martes, enero 30, 2007

De política y noticias irrelevantes

Como he comentado en más de una ocasión, mi gran motivación para escribir una bitácora es proseguir mi lucha incesante contra la estupidez que nos rodea. Entre todas las cosas que me ponen mortalmente nervioso estos días es para variar los medios de comunicación, y su absurda, estúpida e irritante manera de cubrir la política.

Hablemos pues del gran cáncer mediático de los últimos años, el analista político. Me refiero al analista político, no al analista de políticas; es decir, de los tipos que hablan sobre los efectos que una determinada noticia tienen en el futuro electoral de gobernantes y opositores varios.

Lo cierto es que están en todas partes: tertulias, columnas de opinión, editando periódicos, cubriendo noticias y crónicas. Son los típicos listillos que cuando un gobierno hace algo, o un político lanza una crítica, pasan inmediatamente a hablar sobre eso les quita o da votos, y por qué han tomado ese camino. Un ejemplo claro es cuando alguien sugiere una reforma fiscal (habitualmente sobre el IRPF) y el periodista que cubre la noticia habla no de su racionalidad económica, si no cómo subir la deducción sobre las hipotecas busca obtener votos entre las clases medias.

Sí, muy bonito, pero ¿qué valor informativo tiene?. El votante que lee un periódico ya decidirá si la deducción le favorece o no, y si eso cambiará su voto. Lo que le interesa (y el analista debe proporcionar) es una opinión fundamentada sobre qué efecto sobre el mercado inmobiliario tiene ese cambio fiscal, su efecto sobre la recaudación en agregado y si es la manera adecuada o no para controlar el precio de la vivienda (por cierto, no lo es. Pero eso es para otro día). Comentar la noticia de este modo es, ciertamente, más difícil, y ciertamente no demasiado compatible con el habitual analfabetismo de muchos periodistas, pero es ciertamente algo mucho más interesante y cercano a informar sobre la verdad que es lo que se supone es su trabajo.

Esta tendencia periodística llega a límites insospechados durante campañas electorales, y más aún en Estados Unidos. Como mencionaba ayer, es patéticamente difícil enterarse de lo que opinan muchos candidatos leyendo la prensa; sencillamente, los periodistas no hablan de ello. Una mirada al azar en cualquier publicación presuntamente seria da invariablemente multitud de artículos centrados en hablar del circo electoral, sin explicar ni una sóla vez las propuestas concretas o sus efectos. La cuestión es hablar de posiciones, rivalidad, carrera, competición y el drama del choque, todo ello patéticamente fácil de cubrir a base de repetir encuestas y porcentajes demográficos, y no meterse en ¡oh cielos! los efectos de cada decisión en el planeta tierra.

No tengo ningún interés en saber qué significa para los republicanos electoralmente la guerra de Irak; quiero saber qué sucede, y qué efectos ha tenido cada decisión tomada hasta ahora. No quiero saber cuántos votos puede un candidato obtener prometiendo sanidad universal pública o tratar de arreglar el sistema actual, quiero saber los efectos concretos de cada una de las alternativas en gasto previsto, comparado y en mi vida diaria. Sí, es mucho más difícil de cubrir. Sí, requiere saber datos, leer propuestas, saber cómo funciona el mundo y ser capaz de decir en ocasiones que es difícil saber qué es mejor, o que una u otra decisión responde a distintos objetivos o formas de ver el mundo.

En los medios hay demasiados todólogos, demasiada gente que cuando no sabe de qué habla se refugia en explicar intrigas palaciegas, juegos de poder, caídas en desgracia y encuestas variadas. Es hora de centrarse en la realidad, y saber decir que a veces uno no tiene ni idea, y se calla. Tan simple como eso.

Por cierto, aunque mi gran motivo para escribir es luchar contra la estupidez, el motivo principal sigue siendo ser famoso. Espero que El País perciba mi demoledora crítica a Carlos Carnicero, y me contrate de una vez. Eso sí, que no esperen que trate temas de educación, mercados financieros o derecho administrativo, entre otros. No tengo ni idea de ello.

17 comentarios:

Jorge dijo...

Cito:

" No quiero saber cuántos votos puede un candidato obtener prometiendo sanidad universal pública o tratar de arreglar el sistema actual, quiero saber los efectos concretos de cada una de las alternativas en gasto previsto, comparado y en mi vida diaria. Sí, es mucho más difícil de cubrir. Sí, requiere saber datos, leer propuestas, saber cómo funciona el mundo y ser capaz de decir en ocasiones que es difícil saber qué es mejor, o que una u otra decisión responde a distintos objetivos o formas de ver el mundo."

Claro. Lo que quieres es que echen a todos los periodistas y su trabajo lo hagan sociólogos. Estoy de acuerdo porque, hoy en día, los sociólogos recibimos una formación de periodista, y los periodistas reciben una formación, en general y salvando honrosas excepciones, de mierda.

Nadie va a centarse en la realidad. ¿Desde cuándo la realidad vende, por Dios? Quiero decir la realidad pormenorizada y, si se trata de un artículo, analizada. Ja. Impacto y especulación. De toda la vida, en Gran Hermano y en El País. En (por desgracia) La Clave y en Informativos de Telemadrid. Y bueno, así nos va, así tenemos la cultura política en España como la tenemos.

En fin... acertado post, nunca está de más recordarlo. Saludo.

Jorge dijo...

PD: Añado... lo que parece es que los analistas políticos de los medios públicos se han dejado llevar, captar, por la teoría y la situación (real, por otra parte) de los partidos como entes especuladores en busca de la maximización de beneficio, y están ahí cómodos, especulando, valorando, apuntando, trazando posibles vías, criticando, censurando, alabando a veces, hasta el punto de ser un fiel reflejo de la clase política. Sí, hijos, todo menos describir, explicar y (por mucho que os llenéis la boca con esta palabreja) analizar. Bueno, como ves no eres el único quemao con el asunto.

Alex Guerrero dijo...

Desde luego Egócrata, con los años te haces cada vez más ingénuo (o yo más cínico).

Anónimo dijo...

Buen post, si señor. Celebro tu ardua lucha contra la estupidez y, espero que El País te contrate de una vez; ya están tardando.
Felicidades por el blog y recuerdo a Ignacio.

Anónimo dijo...

Estimado egócrata: curiosamente he escrito algo parecido en mi blog. Las tertulias televisivas y los debates que se llevan a cabo son, en la mayoría de los casos, auténticos espectáculos en los que unos señores y señoras lo saben todo y van sentando cátedra con lo que dicen. Tener un libro publicado sobre un determinado tema les confiere una autoridad superlativa y que nadie se atreva a contradecirles porque se lanzarán al cuello del atrevido como leones hambrientos. En el resto de países europeos parece que no sucede así: los debates políticos se nutren de especialistas en la materia objeto de debate, de verdaderos expertos que saben de lo que hablan y lo hacen con propiedad, informando al ciudadano, no creándole confusión o construyéndole una opinión que o compartes o no eres de los nuestros. Los necios llegan a considerar doctos a algunos de estos tertulianos televisivos, mientras para los doctos no son más que simples necios. Un saludo.

Dani dijo...

De acuerdo con la crítica en general, pero creo que en más de una ocasión entrar a valorar el comportamiento interno de un partido o los movimientos de un candidato está más que justificado y aporta mucha información a los ciudadanos.

Creo que en esta línea de mal periodismo que has descrito entrarían, por ejemplo, la mayoría de artículos de Soledad Gallego-Díaz en El País (los cuales me parecen brillantes).

En Francia, por ejemplo, se realiza especialmente ese periodismo del que tú hablas. ¡¡¡Pero porque esa es la realidad!!! Porque los políticos no buscan más que ascender en su partido y conseguir votos, y esta es muchas veces la clave para comprender por qué pasan las cosas que pasan. ¿Cómo hay que contar, por ejemplo, la ascensión de Sarkozy en la UMP? ¿Cómo se puede explicar la carrera política de Chirac sin entrar en sus intrigas políticas? ¿Cómo se explica que Laurent Fabius pasara a apoyar el no a la Constitución europea en 2005?
¿Cómo se explica el último viaje de Ségolène Royal a China?

R. Senserrich dijo...

Bueno, la oligofrenia de la clase politica francesa es bastante excepcional, pero no estaria de mas que alguien contara a los electores lo radicalmente estupido de muchas de sus propuestas.

Defender el derecho a la vivienda en los tribunales, por ejemplo. Oh magia.

Anónimo dijo...

Dani: está bien describir la situación que hoy día viven los partidos como expoliadores y especuladores de los votos en un corto plazo. Lo que pasa es que la inmensa mayoría de periodistas se convierten, asímismo, en expoliadores de lectores y especuladores, igual, igualitos, que los políticos.

Una cosa es denunciar la situación de los "catch-all parties" y otra muy distinta es entrar en su juego.

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

La propiedad de los medios de comunicación tiene dos aristas disímiles; por un lado, la pluralidad de dueños asegura un ejercicio del derecho a la información mucho más eficaz y "democrático", que una propiedad única y centralizada -sobre todo si ese dueño es el Estado. Por otro, la libre competencia parece no asegurar dicha pluralidad.
El oligopolio va absorbiendo gran parte de los medios independientes, convirtiéndolos en satélites de su línea editorial, y en parte de su aparataje productivo.
En este sentido, entendemos la capacidad de producir un discurso que se expande y se infiltra en la sociedad, generando la sensación o la ilusión de opinión pública, que sin embargo es esencialmente ilusoria.

Anónimo dijo...

Si en la Cadena Ser han contratado a Escolar (a su lado Carnicero es un sabio), no veo por qué no te pueden hacer un hueco.

Anónimo dijo...

yo creía q los analistas políticos se dedicaban precisamente a eso. A interpretar las actuaciones en términos políticos, relaciones con el electorado, maniobras entre partidos, etc. Lo de detrás vamos, lo q se cuece entre bambalinas, la segunda parte de determinada política q en algunos casos es la función principal. Eso no quiere decir q haya q sancionar moralmente q gran parte de las actuaciones políticas se realicen más para captar votos, eso creo q incluso lo sueles defiender, si no recuerdo mal.

Para lo del mercado inmobiliario creía q lo se necesitaba es una analista económico. Que explique las repercusiones de tal política en determinado mercado. Economía política. Lo que pides es más información técnica y menos sesgo político, intuyo.

¿Tal como está el panorama periodístico no crees que sería mejor escribir en el actual ABC q no en el Pais?. ¿O es simplemente pq tiene más lectores el de PRISA?

R. Senserrich dijo...

Yo soy un mercenario de la pluma, oiga. Si el ABC me quiere fichar, yo me apunto. ;-).

Jorge dijo...

Wininu: hay muchas formas de definir política, yo voy a probar con esta: política es la porción del sistema social que se destina a gestionar, dirigir, y administrar los problemas que en el mismo surgen a través de mecanismos que implican casi siempre una relación de poder diferenciado. Bien, un analista político ha de analizar qué problemas existen y cómo aquellos que están encargados a ello (o que se autoproclaman para ello) les dan solución. Que una parte de este análisis corresponda a cómo estos "encargados" se cuidan de mostrar que sus soluciones son las mejores y las de sus oponentes son un cáncer a eliminar (democracia española, vamos), no quiere decir que el análisis haya de ceñirse a ello por entero.

Anónimo: ji.

Anónimo dijo...

quizá tengas razón. Pero Maquiavelo aun tiene una influencia bestial, y es normal.

Me gusta q algunos analistas políticos o como se les quiera llamar piensen maquiavelicamente, como lo haría el político.

En el cálculo hay dos partes, por un lado la de los técnicos subalternos y por otra la decición final del politico, el porqué de esa decisión final pienso yo q es lo que los "técnicos políticos" deberían intentar conocer y transmitirnoslo.

¿Por qué determinada decisión y no otra? ¿Por ideología? ¿Y si es así, cómo se fundamenta ésta? ¿Y si no? ¿Por conveniencia de qué tipo? ¿Qué intereses la ha propiciado? ¿Son éstos coherentes con la ideología profesada? Dinero, poder, vanidad, buenismo ¿o bien común? Grupos de presión, chanchullos, alianzas, etc.

Aparte de q nos parezcan bien o mal a la ciudadanía, ¿le parecen bien o mal al propio político? Le hizo mucha gracia al gobierno del PSOE en general la historia del estatuto catalán. ¿Atiende a la propia ideología socialdemócrata q se supone profesan?

Jorge dijo...

Claro, y todas las preguntas que planteas me interesan a mí también, pero como tú mismo dices "algunos". No todos. Porque si no perdemos los outputs de vista, y nos quedamos sólo con lo que pasa en la caja negra.

Anónimo dijo...

Los políticos son una tomadura de pelo tan grande como los analistas polítcos... se alimentan de lo mismo y producen la misma basura...

Anónimo dijo...

y se me olvidaba, no voteis en las elecciones, es una pérdida de tiempo