Pues el señor Rajoy ya se ha plantado en el Congreso con sus cuatro millones de firmas. La situación es tan absurda que me parece que es de recibo recalcar la multitud de estupideces jurídicas y lógicas que hay detrás del engendro propagandístico de este señor.
Primero, el hecho que las firmas sean pidiendo una proposición no de ley. Desde un punto de vista jurídico, solicitar eso presentando firmas no tiene ninguna lógica; el PP podía haber pasado la proposición él solito, sin pedir garabatos a nadie, y el efecto real de la iniciativa hubiera sido exactamente el mismo. A efectos de peso legal, que Rajoy hubiera hecho el camino de Santiago a gatas tendría exactamente el mismo valor.
La única forma que una recogida de firmas tenga valor jurídico es con las iniciativas legislativas populares, reguladas con cierto detalle, y que quedaban fuera del alcance de las maniobras del PP. Para empezar, un referéndum no se convoca por ley, así que no podían pedirlo de este modo. Aún si pudieran pedirlo, la constitución prohibe de manera específica que las iniciativas legislativas populares afecten materías reguladas por ley orgánica, y oh magia potagia, el estatuto lo es. Así que les ha tocado hacer acrobacias para poder pedir esta clase de cosas y recoger cajas llenas de firmas.
De todos modos, ¿Qué va a hacer la mesa del Congreso con todas esas cajas?. Pues la verdad, ni se molestarán en abrirlas, ya que son totalmente innecesarias. Vendrá Zaplana o Acebes con el papelito con la proposición, en bonita caligrafía usando papel delineado, y un par de aburridos funcionarios con una carretilla, que serán enviados a otra parte, ya que todos esos papelajos no sirven para nada. Hala, a gastar dinero reciclando folios otra vez. Vaya narices.
La proposición, tras tantas manías, será votada en la mesa del Congreso. Si en política hubiera algo de sentido común, esta enviará el texto a paseo, por chorra. Pedir un referéndum consultivo sobre un tema concreto vale; preguntar sobre el sexo de los ángeles usando una pregunda tan soberbiamente estúpida como la que pretende el PP es básicamente delirante.
Más allá del hecho que la Constitución (según interpretación del Constitucional, todo sea dicho, ya desde el la sentencia sobre la LOAPA) reconoce que la igualdad de derechos y deberes en todo el territorio no es ni necesaria ni obligatoria, preguntar a la gente si España es una nación es como votar sobre la existencia de Dios o la Ley de la Gravedad. Sea cual sea el resultado de un hipotético voto sobre la materia, España seguiría siendo lo que es, sea una nación o cuatro.
Lo divertido, de todos modos, es que si saliese "si" en el referéndum, tocaría reformar la constitución, ya que lo que defiende la pregunta de Rajoy está en contra de la interpretación vigente de esta. El "no" sería la respuesta correcta desde un punto de vista constitucional, ya que el número de naciones y nacionalidades (que vienen a ser lo mismo) es irrelevante.
Aparte de presentar una pregunta estúpida con firmas innecesarias (ni entro en la legalidad de la recogida, harto dudosa), la cuestión es qué sucede si la proposición llega al Congreso. Todo el mundo menos el PP vota en contra, el efecto es nulo. Todo el mundo vota a favor, el efecto real viene a ser nulo igualmente, ya que no vincula al gobierno más que como bronca política. Es, a efectos prácticos, un caro y lastimoso brindis al sol, tratando de ganar a base de chavismo populista un poco de cobertura mediática.
Lo que realmente debe fustrar al PP es que lo del estatuto de sorpresa y traición al electorado tiene poco. Todos los partidos catalanes menos ellos se presentaron a las autonómicas prometiendo reformar el estatuto, con el resultado que Piqué sacó un resultado electoral lastimoso. Zapatero se presenta a las generales prometiendo aceptar esa reforma en el programa, algo que procede a cumplir (ya que para algo le han votado) una vez llega a la Moncloa. Aquí el único al que las urnas no le han dado la razón es a Rajoy.
Cuando se vote el texto en Cataluña, y el PP coseche, como de costumbre, una humillante derrota en el principado (a no ser que ERC decida pedir el no y le hinche el resultado a Piqué), no sé que nos van a contar. La cuestión es, los catalanes quieren tener más derechos y obligaciones, y lo votan. Si Rajoy tiene envidia, que proponga café para todos, y los incluya en la Constitución, y se deje de paranoias variadas. De momento, las urnas y las encuestas lo siguen dejando pasando frío en la oposición.
5 comentarios:
tratando de ganar a base de chavismo populista un poco de cobertura mediática. Para eso, justamente, sirve toda esta movida, y por eso la han orquestado. Para poder decir que Zapatero es un presidente anti-democrático que no escucha la voz de la ciudadanía (4 millones de firmas harto dudosas), claro, porque como llegó a la Moncloa como llegó, de una forma tan antidemocrática... Y vuelta a empezar.
Son unos borreguitos (por cierto, Zaplana disfrazado en la fiesta de moros y cristianos, que incoherencia).
El único valor que tendrían estas firmas es como ejercicio colectivo de un derecho de petición, pero no van a hacer ni eso, ¿sabeis por qué? Porque habría que comprobarlas y entonces se podría descubrir alguna hipotética irregularidad, como el caso comprobado de que se podía firmar un millón de veces (he comprobado que en internet se puede votar hasta 47 veces seguidas y como me tenía que ir a cenar no llegué a la 48).
Así que nada, ellos que sigan haciendo lo que hacen que es nada. Porque a parte de decir que no a todo y decir que se rompe España ¿que ha hecho el PP?
El caso es que el PP continúa con su estrategia del miedo para tener algo de protagonismo político, en un momento en el que la mayoría de la población vuelve a darle la espalda. Dicen que España se rompe, pero aquí no vemos que nada se caiga a pedazos,... en todo caso, son ellos quienes están haciendo más méritos para romper el país, dividiendo a la población y deslegitimando constantemente las instituciones.
Hay dos planos, el jurídico y el político:
Desde un punto de vista jurídico, tienes razón en que las firmas no tienen ningún efecto vinculante, puesto que mediante una proposición de ley no se puede obligar a un presidente del Gobierno a convocar un referéndum consultivo. Lo curioso es toda esta pesadez de argumentos (que has mencionado de pasada) que intentan convertir esa recogida de firmas en una iniciativa legislativa popular, para terminar tachándola de inconstitucional porque versaría sobre una materia propia de ley orgánica: nada en esa recogida de firmas hace sospechar que se trate del ejercicio de una iniciativa legislativa; se plantea a la gente una pregunta y los que dicen que sí firman, nada más.
Está el plano político. Rajoy sabe que sólo el presidente del Gobierno tiene la facultad constitucional de convocar un referéndum; referéndum que, por cierto, sí puede versar sobre materias propias de ley orgánica, como ocurrió con el referéndum sobre la constitución europea. Por eso tiene todo el sentido *político* (no jurídico) que, respaldado por cuatro millones de firmas, el PP inste al presidente del Gobierno a que convoque un referéndum. No le veo tacha alguna.
Los tratados internacionales NO SON ley organica.
Publicar un comentario