Tras unas intensas y provechosas jornadas por Barcelona, llenas de turisteo y sana comida mediterranea, ya estoy de vuelta por las Américas otra vez. Eso significa que una vez haya puesto en orden el equipaje, la compra, el correo atrasado y demás, ya podré escribir algo por aquí un poco en serio. A ver si mañana comento algo.
De momento, hay un par de temas que me parece que nadie ha comentado demasiado bien estos días. El primero, la dimisión de Bono. Entre los conspiranoicos del 11-M y los que creen que el hombre estaba preocupado por la unidad de España, a casi todo el mundo se le ha pasado que el único interés conocido de Bono es llegar a presidente del gobierno. Desde el ministerio de defensa está claro que no parece que fuera a llegar muy lejos, así que ha preferido irse al monte, y rezar por que Zapatero se estrelle y lo llamen para salvar al PSOE. Con la potra que gasta el PACCB (político anteriormente conocido como "Bambi") ultimamente, mejor que espere sentado.
El segundo, las elecciones italianas. Más allá de los exabruptos y las dudosas prácticas políticas de Berlusconi, parece que nadie se ha dado cuenta que lo peor de su gestión es el patético crecimiento económico de Italia en sus cinco años de mandato, un raquítico 1% anual. El hecho que fuera un impresentable no debía haber sido nunca tema de campaña, su incompetencia sí.
A todo esto, la nueva ley electoral italiana es realmente espantosa; una máquina de llenar la política de locos de atar. Casualmente, su funcionamiento recuerda vagamente la de otro país lleno de iluminados también con problemas económicos, Francia. Como repito a menudo, hay una delgada línea que separa la falta de control político de la representación, y parece que en Italia viven en el lado equivocado de esta.
Italia necesita reformas estructurales urgentes. Duras, decisivas y de esas que hacen aullar al sector paleolítico de la izquierda, pero absolutamente imprescindibles para evitar que el país se vuelva un erial. No hace falta ser demasiado inteligente para darse cuenta que mientras la arimética electoral haga depender a Prodi de los comunistas de Bertinotti (y a un gobierno Berlusconi de Fini o la Liga Norti) eso requerirá un milagro. Que Dios le pille confesado.
3 comentarios:
Es una pena que las elecciones italianas hayan ensombrado la verdadera y única noticia importante: las elecciones peruanas.
:))
Bah, aunque yo pensaba que en Italia la cosa estaba más fácil, parece que en realidad tienen los mismos problemas que por aquí: el proximo gobierno, sea el que sea, tendrá que pactar y las alianzas que se preveen para los proximos cinco años no son muy alagüeñas que digamos.
Bueno, en Perú os queda la segunda vuelta. Por cierto, si un inútil certificado como Alan García pasa a la segunda vuelta, que se lo hagan mirar :-).
¿La segunda vuelta entre quien, nos queda? Recuerda que en segunda vuelta sólo pasan los dos primeros. ¿Ollanta - Alan, que es la dupla que por el momento (con algo más del 87% escrutado) parece que se la llevan? No sé, la verdad, cual de los dos puede ser peor.
Sin embargo, yo no diría tan ricamente que Alan es un inútil. No es un outsider, tiene un partido fuerte y es un político desde hace años, perdón, décadas (demasiado listo, diria yo). Es listo, conoce su trabajo y tiene labia. Ha sacado adelante una campaña electoral en la que iba por detrás con mucha diferencia y es probable que clasifique. Que no me gusta nada en absoluto, pues también es verdad, pero al menos hay que reconocerle sus fortalezas.
Para Congreso no hay segunda vuelta, y la que se lleva de calle un puesto por Lima es Keiko Sofía Fujimori (hija del prófugo y ex-primera dama...) El fujimorismo va a ser una fuerza importante en el Congreso (no hay resultados oficiales, todavía, las encuestas a boca de urna le daban un 13%, que puede aumentar porque los partidos que tienen menos de 4% no entran al Congreso).
Es decir, la cosa está de infarto.
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