jueves, agosto 23, 2007

De accidentes y normas de tráfico

Por Bits Rojiverdes se quejan amargamente de lo triste de los últimas cifras de muertos en accidentes de tráfico en Agosto. La solución propuesta a esta clásica lacra de los sistemas de transporte en países desarrollados es limitación mecánica de la velocidad (120-130 Km/h), y tan campantes. Clásica idea que parece de sentido común, pero que tiene muy poca lógica. Sí, es cierto que el exceso de velocidad es uno de los principales implicados en muchos accidentes de tráfico; sin embargo esta limitación impuesta daría muy pocos resultados.

Para empezar, vale la pena echar un vistazo a los patrones de los accidentes; si bien las velocidades medias son mucho más elevadas en autopistas (el único lugar donde un limitador sería una penalización real), la inmensa mayoría de muertes se producen fuera de estas, en carreteras convencionales y zonas urbanas. La cuestión es que darse una galleta en una autopista a 160 es mucho menos letal en términos de probabilidad de quedarse que pegársela a 100-110 en una carretera normalita, por simple cuestión de física. Las autopistas tienen toda una serie de ventajas (tráfico sin cruces, coches circulando en el mismo sentido, obstáculos lejanos a la calzada, mejor trazado) que las hacen mucho más seguras; limitar la velocidad de los coches a 120, aparte de hacer la AP-2 mucho más aburrida de lo que es ya a su paso por los Monegros, apenas afectaría las estadísticas.

Lo que resulta aún más curioso es si nos remitimos al simpar Wonka y sus series de artículos hablando de este mismo tema. Como comenta, hablar de muertos en términos absolutos es poco relevante: en 1930 estoy seguro que hubo menos muertes en accidentes de avión que en el 2006, pero nadie diría que los Fokker Trimotor son más seguros que un Airbus 320. Si hay una décima parte de los muertos pero una milésima parte de los vuelos, está bastante claro que volar en 1930 era más letal. Conducir es más o menos lo mismo; si en España contamos en accidentes mortales por kilómetros recorridos, la tendencia ha sido a la baja desde que se tienen datos.

Nada sorprendente. España sigue la tendencia habitual: más renta, mejores infraestructuras y vehículos, más capacidad de control, y menos tortas. Si bien está un poco por encima de las cifras que debiera, eso se explica en parte por otros factores, como el tiempo de reacción de los servicios de emergencia, que da cuenta en buena medida sobre por qué una vez en un accidente la probabilidad de morir en España es relativamente alta. Cosa que no debería sorprendernos tanto, de todos modos; la densidad de población es muy baja en comparación a nuestros vecinos, así que los tiempos de reacción serán necesariamente algo mayores.

¿Hay cosas que mejorar? Siempre. Los accidentes son algo que debe ser evitado. Sin embargo, más que ser alarmistas e intentar reiventar la rueda, es necesario recordar que la verdad, las cosas no van del todo mal. Y si quieres que los conductores corran menos, la verdad es más fácil (y rentable) gravar los carburantes a saco, que es lo que hacemos ahora. Por algo el consumo sube de forma exponencial con la velocidad; es la prima de riesgo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente artículo, aunque a este paso van a pedir su cabeza en "red progresista" :P


PD:Se le ha olvidado comentar la reducción de emisiones q ganaríamos!xD

Demo dijo...

Como motorista que soy, me he preocupado del problema de la seguridad vial en muchas ocasiones. Estoy con Egócrata en que a menudo se realizan las valoraciones sin relacionar bien los datos, y a veces distorsionando éstos, algo que no creo que sea inocente.

Si bien es cierto que la velocidad es uno de los factores intervinentes que aparece en la mayoría de los accidentes, su demonización y persecución no creo que se originen tanto por su importancia relativa como por otros motivos.

Es difícil de medir, pero tanto en las estadísticas de la DGT como en estudios de asociaciones de automovilistas, podríamos considerar el factor distracción como mayoritario intervinente en el caso de hablar de accidentes mortales. Obviamente, es muy difícil cambiar conductas como dormirse al volante, mirar el mapa, hablar con los pasajeros o admirar a la bonita morena que pasa por la acera de al lado. ¿Cómo castigar estos comportamientos? No hay respuesta, y así las autoridades se limitan a decir que tengamos cuidado.

Otro aspecto que la DGT olvida interesadamente es la baja seguridad de muchos tramos de carretera en España, que ofrecen anomalías estadísticas que invitan a pensar en el factor infraestructuras como intervinente en un importante número de casos. Por poner un ejemplo, los motoristas llevamos años luchando para que modifiquen los guardarraíles de nuestras carreteras, que hasta la DGT considera peligrosos y que, muy lentamente, se están empezando a sustituir. Los estudios realizados indican que la sustitución completa de estos elementos podría suponer una bajada de hasta el 30% en la mortalidad de los motoristas.

No olvidar tampoco el consumo de alcohol y drogas, que es también uno de los grandes culpables y, este sí, fácil de identificar y penar.

Si pensamos en todos estos factores, resulta que hay dos que agudizan enormemente el riesgo de cualesquiera otros y además son fácilmente castigables: la velocidad y el consumo de alcohol y drogas. La conclusión es sencilla: es más barato, practicable y eficiente centrar los esfuerzos en castigar éstas infracciones que en preocuparse, por ejemplo, de optimizar la preparación de los conductores mediante exámenes de conducir más ajustados a las necesidades reales o cursos de reciclaje (renovar el carnet hoy es un mero trámite administrativo); mejorar las infraestructuras; reducir los tiempos de reación de los servicios de emergencia, etc...

Es decir, que la demonización de la velocidad no es causada tanto, o no sólo, por su valor relativo como variable sino por su influencia en otras y sobre todo por su fácil definición y persecución.

El problema es que esto supone que los responsables políticos de la seguridad vial tenderán a desviar fondos para luchar contra el exceso de velocidad, por ofrecer mejores resultados a corto plazo y mejor imagen ante el electorado, que a actuar sobre el resto de factores reseñados. Y esto implica peores resultados a largo plazo y perder las posibles retroalimentaciones positivas que se podrían dar si se mejoraran las variables intervinentes de una forma más simétrica.

Demo dijo...

Ah, se me olvidaba comentar que perseguir la velocidad tiene un efecto difusión positivo: se reducen el consumo de hidrocarburos y la emisión de contaminantes. No dudo que esto también pesa en la decisión de nuestros gobernantes a la hora de elegir prioridades.

Anónimo dijo...

"Por algo el consumo sube de forma exponencial con la velocidad"

No, el consumo es proporcional al cuadrado de la velocidad (energía cinética) y ese 2 se incrementa un pelín más por rozamiento; así que es una función potencial, no exponencial.

R. Senserrich dijo...

Ugh, Vta, demasiada precision con las mates :-). Gracias!

Jordi Gomara (itaca2000) dijo...

Estaba de acuerdo contigo hasta que dijiste ésto;"Y si quieres que los conductores corran menos, la verdad es más fácil (y rentable) gravar los carburantes a saco, que es lo que hacemos ahora. Por algo el consumo sube de forma exponencial con la velocidad; es la prima de riesgo"

Hoy no te digo nada más, pues no tengo más ganas de escribir.

Saludos

Jessica dijo...

Perdón por el pequeño Off Topic.

Metternich, entonces también tendrían que pedir mi cabeza porque, aunque con matizaciones, estoy de acuerdo con Egocrata en que las soluciones no pasan por limitar la velocidad de forma mecánica.

Manuel dijo...

Y yo tampoco estoy de acuerdo con lo de limitar la velocidad mecánica.

Me imagino que será mejor aumentar la vigilancia en los puntos negros, mejorar las carreteras, aumentar los radares y mejorar la formación del conductor.

Metternich, créeme que no pocas veces estoy en desacuerdo con lo que se escribe en muchos artículos de Red Progre pero al menos veo una variedad de criterios, un pluralismo y una cantidad de argumentación (acertada o equivocada) que ya nos tardaría encontrar en Red Liberal, en donde lo que predomina es Pensamiento Unico, histeria y fanatismo. Vamos que de liberal, solo el nombre.

Anónimo dijo...

Metternich, gracias por defender nuestra Red, que es nuestra niña de nuestros ojos nuestros y eso.

Pero claro, nos vamos a tener que montar una alternativa Jessi, Egócrata y yo, porque en donde los Bits ua les he dicho qué pienso de la medida propuesta. No me gusta nada nada.

Wonka dijo...

¿Simpar? :-) Un saludo, egócrata.