Ser el líder de un partido político no es un trabajo sencillo. Uno es juzgado ante todo en base a lo que esos tipos raros que viven ahí fuera, los votantes, te den en votos, pero los que te mantienen en el puesto son esos adorables "amigos" que viven en casa, los barones y notables de tu partido.
Evidentemente todos tienen sus ideas políticas , quieren ganar las elecciones, y todos están llenos, llenos de consejos sobre cómo ganarlas. Si tú como líder vas a ganar quieren estar tan cerca de tí como sea posible; si tú como líder vas a perder quieren dejar claro que la culpa es completamente tuya. Para hacer todo aún más encantador, aún cuando vas ganando, pobre de tí que dejes a alguien de lado. Si tu victoria no les aporta nada, evidentemente no se van a quedar de brazos cruzados dejando que ganes tranquilo.
Hoy Mariano Rajoy ha ejercido de líder de partido, trabajando en tratar de conseguir ese encaje de bolillos milagroso que mantiene a todos contentos... y bueno, la ha pifiado. Con ganas. Veamos qué ha sucedido.
Empecemos por Pizarro. El colocarlo en las listas debería haber puesto la mosca tras la oreja a la dirección del PP casi de inmediato, sólo ver qué medios de comunicación aplaudían con la orejas ese brillante nombramiento. Sea un empresario modelo o no (con esos contactos, cualquiera llega lejos), el tipo se ha hecho famoso por ser la cara antipática y anticatalana de la gran empresa; una especie de brazo capitalista privatizado cargadito de amigos del PP. Ante todo, es amigo de Aznar, habitual en la FAES, el club de debate del sector bigotudo del partido, y básicamente un asentimiento tácito que Rajoy apuesta por el ala montañesa de la organización. Para que quede bien claro ese hecho, añadimos a Zaplana con un escaño en Madrid, ninguneando una sección autonómica del partido con mala prensa por Génova.
Rajoy seguramente se las prometía felices. Una de cal para el sector conservador, que se quedará tranquilito y satisfecho, y un poquito de arena colando a Gallardón en un sitio discreto en las listas. La respuesta de la campeona montañesa capitalina, Juana de Arco, Agustina de Aragón y Mata Hari en una sóla marquesa, fue que ni de coña. Si Gallardón entra en listas, yo también. Y como uno no puede ser diputado y presidente autonómico a la vez, esto se traduciría en una dimisión pública, atronadora, apabullante. Un gesto público de fuerza, dejando claro que el sector conservador del partido no sólo da a Rajoy por muerto, sino que además ya coloca a su sucesor en posición de sacarse al barbas de encima.
La reacción de Rajoy, en una muestra bastante patética de falta de liderazgo, ha sido dar marcha atrás. Su cálculo ha sido probablemente acertado: si Aguirre monta un pollo no tiene ni la más remota posibilidad de ganar las elecciones. Y bueno, Gallardón es un gato viejo, que respeta la disciplina de partido y probablemente se da cuenta que si rompe la baraja el partido no se lo perdonará nunca.
Bueno, pues resulta que no. Gallardón puso su ultimatum, le enviarion a la mierda, y decidió cumplir con lo que decía. En vista que una victoria de Rajoy no le sirve de nada, ¿para qué cortarse? Nada como coger gasolina, un mechero y quemarse en público, dejando claro que si el partido se pega la gran torta no será porque él o el sector reformista estuviera en las listas. Si no puedo ganar la guerra dentro del partido, trabajaré para que tú te la pegues fuera, perdiendo esas elecciones.
No hace demasiado hablaba de la paradoja de la minoría dominante, sobre como una minoría dentro de un partido político puede condicionar lo que hace su líder, ya que tiene capacidad de chantaje al poder hacerle daño electoral con una rebelión interna ruidosa. Rajoy ha decidido que el riesgo de llevarse el tremendo guantazo de perder el notable dentro del partido que tiene las mejores credenciales moderadas es menos arriesgado que apostar por el sector conservador, y ha actuado en consecuencia. Total, para qué quiero yo tener esos votantes de centro.
No estoy seguro qué pretende hacer Rajoy con todo esto. La teoría del sector "liberal" del PP es que las elecciones no las van a ganar apelando a los moderados, si no asegurando que los votantes de derecha voten mientras se desmoviliza a los votantes de izquierda. Para ellos ejecutar públicamente a Gallardón no es un error, sino una virtud; el partido necesita de esa pureza para asegurarse que los votantes respondan.
¿Funcionará este plan? La verdad, estoy bastante convencido de que no, especialmente con el partido soltando cachetes tan sólidos a todo aquel que se aparta de la ortodoxia. Una cosa es tratar de parecer que te preocupa la economía mientras das palmaditas a los obispos; otra es decapitar al único superviviente dentro del partido (tras las muertes de Matas y Piqué) que no lo arregla todo a berridos.
En fin, un insigne político de la derecha muerde el polvo. Muerte humillante, en público, ante las cámaras. Lo que no estoy tan seguro es que esta sea la última vez que veamos a Gallardón dando tumbos en política; con 49 años el tipo es un chaval. Y recordad eso que decía Churchill, señalando que la política es peor que la guerra. En la guerra al menos sólo te pueden matar una vez. Mucho tendrá que cambiar el PP (probablemente con un par de derrotas bien claritas de por medio, empezando por la alcaldía de Madrid, les de ideas), pero Gallardón puede que resucite algún día. Mirad a José Bono, ese muerto tan saludable.
Lo que queda claro es que el PP muestra sus cartas, y que Rajoy deja bastante claro que mandar, lo que se dice mandar, no lo hace demasiado. Quien vote por las listas de los populares estas elecciones debería tener eso en mente.
10 comentarios:
Yo he escrito sobre el tema desde otra aproximación.
¿Y si lo que ha hecho Rajoy es precisamente evitar que Aguirre y Gallardón, los dos, se metan al Congreso a debatir sus crisis internas? Dos cabezas que se odian del mismo partido en el Congreso... Creo que Rajoy ha elegido la «guerra en casa» antes que en la plaza pública.
Minimiza el riesgo de escisión. Pero no contaba con que, como puntualiza el ABC, Gallardón haya puesto fecha de caducidada su silencio: 10 de marzo.
Nos esperan tiempos interesantes.
No pienso añorar a un tipo que deja las arcas municipales repletas de telarañas, y una ciudad oradada por una infraestructura viaria (M-30) más que cuestionable.
Claro que de la condesa consorte de Murillo poco puedo decir en su favor.
Ahora le sucedera la Sra botella
Judas, no creo. Rajoy tiene como principal prioridad ganar las elecciones, ya que es el único modo por el que puede salvar el culo. Lo que suceda después a el le importa relativamente poco, la verdad.
Con esta rebelión Gallardón se ha autodescartado de la carrera sucesoria; sólo una catástrofe electoral (PSOE gana por mayoría absoluta) le daría muy remotas opciones, y ni con esas (le culparán de la derrota). En cuanto a guerra interna a posteriori, ya no cuenta.
Lo que es aún peor, si Espe fuera la nueva líder del PP lo será desde fuera del congreso. Es el peor de los mundos posibles tras una derrota electoral.
A cuento de todo esto, acabamos de publicar en la Moqueta Verde acerca de las consecuencias electorales de defenestrar a Gallardón.
Un bonito ejercicio-simulacro con datos.
(Sí, lo sé egócrata, suena a Spam, pero lo hago por el interés de tus lectores)
No es spam. Refuerza bellamente mi argumentación :-).
A todo esto si Gallardón no deja la política como había amenazado, el tío es un débil. Eso no es forma de lanzar un órdago, coño.
Y oye, si un progre irredento como Manuel Fraga cree que esto te perderá votos, qué quieres que te diga...
Muy buen post, Roger. Creo que Gallardón se está equivocando. En primer lugar, porque da tanta pena, que parece que sobreactue. En segundo lugar, porque no ha controlado bien los tiempos. Ha estado muy impaciente en los últimos meses. Y de cara al futuro, ¿cómo alguien puede ponerse fecha de caducidad a los 49 años? La vida da muchas vueltas y en política más. Quién sabe, igual pierden ahora y dentro de 4 años con Espe como candidata se la vuelven a pegar-como odio que confundan Madrid con el resto de España, anda que la marquesita no incrementaría la participación en Cataluña y Andalucía....-. Entonces el partido va a pedirle que por favor, que les lleve a la Moncloa....
Otra puntualización del tema Pizarro. Ha sido la cagada del siglo. Los tiempos eran al revés: primero se cepillaba a Rajoy y luego anunciaba lo de Pizarro. Pero alguien lo filtró antes y les han fastidiado la jugada.
Para finalizar, ¡¡gracias Mariano por hacerlo tan mal!! ¿Ahora quién es el débil, el que no tiene proyecto, ni ideas, ni equipo? Este Mariano parece Marianico el Corto.....
Abrazos,
Ignacio
Me mondo con lo del anticatalanismo de Pizarro. Eso está bien para Maria Antonia Iglesias o Pepiño Blanco, y para el susceptible público que congreguen; pero pensar que no hay ningún catalán entre el millón de accionistas (o 500000 de los tiempos de la opa) es, cuando menos, aventurado.
Pongamos que unas decenas de miles son catalanes. Vayamos más allá e imaginemos que no todos esos accionistas catalanes son votantes del PP. Los miles de accionistas catalanes de Endesa saben que el Gobierno de España acometió con toda la violencia de la que era capaz para que Gas Natural se quedara con esas acciones a 14€.
Puede que los más conservadores vendieran al doble (unos 27), mientras los que lo hacían a 45 más dividendos aún lo están celebrando.
No hace falta que ninguno de esos accionistas sean asiduos del papel salmón: ha sido de dominio público las multimillonarias ofertas que recibió Pizarro de La Caixa por acogerse a la opa de GN. La propaganda del anticatalanismo de Pizarro puede calar en alguien que no necesite datos sino consignas, pero mi impresión es que si los datos económicos siguen pinchando en el culo de Zapatero, Pizarro puede atraer más votos inesperados que los que pueda atraer Gallardón (Pizarro me parece cojonudo, aunque no creo que trague mucho del socialismo ppopular, no creo que tenga partido que le represente en España).
Por otro lado, conozco a infinidad de gente (Jesús, Juanfran, Rosa... de entre compañeros de curro) que declaran orgullosos que votaron a Gallardón para la alcaldía pero votarán a Rodríguez en las generales. La clave del asunto es que no creo que nadie pueda votar a Rajoy inducido por la fidelidad a Gallardón. Ni un sólo voto.
Mi impresión es que el PP sólo puede ganar votos (no sé cuantos) o estancarse. He vivido lo suficiente para entender que, desde mediados de los 90, el PP tiene su nicho y los únicos votos que puede ganar son de desencantados. Cierto es que Gallardón como candidato a la presidencia podría mejorar los resultados, pero eso es algo que ahora no tiene trascendencia
El error del socialismo, en mi opinión, es que se ve perdedor de la batalla desde hace mucho tiempo. Zapatero ha visto que la única manera de fidelizar a los inesperados votantes del 2004 ha sido resucitar el guerracivilismo y el franquismo para aludir a la memoria genética del votante: las utopías bisoñas no han funcionado, quedan descartadas porque los votos que suman por debajo (los jóvenes), se disparan como abstenciones por arriba (desencantados, incluso "nobles" del partido).
Perdona por la extensión y por alejarme un poco del tema al final. Pero no puedo dejar de mostrar mi sorpresa por los desesperados intentos de CiU (ya deben manejar sus encuestas) para ofrecerse en futuros pactos.
Esto le ha dado las elecciones al PSOE. ZP, por 6,5 puntos, gana el 9m.
Excelente artículo, Roger.
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