En España tardaremos en ver un presidente del gobierno catalán. Los partidos políticos españoles no tienen nadie del principado cerca de la hipotética línea sucesoria, y la verdad, no creo que lo veamos en una buena temporada.
Lo cierto es que hay motivos objetivos para ello; los partidos políticos no escogen sus líderes al azar. En contra de lo que pueda parecer, sin embargo, no creo que esto sea así por una presunta resistencia de los españoles a votar por un malvado agente periférico; es más una cuestión de lenguaje que otra cosa.
El lenguaje político en Cataluña es muy distinto al del resto del país. España es un país muy diverso, y los votantes de cada región son necesariamente distintos; los discursos y campañas que uno haría en Barcelona sonarían fuera de tono al sur del Ebro. Esto no se deriva solamente del pertinaz progresismo de los catalanes, sino de cuestiones bastantes más sutiles un poco más difíciles de cambiar.
Un detalle muy simple como muestra: un político en Madrid discute sobre la "idea de España"; en Cataluña, se discute el "proyecto de país". Ambas expresiones vienen de partidos conservadores (PP y CiU), pero el matiz es distinto; en Madrid se espera que hables de un principio director abstracto, en Cataluña te piden que mires hacia adelante y hables como un ingeniero. Un candidato a la Generalitat se espera que hable de forma obsesiva de los temas del "botiguer", el motor retórico central de la política de la región; en España la discusión se detendrá más a menudo en como uno entiende la política a vista de pájaro. Por Barcelona, un candidato no estará diciendo qué es la política (allí se sobreentiende que aspiramos a ser Suiza, gente seria, eficaz y ligeramente aburrida); lo suyo será defender programas estratégicos con nombres postmodernos que harían fruncir el ceño al castellano medio (con cierta razón).
No sé si esto es cuestión cultural, idiomática o de organización política, pero lo cierto es que la retórica no viaja bien entre regiones y países. Ayer, escuchando los discursos de la convención, traducía mentalmente a la gente en el estrado (y discursos antiguos de Obama), y me imaginaba la reacción que se llevarían en España. La verdad, ni que los diera Cicerón; no sería bonito.
8 comentarios:
Hombre, Egócrata, que tardemos en ver un catalán de presidente, no digo yo nada... pero que "Los partidos políticos españoles no tienen nadie del principado cerca de la hipotética línea sucesoria" no lo termino yo de ver... y Carme Chacón??
No me negarás que sería una de las principales referencias a la hora de sustituir a Zapatero, no?
Sobre lo del lenguaje político, ahí toda la razón. Y mira que me da pena, como castellano que soy.
Vaya, Marcos Merino se ha adelantado a mí.
¿Chacón suena para esas cosas? :). Cierto, me olvidé de Chacón. También es cierto que no ha hecho política en Cataluña, por cierto...
No jodáis, que Chacón es una de esas personas que me hacen sentir machista. A menos que se transmute como Esperanza aguirre (que yo sigo sin tragarme, pero bueno)
Y piqué? Piqué sonó en algún momento. Y la operación Roca? y José Montilla? :P
En serio, no me sentiría tan íncomodo desde las últimas presidenciales francesas. Ni haciendo de la disciplina de partido corazón, vamos.
Y en su momento se pensó en Josep Borrell.
En España tardaremos en ver un presidente del gobierno catalán.
Tardaremos más en ver uno aragonés. Si quieres apostamos, jajajaja.
Ésó és pór él ácéntó! :P
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