Quizás peque de excesivamente poco sentimental, pero me parece que IU ya está haciendo las maletas y partiendo hacia ese lugar en el cielo donde van los partidos con buenas intenciones caídos en acto de servicio. La asamblea de este fin de semana fue una juerga de consideración, con gritos de tongo y todo, y un Llamazares aferrado a la poltrona, aunque más bien parezca una silla eléctrica.
Lo cierto es que no se acaba de entender qué narices pintan. Primero porque tras el morrazo incuestionable de las últimas elecciones (vamos, de todas; desde el 96 que van con entusiasmo hacia abajo) no creo que tenga sentido el resultado del congreso. En otras palabras, Llamazares ha demostrado ser un inútil, que ni ha unido el partido ni ha rendido electoralmente; creo que echarle a patadas sería razonable. En este sentido, el congreso/asamblea/juerga del fin de semana es la peor de las soluciones posibles. El partido le pega de tortas a líder, enseña al mundo que es una casa de locos, y... lo mantienen en el cargo, ¡con la opción de volver a votar para echarlo en un par de meses!
Nada, dándole a los electores muestras, una y otra vez, de lo bien que va el partido. Para la siguiente vez, norma número uno para no hacer el ridículo: si se quiere matar al líder, que no sufra. Puñalada rápida, por favor. No que les hubiera servido de mucho, ya que en las siguientes sobrevivirá IC y punto del desastre, pero ya que mueren, que lo hagan con dignidad....
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