viernes, noviembre 02, 2007

La tragedia del capitalismo

Maldito capitalismo. Este aguerrido escribidor, que antaño llenaba páginas y páginas de sesudas reflexiones sobre la vida, la muerte y la política, es víctima del enorme, majestuoso, infinito poder corruptor y alienante de capitalismo, de su inmensa capacidad para romper el espíritu de resistencia del hombre y asimilarlo al sistema.

Una tragedia, una tragedia... me he comprado el Guitar Hero III (versión Wii) y estoy de un viciado que espanta. Qué quereis que os diga, soy un friki. Estoy condenado a caer en la tentación de vez en cuando. Y no, el hecho que esté pegando saltos y actuando como un Dios del Rock con una guitarrita de plástico con botones delante del televisor no me hace un intelectual menos respetable.

Ya te digo.

En cierto sentido estoy ejerciendo de votante medio, una condición mental que la mayoría de analistas políticos olvidan demasiado a menudo. Ayer por la noche, mientras estaba dándole con saña al compañero del metal que todos llevamos dentro, sólo un atentado, guerra, huracán o Aznar saliendo del armario me habrían llevado a leer noticias un ratito. La mentalidad de "no molesten, que hay cosas mucho más interesantes que la política" es algo que todo jefe de gabinete, estudioso de encuestas o sesudo intelectual debe recordar (y participar en) de vez en cuando. Por mucho que nos preocupe la apatía, debemos recordar que dejando de lado los cuatro yonquis del púlpito con bitácoras y los que realmente se juegan los cuartos en la cosa pública, el resto de la población tiene otras opciones mucho más seductoras en el arte de perder el tiempo.

Lo que es más importante, esto debe influir cuando diseñamos sistemas políticos. Una democracia participativa es sobre el papel una idea excelente; a la práctica puede acabar convertiéndose en el gobierno de los adictos a perder el tiempo en cuestiones de procedimiento, frikis especializados variados y todo aquel que tiene interés directo (leáse contratos) en temas de gobierno. Un sistema político representativo pero en el que se vote demasiado (como en Estados Unidos, donde votan para todo) puede acabar siendo una democracia donde de hecho participan cuatro, llena de ciudades y estados con bien poco control por parte del electorado y los medios.

Esto no implica que los gobiernos deban ser gobiernos elitistas que ignoran alegremente a la plebe y sus guitarritas de plástico. No hay nada mejor para un sistema político que tener a los gobernantes temiendo por su vida, asediados por un electorado que castiga a todo aquel que sea corrupto, estúpido, antipático o incompetente. Debemos recordar, sin embargo, que nunca debemos exigir al votante mediano el mismo nivel de atención que el de la tertulianocracia gasta.

5 comentarios:

Alex Guerrero dijo...

Es decir, que consideras que hay un "óptimo de participación". Ok, calcúlalo e infórmanos. :)

Groucho Marx dijo...

Queremos fotos tuyas pegando brincos con la guitarrita!!!!

Anónimo dijo...

Leñe, por un momento sonaba a despedida....

Al final se ha convertido en una interesante reflexión sobre la democracia participativa.

Bueno, pues nada, a desfogarse con el nuevo juguetito y después a continuar... La verdad es que el esparcimiento de vez en cuando viene bien.

Fritz dijo...

Aplauso.

Hace tiempo que creo que la cosa es aún peor y es que si el "votante medio" estuviera tan "movilizado" como los que más la política sería una fuente de conflictos constantes mucho más graves de los que tenemos ahora, quien no piensa más que en política no puede sino volverse dogmático e intransigente (peor aún, por supuesto es quien, además, creo que todos deberíamos estar pensando siempre en política).

Por cierto... yo tengo que repetírmelo de vez en cuando, lo reconozco.

Saludos

Carlos dijo...

Algo parecido me pasa a mí, pero con el "Metroid Prime Corrpution", ¡jajajajaja! Pero es verdad que a los políticos hay que recordarles de vez en cuando que no todos los ciudadanos tienen vocación de cruzados. Algunos otros, los que escribimos blogs, que lo hacemos porque nuestros familiares, novia y amigos están hartos de nuestros discursitos.