a presidente del gobierno e invaden paises.
No deja de ser un servicio de concesión publica y tienen que cumplir ciertos requisitos, como los taxis :P... En los canales de pago pueden poner la programación que quieran a la hora que les de la gana.
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