Una de las cosas que me ponen francamente histérico del gobierno Zapatero estos días es la obsesiva manía que tienen de correr hacia la trinchera más cercana cada vez que la oposición amenaza con hacer preguntas. La última ha sido la extraña, rebuscada y totalmente innecesaria batalla política con el diputado-carril-bici de Iniciativa para evitar que Zapatero compareciera en el Congreso, aterrorizado que alguien le pregunte -cielos- qué opina sobre el sistema de financiación autonómica.
El Presidente del Gobierno en España está en una situación política curiosa. Por una variedad de motivos (constitucionales y nacidos de la costumbre) el cargo de presidente del gobierno tiene un poder político muy considerable comparado con sus colegas en otros sistemas parlamentarios; eso hace que si el jefe del ejecutivo quiera esconderse del parlamento, tenga modo de hacerlo. Zapatero, como la mayoría de sus antecesores, parece encantado de utilizar esta prerrogativa, tratando de evitar comparecer cuando no le apetece, algo que me parece un error grave.
Entiendo lo que buscan por Moncloa: un debate en el Congreso de los Diputados es una oportunidad que le regalas a la oposición para salir en el telediario y marcarte puntos gratis. Si el presidente no está inspirado o el jefe de la oposición tiene buenas cartas, estás regalándoles un martillo para que te machaquen los dedos con ganas. Es un riesgo político claro, y así lo percibe público, oposición y prensa. Y es por ese motivo que uno tiene que salir a dar la cara.
En política, se supone que el gobierno está en esto para solucionar problemas, o al menos hacer que duelan menos. La financiación autonómica es un problema, ya que deja a algunas autonomías cortas de dinero, da incentivos perversos a las comunidades para comprometer gasto primero y pedir después, y resulta ser monumentalmente opaco. Arreglar este desbarajuste es algo complicado que hará que pierdas amigos. Si Zapatero quiere que la agenda del debate la marque el gobierno, tiene que salir a dar la cara y dejar claro sobre qué se va a discutir; si no lo hace él, la oposición lo hará por él.
Lo más irritante no es que el gobierno ande tirando pelotas fuera en este tema, o que quiera cerrar una negociación técnica, complicada y que debería ser estudiada con calma y probablemente aprobada de forma conjunta con una amplia reforma fiscal en tres mesecillos de nada. El problema es que llevan haciendo esto constantemente, sin descanso, desde que ganaron las elecciones en marzo. De hecho, hicieron exáctamente lo mismo la legislatura pasada. Y no parece que quieran cambiar.
A ver, gente: la comunicación política no es evitar salir en la tele dando malas noticias, o ganar pequeñas batallitas parlamentarias para que nadie te meta el dedo en el ojo en público. Entiendo que el electorado os mira mal y que si os portáis mal os echan, pero no es cosa de hacer como un crío que pretende que no se ha cargado un cristal jugando a pelota. Los votantes no os pagan para disimular, os pagan para arreglar cosas; si no estáis ahí fuera, pareciendo estar superocupados, es probable que se harten de vosotros.
Y oye, es un tema que tiene tanto al PP como al PSOE dividido. Es hora de salir en la tele y poner cara de hombre de estado-que-crea-consensos; eso vende.
5 comentarios:
Pareces no reparar en la clave de la cuestión, lo cual resulta chocante dada tu habitual perspicacia: no se trata de que el presidente no comparezca en el Congreso para explicar lo que se pretende hacer en cuanto a financiación autonómica, sino de no hacerlo en un momento en que nadie (salvo tres políticos y dos blogueros) estará pendiente del asunto...
Por supuesto que Zapatero irá al Congreso, y para ganar un debate que sólo puede tener un claro vencedor dado que la posición del PP no se sostiene tras su rechazo al Estatut; pero irá en septiembre-octubre, con la gente en sus casas en vez de en la playa y atentos a lo que suceda en el Congreso, no en Pekín.
La cuestión es, debería pedir comparecer la primera semana de septiembre, no este alegre desastre que se gasta ahora.
Zapatero no va al congreso porque no tiene nada que ganar en este debate y sí mucho que perder.
Solo nos falta por saber cuanto nos va a costar a todos los españoles el acuerdo con ICV para evitar que Zapatero compareciera.
La cuestión es que quizás en el debate pueda perder algo y que le partan la cara; si no va, sin embargo la imagen que da es la que dice José Javier: ¿Qué ha cedido?.
Puestos a perder, al menos que sea saliendo en la tele y defendiéndote. ZP debería comparecer.
El problema, como siempre, es que el Gobierno no lleva la iniciativa en la agenda y la oposición (o ahoralos partidos catalanes) le van poniendo pruebas en vez de que sea el gobierno el que lo haga.
En un tema tan de Estado como la financiación debe ser el gobierno el que fije la postura y dar a entender que el que se aleje no le interesa nada el acuerdo ni los temas de Estado, que es un partidista o un simple interesado.
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