Quizá por mi viejo aprecio por las burocracias, pero en caso de duda, siempre me fio bastante de ellas. Una de las razones por las que los funcionarios tienen empleos casi vitalicios y no dependen del político de turno es porque de este modo los ciudadanos nos aseguramos que hay alguien que puede decir las cosas sin tener miedo a perder el puesto. En otras palabras, un político no dirá cosas que garanticen su lapidación pública ("mentimos del 11 al 14-M"), pero a un funcionario no le importará demasiado freir un político con lo que diga.
¿A qué viene esto? Bueno, a que ZP ha colado alguna contradiciendo lo dicho por policias. ETA si se investigó, como han dicho varios comparecientes, el 11 y el 12. Sólo el 12 por la mañana la mayoría de funcionarios han coincidido en señalar que la linea de tarados religiosos es la principal. Había dudas razonables. Algunos cafres como yo decían ya el 11 por la mañana que no podía ser ETA (así lo escribí en Ars), pero mi profecía se puede atribuir más a la suerte que otra cosa.
Claro, esto no importa a según quien cuando lo razonable se interpone en la senda de su vociferante opinión. Dicen que son informes hechos a medida para el gobierno, y dicen que Aznar es honesto en su duda. Lo de la lógica, en otra parte.
Evidentemente (creo que no hay que decirlo) cuando Zaplana dice que la encuesta postelectoral del CIS demuestra que tres millones de personas cambiaron el sentido del voto, se lo inventa. Si hubiera añadido que la torpeza de su partido hizo que gente de izquierda que no votaba desde hacía tiempo (o lo hacía por primera vez) se movilizase contra ellos a espuertas hubiera estado un poco más cerca de la verdad. No lo podemos decir con certeza, porque el CIS aún no ha soltado la base de datos.
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