jueves, agosto 30, 2007

Terapia para austriacos

Brad Delong cita un excelente artículo de Paul Krugman sobre recesiones. Más en concreto, sobre por qué no tienen nada de positivo (algo obvio, pero a algunos masocas les van) y por qué todos estos fans de Hayek y compañía están más que perdidos al hablar del asunto.

Es algo que a estas alturas debería ser bastante obvio (el patrón oro y los ajustes deflacionarios, al fin y al cabo, quedaron más que desacreditados durante la gran depresión), pero que suena un poco demasiado a menudo en según qué foros.

Ahora supongo que vendrá por aquí alguien hablando de la gran mentira del dinero fiduciario y como la inflación es un robo, claro. En fin, a ver si entre todos leemos el artículillo y aprendemos sobre el tema.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Justamente en el número de esta semana del The Economist hay un artículo relativo sobre la posibilidad de que las recesiones sean buenas al fin y al cabo.

Que coincidencia dos artículos sobre el mismo objeto pero con opiniones dispares.

Bueno, como casi en todo. :P

Anónimo dijo...

Qué peligrosas son las metralletas en manos de mandriles...

R. Senserrich dijo...

Potente argumento de anónimo, el calificativo de "mandril" demuestra de forma clara y contundente que Paul Krugman es tonto, no tiene razón y además mata a los niños que lo van a ver en el zoo. El horror.

A todo esto, el artículo del Economist es por una vez bastante incompetente. Usar el ejemplo de Japón es atroz; una economía que cayó en una trampa de liquidez es la antítesis a lo que cualquier no-austríaco hubiera recetado. De todos modos, no está tanto abogando por una crisis seria y rotunda estilo austríaco (Mellon era un ferviente Hayek fan) si no un frenazo razonable, suavizado estilo Keynes.

Que es de hecho lo que sucedió en el 2001-2002, y ellos dicen que fue malo. El boom de la construcción vino tanto de la desregulación del sector hipotecario (sencillamente atroz) como del recorte de tipos. Ha habido burbujas inmobiliarias con tipos más altos en el pasado, al fin y al cabo.

Anónimo dijo...

El artículo es del ’98 y ya recibió la correspondiente atención desde el instituto Mises:
http://blog.mises.org/archives/003499.asp
http://www.mises.org/story/103

THE HANGOVER THEORY
http://www.mises.org/misesreview_detail.asp?control=53

R. Senserrich dijo...

Voy a tener que fisquear? Vaya. Esos textos son farragosos y bastante malos...

Anónimo dijo...

En pocas líneas entre Paul Krugman y tú escamoteáis el método científico en la economía y nos propináis las 3 falacias enumeradas por Samuelson:

1)Falacia post-hoc
2)No mantener todo lo demás constante
3)La falacia de composición.

R. Senserrich dijo...

No tengo tiempo para contestar en detalle (lo intentaré luego) pero lo que dices tiene poco de consistente:

1. Falacia post-hoc: no veo dónde. Al menos Krugman da un mecanismo causal claro, mientras que los austriacos lo omiten alegremente.

2. ¿Que es "todo lo demás"? Al menos la racionalidad de los actores es explícita, no como en el modelo austriaco, donde es vágamente intermitente.

3. ¿a qué te refieres con "composición"?

Lo que la economía moderna ignora el método científico... Pfff. El modelo austriaco se basa en unos principios implícitos que son dados por autoevidentes, pero jamas testeados; curiosamente esos principios (como la dichosa idea que el dinero tiene que ser un valor constante inmutable o que inversión y demanda están sólidamente correlacionados) no se ajustan a la realidad.

Pero claro, no aceptarlos es no ser científico. Como siempre.