Prodi se la pega, y la verdad, no es ninguna sorpresa. Aún ha durado; la esperanza media de vida de un gobierno italiano de postguerra es si mal no recuerdo de 11 meses, así que para qué hablar. Los motivos detrás de la última caída son los mismos que los de la nueva, más o menos, así que para qué me voy a repetir. Lean, lean.
El añadido divertido, sin embargo, es el hecho que esta vez el que se ha cargado el gobierno es un ministro acusado de corrupción (en Italia. ¡impensable!), que hace que su partido deje el gobierno porque su socios de coalición "no le apoyan". Eso es cinismo y lo demás son cuentos.
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