martes, octubre 31, 2006

La previa: elecciones catalanas

Algunos comentarios previos a las elecciones autonómicas catalanas, que he dejado un poco de lado. Para llevar la contraria y mostrar un poco de cordura, me voy a dedicar a explicar obviedades, que entre tanta proclama electoral y comentario grandilocuente se tienden a dejar de lado.

Para empezar, más vale tirar las encuestas por la ventana. Los sondeos tienen cierto sentido para los candidatos y como orientan la campaña, pero para el resto de los mortales la verdad son más bien poco relevantes. Aún siendo un friki político intenso, tener en mis manos una aproximación relativamente imprecisa de lo que va a suceder en un par de semanas no me parece demasiado interesante.

Si nos centramos en estas elecciones, por cierto, me temo que los sondeos son singularmente poco fiables. No digo que vayamos a tener un sorpresón (más sobre el tema luego) pero si algo tienen estos comicios es la incertidumbre sobre la participación electoral, y este el peor enemigo de la estimación estadística. Dependiendo de la capacidad de movilización de Montilla en el cinturón de Barcelona, la cosa puede variar de forma considerable; dependiendo en lo acertada de la estimación sobre quién votará los sondeos se acercarán más o menos.

Lo que me lleva a hablar de un factor relativamente evidente, pero que debe ser repetido: no veremos grandes cambios. Las democracias consolidadas tienen electorados relativamente estables, con oscilaciones en el voto limitadas; España entra de lleno en esta categoría, así que no creo que tengamos un terremoto. Este es el principal motivo que un partido como Ciutadans me parece tiene bien poco futuro, por cierto; aparte que su mensaje no tiene mucho de relevante en Cataluña (el conflicto lingüístico sólo se ve desde Madrid en temporada electoral), la mayoría de votantes cambian de partido muy de vez en cuando.

Cosa que me lleva a la siguiente verdad de perogrullo ignorada alegremente por los candidatos: no habrá presidente como mínimo hasta finales de noviembre. Me extrañaría muchísimo que una vez acabado el recuento sólo haya una combinación de siglas razonable para formar gobierno, así que tocará hablar mucho. Incluso con el PP, por cierto, ahora que parecen amar las realidades nacionales. El baile de coaliciones es algo absolutamente natural, que ocurre en todos los países de Europa (con la excepción del Reino Unido, y no siempre) y que tiene sus ventajas y defectos, pero que en España ya es hora que nos acostumbremos a ellas.

Para acabar, algunos comentarios sobre la campaña. Me parece bastante claro que el protagonista, para bien o para mal, ha sido Artur Mas, aunque haya sido a golpe de soltar alguna barbaridad de vez en cuando. La más grave, y veremos si le cuesta un disgusto, el recordar el origen andaluz de Montilla; nada como ofender al votante equivocado para enviarlo a votar en tu contra. Aparte de este desliz, también me ha parecido que han caído en un cierto exceso de mensaje; CiU ha dado muchas ideas, quizás prometiendo más de la cuenta. Se le ve con ganas. Demasiadas.

A todo esto, eso de prometer cosas ante notario es patéticamente absurdo; otra bonita excursión al planeta de los compromisos no demasiado creíbles. Uno puede atarse las manos todo lo que quiera con gran fanfarria legal; mientras la cuerda sea de papel higiénico, léase gesto vacio, no vale para nada. Piqué no debe preocuparse; le seguirán llamando por teléfono.

En fin, que gane el mejor. A ver cómo acaba.

sábado, octubre 28, 2006

Ahorrándome las críticas al PP

Iba a criticar al PP por su doblez y cinismo apoyando la realidad nacional andaluza, pero la verdad es que los tarados de LD me han ahorrado el trabajo. Aquí se compara El Mal (estatuto catalán) con el El "Error del PP" (estatuto andaluz), mientras que aquí se discute su terrorífico separatismo.

Mientras, por aquí un diputado del PP trata de decir que diciendo que Andalucia es una nación están de hecho salvando España y derrotando al PSOE (¿?), y unos cuantos columnistas (vamos, todos) del flanco derecho del periodismo hispánico machacan sin piedad la súbita voluntad del PP de exterminar la gloriosa nación española. Pobre España; todos los partidos sin excepción ya la odian.

Anda que no. Quizás es que a fin de cuentas lo de la nación era una tontería, no sé. En fin. Lo que parece claro es que en el PP cada uno hace lo que le da la gana; mientras que unos despotrican contra el estatuto catalán, aquí todo barón regional del partido hace las reformas que le parecen oportunas. A este paso, acabaremos teniendo un estado federal de verdad, oye.

Historias de miedo: sanidad en Estados Unidos

Uno de los conceptos que llevo manejando estos días es el de riesgo. Nada como pasarse un par de días buscando un seguro médico bueno, bonito y barato aquí en Estados Unidos como para ponerse a pensar en cosas ligeramente horribles, del estilo de cuánto estoy dispuesto a pagar para que un dolor de barriga no me parezca algo aterrador.

Puesto en números concretos, el seguro médico que voy a "disfrutar" con mi novia es una historia para no dormir. Por $280 al mes, tenemos cobertura sanitaria... siempre que superemos una franquicia anual de $ 3.000 dólares anuales. Dicho en otras palabras, cualquier cosa que nos suceda implica que nosotros pagamos los primeros 3.000 dólares, no importa cómo; hasta que no llegamos a ese nivel de gasto el seguro no cubre nada. Por descontado, nada de prestaciones sofisticadas: ni dentistas, ni oculistas, ni (horror) maternidad, si algo se rompe. Estaremos dando a la aseguradora $ 3.360 dólares anuales por el privilegio de pagar el médico todo el año, si no nos ocurre una desgracia.

Lo divertido es que este no es el plan peor, ni de lejos. Si pagáramos 200, la franquicia se iría a los 5.000, y con los medicamentos en copago (al 50%) incluso después de superar la franquicia. Si quisiéramos tener una cobertura remotamente parecida a un país Europeo, por menos de $500 al mes ni soñarlo... y por 500, aún nos tocaría pagar un porcentaje de nuestros gastos antes de alcanzar la franquicia.

Todo esto para dos personas menores de 30 años con una salud impecable que no han visto un médico por nada serio desde hace años. Si uno tiene una enfermedad crónica (diabetes, por ejemplo), que se olvide de conseguir alguien que lo asegure. A no ser que sea rematadamente pobre, va a pagar cantidades absurdas de dinero en sanidad toda su vida. Incluso le costará encontrar un trabajo; si la empresa se huele que su seguro médico será alto, es probable que algunos no le contraten. Mientras, las aseguradoras harán lo imposible para echar los pacientes de salud frágil de su lista de clientes, quedándose con aquellos menos propensos a caer enfermos.

En fin, una confirmación que los horrores de los que hablaba en el pasado son reales. Muy, muy reales. Resulta increíble que la sanidad no sea el tema central de la campaña electoral en Estados Unidos, en vez de hablar de algo tan comparativamente irrelevante como el terrorismo, que en número de muertes es mucho menos peligroso que el sistema de salud de este país. No creo que sea fruto de la estupidez colectiva, pero es evidente que es un problema atroz.

Los americanos no comparten riesgos, y eso les sale caro.

jueves, octubre 26, 2006

Robos, treguas y ETA

Un comentario rápido sobre el robo de armas de ETA en el sur de Francia. Sí, es una mala noticia. Y no, no debe llevar a decir estupideces catastrofistas hablando de la dominación Euskaldún de la península ibérica.

Un proceso así no tiene nada de fácil. Es posible que facciones de ETA contrarias a la negociación actuen por su cuenta. Es posible que ETA no las tenga todas consigo y se busque aún un seguro de vida. Es posible que quieran mostrar que no están entregados demostrando que aún pueden hacer cosas sin que la policia lo sepa. El robo no tiene nada que ver con que se debata en Estrasburgo, se hable, no se hable, lo quieran dejar o no.

Habrán escollos, habrán problemas, y costará ponerse de acuerdo. Lo que está claro es que tener un coro de llorones prediciendo el apocalipsis vascongado cada vez que sucede algo no arregla nada las cosas.

Irak: la constatación del desastre

La noticia en Estados Unidos estos días es la progresiva constatación por parte de los republicanos (o al menos el sector cuerdo del partido) que Irak es un desastre sin paliativos. Sencillamente, nada, absolutamente nada ha funcionado. El país es una catástrofe sin paliativos; la duda ya no es si mueren inocentes, sino si los contamos en decenas de miles o en cientos de miles.

La cosa ha llegado al punto que incluso el propio presidente niega de forma estridente que la política que se ha aplicado hasta ahora en el país tenga nada que ver con él. Lo de "stay de course" (mantener el rumbo) defendiendo seguir con la estrategia marcada es según él algo que nunca dijo, algo sencillamente asombroso.

Por eso me parece muy relevante señalar un artículo reciente en el Guardian, que hablaba de los ocho posibles escenarios que baraja el gobierno americano para Irak en un futuro próximo. Sencillamente, tenemos un catálogo de horrores, que va desde el salir por piernas y dejar que se cosan a tiros a meter un dictador brutal y que meta al país algo de cordura a base de sangre y fuego. No que todo esto no estuviera medio planeta viéndolo como resultados probables antes de la invasión, por otro lado; pero parece que queda claro que a Estados Unidos le quedan bien pocas salidas militar y políticamente viables en la región.

Muchos de los que apoyaron la guerra por aquí están casi pidiendo disculpas por haber metido la gamba de este modo. Muchas voces han acabado por reconocer que la guerra fue un error. Me gustaría decir que algunas voces por la blogosfera hispánica han hecho lo mismo, pero me temo que hay algunos que siguen creyendo que las armas de destrucción masiva las oculta el New York Times o Polanco.

En fin, al menos empieza a aparecer la cordura en el debate, aunque eso signifique que los pobres iraquíes se queden con un montón de cadáveres y ni gota de democracia. Mientras, Irán ha ganado la guerra sin gastarse un duro.

martes, octubre 24, 2006

Americanos e impuestos

Estamos sufriendo estos días aquí en Estados Unidos una de las elecciones legislativas más disputadas en décadas, y esto hace el bombardeo publicitario algo constante. Para un europeo, ver carísima publicidad política en los intermedios de sus programas de televisión favoritos (que buena que es Heroes, en serio. Peazo serie...) no deja de ser sorprendente, así como el hecho que haya candidatos (Ned Lamont) que se estén gastando más de diez millones de dólares de su propio bolsillo.

No hace falta ser demasiado observador para darse cuenta que el partido republicano y sus candidatos básicamente tienen un mensaje durante esta campaña: los demócratas os van a subir los impuestos. Entre esto, y las acusaciones de que sus rivales son débiles contra el crimen y el terrorismo, los conservadores están pariendo todos los anuncios. Los temas de seguridad son previsibles; a fin de cuenta el agitar el fantasma de los atentados es una especialidad de la derecha en todas partes. Que el mensaje de los impuestos se use tanto, y parezca funcionar de manera consistente en la clase media, es algo más sorprendente, y da para algunos comentarios.

Cuando la clase media en Estados Unidos se queja de los muchos impuestos que paga tiene razón, en cierto sentido. Aunque el gobierno americano recauda menos impuestos que cualquier gobierno europeo, lo que un ciudadano medio paga en el impuesto sobre la renta es muy parecido a lo que pagaría alguien en el viejo continente. Estados Unidos no tiene un impuesto sobre el valor añadido comparable al que pagamos los europeos, sólo un impuesto sobre ventas mucho más limitado. Como resultado, los americanos son muy conscientes lo que pagan en impuestos, ya que lo ven muy clarito en su nómina, sin que demasiados impuestos indirectos queden ocultos en el día a día.

Más allá de la composición del sistema fiscal, la inmensa mayoría de los americanos tienen la certeza que ese dinero para ellos se desvanece. Y lo cierto es que para los que viven por encima del umbral de la pobreza, algo de razón tienen. Un ciudadano de clase media apenas se beneficia del gasto público; las grandes partidas del presupuesto van a cualquier parte menos a sus bolsillos. Las pensiones van a los jubilados; el gasto público en sanidad es para pensionistas (y es más que decente), veteranos (ídem) y gente muy, muy pobre (calidad atroz); la mayoría de gasto social es para gente con ingresos bajísimos, y el gasto militar se va a Irak. Lo único que una familia normal recibe a cambio de sus impuestos es policia (y un nivel de crimen en general alto), carreteras (no precisamente en buen estado) y un sistema educativo público atroz.

No hace falta ser demasiado brillante para darse cuenta que el gasto público no es precisamente atractivo si uno hace un poquito de dinero, la verdad, así que el escepticismo hacia nuevos impuestos está bastante justificado. El bajo nivel de gasto público, en cierto sentido, refuerza la resistencia del electorado a incrementarlo; acostumbrados a jamás verse beneficiados por ninguna política pública, muchos votantes deciden que no vale la pena arriesgarse.

Cuando se vive en un país con un sistema de sanidad pública universal, un político puede defender una subida de impuestos con relativa facilidad diciendo que el gasto adicional lo disfrutaremos todos. Sea convincente o no, es posible creer que mis servicios mejorarán. En un país como Estados Unidos, con poquísimos programas universales, esa expectativa no es demasiado razonable. Los americanos "aprenden" a no fiarse del gasto público, y a creer que pagan demasiado; el estado de bienestar, como consecuencia, se resiente.

domingo, octubre 22, 2006

De indecisos y nueva política

Estos días leo constantemente por la blogosfera proclamas sobre el advenimiento triunfal de la nueva política. Ya sea hablando de cyberdemocracia, política 2.0, e-gobierno, FLGJ o matriz cósmica universal de dirección del destino del mundo, parece que la cosa electrónica va a cambiar todo para siempre jamás.

Pues mira, no. Es hora que la blogosfera se quite de encima estos aires de grandeza y deje de proclamar su importancia suprema, como antes mejor. Y por varios motivos.

El primero, y más importante, hay algunos que empiezan a sonar como Pedrojota o Carnicero, hablando de su poder de influencia. Una de las virtudes de las bitácoras es en un principio la falta de pretensiones de la mayoría de sus participantes; la cuestión central es soltar ideas, debatirlas, y tratar de aprender algo a base de liarse a guantazos con los vecinos de al lado. Algunos, sin embargo, parecen ver la blogosfera como una extensión de la estrategia mediática de los partidos; una especie de cuarto pilar acompañando prensa, radio y televisión, con las bitácoras complementando las páginas de los candidatos.

Por añadido, como comentaba hace varios meses, el peso de la blogosfera en los mecanismos de creación de la agenda política no es, ni será, necesariamente sustantivo, al menos a corto y medio plazo. Y eso es así por varios motivos.

Primero, porque como herramienta de comunicación política va en el sentido contrario de lo que requieren los partidos. La base en la transmisión de un mensaje, como el PP parece haberse dado cuenta de forma dolorosa estos días, es saber que uno tiene un tiempo muy limitado para explicarse. Los informativos en televisión tienen 15 minutos, como mucho, para dedicarse a hablar de política. Más allá de eso, el ciudadano medio (no el friki político, que es escaso) no va a escuchar o leer sobre oscuros temas económicos más de media hora al día, siendo muy generoso.

Si un partido quiere transmitir ideas de forma que alguien les escuche y entienda, debe priorizar y concentrarse en una serie de puntos, no irse por las ramas. En otras palabras, que todas sus voces hablen de lo que toca para que un mensaje claro llegue a tantos votantes como sea posible, y no tener una cacofonía de sonidos y caer en el riesgo que sea la prensa la que escoge lo que dices, y no tú.

La blogosfera, por su mismo caracter descentralizado (aunque jerárquico), va en dirección opuesta. Es un lugar estupendo para que los politico-obsesivos lean y troten alegremente en verdes campos de debate perpetuo, pero que aburrirá de manera soberana al ciudadano medio. Es necesario repetirlo, una y otra vez, pero la participación en un sistema de debate asambleario como es la blogosfera no es necesariamente representativo de lo que es la sociedad, más bien lo contrario.

La prueba más evidente, me temo, es el nombre que se usa a menudo como ejemplo entre los defensores de la "nueva política", Howard Dean. Sí, Dean tuvo una espectacular campaña electoral en las primarias del 2004, apareciendo de aparentemente ninguna parte y cobrándose montones de titulares. El problema, claro está, es que no era un desconocido (era gobernador de Vermont, al fin y al cabo) y que acabó perdiendo igualmente. La campaña funcionó hasta cierto punto en las primarias, donde tratar de movilizar a los frikis obsesivos dentro de un partido tiene sentido, pero no fue capaz de salir del grupo de militantes con dedicación intensiva, señal que usar los mismos trucos con el electorado en general no es necesariamente una mala idea.

Por mucho que les reviente a algunos, la democracia no es patrimonio de la pequeña horda de ciudadanos activos, sino de mayorías, y la blogosfera no deja de ser un lugar para la minoría. Los políticos continuarán prestando atención al centro, no a los idealistas en las esquinas. A fin de cuentas, nosotros no les ganamos elecciones. Y eso es, mal que nos pese, la base del sistema.

viernes, octubre 20, 2006

Pelotazos y urbanismo

Desde hace unas semanas estamos leyendo en los periódicos una inacabable serie de informaciones sobre escándalos urbanísticos. Más allá del daño político y la enorme jeta de alguno de los implicados, es interesante explorar por qué han llegado a los medios ahora.

Para empezar, dudo que sea una maniobra anti-Esperanza Aguirre orquestrada por el Polanquismo; hay demasiadas cabezas de alcaldes socialistas cayendo como para que sea sólo una cacería política. La verdad, conociendo los antecendentes de la gloriosa FSM no me extraña que varios (bastantes) de sus integrantes estén de mierda hasta el cuello; lo que me parece curioso es que de golpe tengamos tanta gente dispuesta a denunciar los abusos.

Hablando de Marbella no hace demasiado, señalaba que una red de corrupción tiende a ser estable durante mucho tiempo, si no se producen cambio externos. Todo el mundo que está participando en la red y sabe lo suficiente como para poder denunciarlo no tiene incentivos para hacerlo, ya que está obteniendo beneficios directos. En el caso de los escándalos recientes, parece que alguna parte de la red se ha roto, dejando algunos actores que saben demasiado sin ingresos, y con ganas de hablar.

Por lo que leemos hoy, en política hay hasta corruptos incompetentes. Tenemos a un concejal, Antonio Reino Cortés, que sabe lo que está sucediendo, lo graba, se queja amargamente a sus jefes que hay corrupción y que él no ve un duro... y no le dan un céntimo para que no hable. Evidentemente, unos años después cualquier grabación acaba apareciendo (dulce, dulce venganza), y hala, aquí tenemos otra exibición de trapos sucios.

En fin, otra de corrupción clásica. Hasta que no se solucione la fuente del problema, la extrema dependencia de los ayuntamientos en las licencias de obra para financiarse, no va a haber Dios que se saque estas tentaciones de encima. Si a eso le sumamos la afición de los partidos a nivel autonómico a hacer la vista gorda desde las consejerías de urbanismo (mejor ocultar un escándalo, que "así no sale"), aún peor; las lealtades cruzadas entre alcaldes y secretarios de organización acaban rompiendo el sistema.

En fin, algún día aprenderan. El problema no son los escándalos; el electorado entiende que puede haber malas personas en política de vez en cuando. El problema es cuando el resto de partidos trata de ocultarlos, sólo para que les explote en la cara. "It is not the crime, it is the cover up", que dicen por aquí. Lo que te condena la palabra dicha.

martes, octubre 17, 2006

Oportunidades, errores y clase social

Uno de los principios en los que me parece tanto izquierda como derecha están de acuerdo es el de igualdad de oportunidades. Tantos unos como otros dicen que es necesario que todo el mundo tenga las mismas posibilidades de escoger qué hacer con su vida y enriquecerse si se tiene talento, despreciando privilegios o títulos y riqueza heredados.

Las diferencias entre unos y otros, claro está, se centran en cómo conseguir que esa igualdad de oportunidades sea real, y qué grado de intervención estatal y redistribución de renta es necesaria para conseguirla. Como todo problema, es necesario primero estudiar si la igualdad de oportunidades como tal existe ahí fuera, y en caso de su ausencia, explicar qué mecanismos lo impiden.

La respuesta a la primera pregunta, en casi todas partes, es muy sencilla: no existe. Con contadísimas excepciones (Dinamarca y Holanda, si mal no recuerdo) no hay nación desarrollada que haya conseguido evitar que el mejor predictor de prosperidad para un niño sea la clase social de sus padres. Si un chico de Carabanchel tiene una menor probabilidad de hacer dinero que uno del barrio de Salamanca, es bastante evidente que la igualdad de oportunidades es no es tal. Defender lo contrario es decir que los hijos de familias bien tienen de forma natural más talento y no cometen errores, mientras que los hijos de obrero tienden a ser de peor pasta. El hecho que un chaval de renta baja llegue a empresario de vez en cuando no es más que una muestra que la probabilidad funciona; el problema es que de media lleguen muchos menos.

¿Cuál es la causa de estas diferencias debido a clase social? Estudios hay muchos, eso esta claro. La teoría que personalmente más me convence me parece que debería ser del agrado de los defensores de la libertad individual. El problema para muchos chicos de renta baja es que se ven de hecho forzados a tomar muchas más decisiones, y que la probabilidad de cometer errores es exponencialmente más alta.

Tomemos el caso de dos barrios americanos clásicos. Uno, básicamente afroamericano, con problemas de tráfico de drogas, violencia, pobreza y un sistema escolar hecho un desastre (los colegios se pagan de los impuestos de propiedad locales, así que su calidad varía mucho según dónde están situados). Otro, un suburbio de casitas de madera de clase media, seguro, lleno de familias con dos coches y un sistema escolar bien financiado.

Un chaval en el segundo barrio no tiene que tomar demasiadas decisiones peligrosas en el instituto. No le ofrecerán drogas más de una vez o dos al año; no estará en situación de tener que lidiar con pandillas que desprecian a quien estudia demasiado para "parecer blanco"; no tendrá que evitar amistades que ven la pequeña criminalidad o el tráfico de drogas como algo divertido; no tendrá que enfrentarse al reto de continuar siendo buen chico mientras su madre está tomando drogas.

En el caso contrario, un chico de doce o trece años sí tendrá que responderse estas preguntas; en un barrio malo, probablemente varias veces al mes. Todos los pasos son potencialmente catastróficos; un par de malas decisiones, un encuentro con la policia, y uno ya tiene una cruz en la espalda (antecendentes penales) que le hará la vida imposible. Si antes de llegar al punto donde uno tiene que sobrevivir a estos dilemas uno ha tenido unos padres que le prestan atención, hermanos mayores que van a la universidad, y un barrio donde un tiroteo es algo desconocido, es probable que cualquiera de las preguntas le parezca absurda. En el caso contrario, muchas veces la decisión es un salto al vacio.

Paradójicamente, gran parte del fracaso de la igualdad de oportunidades no proviene de restricciones impuestas, sino de la enorme capacidad humana de cometer errores. Una política de igualdad de oportunidades no debe ser solamente tirar dinero al problema, hacer colegios lustrosos y mantener las calles limpias, sino también hacer que muchas de estas decisiones no tengan oportunidad de aparecer.

Cómo hacerlo es materia de otro debate, pero es evidente que apelar a la responsabilidad individual mientras se mantienen enormes obstaculos para una parte de la población no arregla en absoluto el problema. Y sí, probablemente implica intervención estatal. Pero eso lo hablamos otro día.

lunes, octubre 16, 2006

En busca del tiempo (político) perdido

Comentaba Telemaco en sus comentarios hace unos días que no es incompatible que el Partido Popular hable del 11-M y hable de los problemas del país al mismo tiempo. Que sigan presionando para saber "la verdad" (si, esa que dice que todo el mundo menos los suicidas de Leganés están detrás del atentado) no excluye que puedan seguir haciendo oposición centrada en políticas concretas, hablando de temas concretos.

Si, poder pueden. La cuestión es que alguien les haga caso. Y todo por cuestión de tiempo.

Los políticos pueden hablar todo lo que quieran; hablar es gratis, y tratar cientos de temas usando cientos de portavoces tiene un coste trivial para un partido político. El gran problema al que se enfrentan los dirigentes de un partido no es el número de temas que pueden criticar, es el tiempo de atención mediática que tienen a su disposición. El gran cuello de botella de sus actuaciones, y el único recurso realmente limitado para Rajoy y compañía, es sus minutos de telediario y páginas de prensa.

Cada vez que Pujalte, Acebes o Zaplana hablan del 11-M (algo que hacen patéticamente a menudo) o critican la "rendición" del gobierno viendo fantasmas secesionistas por las esquinas, cada columna de texto, minuto de debate o segmento de telediario que reciben está quitando tiempo a cualquier otra forma de oposición política. Pueden hablar del planeta tierra todo lo que quieran; si la atención mediática se dispersa, esas declaraciones no llevan a ningún sitio.

Sí, hablar es gratis. El problema es que la prensa no tiene tiempo para todo, y el PP parece emperrado en desperdiciar el suyo.

jueves, octubre 12, 2006

Luis del Pino en South Park

Bueno, no exactamente, pero lo cierto es que se le acerca muchísimo. Tratad de obtener de un modo u otro en los lugares más recónditos de internet el nuevo episodio de South Park que se emitió ayer aquí en Estados Unidos; os aseguro que vale la pena.

¿Por qué? Os cuento un poco el argumento. Tras un misterioso incidente en que alguien se caga en un orinal, Cartman empieza a hablar que es una conspiración. Como nadie le hace caso, el chaval todo irritado inicia una "imbestigación" en la que descubre no sólo que lo del orinal está relacionado con el 11-S, sino que además Kyle es el culpable de esos ataques. A pesar de que la evidencia no es demasiado sólida (los resultados de un examen de Kyle están relacionados con las torres), consigue convencer a los adultos. Lo que sigue no lo cuento, pero incluye a Bush, cortinas de humo, hombres de negro y la habitual mala jeta de la serie... y una explicación bastante convincente quien cagó en el orinal.

Sí, el episodio es en clave americana, pero no he podido evitar ver ciertos peones negros paseando por la pantalla. La búsqueda de conspiraciones, luchando contra toda posible evidencia y racionalidad, es síntoma de estar tratando de huir de errores pasados, sean políticos o una cagada en un orinal.
Cartman: "2 towers, 2-1 is 1, 1 1 = 11, 2-1 = 1, 1 1, 9 members on Silverstein's board of directors, 9/11, 2-1+9/11=12, which leads us to the master mind of 9/11 Kyle, 12 contains numbers 1 and 2, just like the toliet yesterday where someone went number 2 instead of 1, add 1 and 2 to 9/11 = 914 drop the 4 to get 91 the score Kyle got on his spelling test 12 days after 9/11."

miércoles, octubre 11, 2006

De senderos y callejones

La metáfora de la vida como un camino está muy trillada, pero lo cierto es que a veces tiene mucho más sentido de lo que aparenta.

Cada bifurcación que tomamos, cada carretera que elegimos recorrer implica descartar otras posibles direcciones. Si al llegar a Zaragoza tiramos hacia Logroño en vez de ir hacia Barcelona estamos dejando de lado una multitud de posibilidades, desde Port Aventura a la Sagrada Familia. Eventualmente podemos decidir desandar lo andado, dar la vuelta, y tirar hacia la costa si creemos que nos hemos equivocado, es evidente. Cada cambio de ruta, sin embargo, hace volver atrás cada vez más costoso y difícil, hasta el punto que ya no podemos retroceder sin perdernos.

Este andar y desandar caminos, avanzar, buscar atajos o perderse también se da en política. De hecho, los politólogos incluso usan la metáfora como un término científico (path dependence) al hablar del fenómeno que se produce cuando al tomar decisiones, un gobernante restringe sus opiniones de forma progresiva. En la política española actual me temo que hay un dirigente que se ha dejado llevar a un rincón bien oscuro, mal comunicado, y con bien pocas salidas: el inefable Mariano Rajoy.

Llevo hablando desde hace tiempo sobre los problemas que Mariano Rajoy parece tener para que el partido le haga caso. Tras tanto tiempo dejando el partido dar tumbos, me temo que Rajoy se ha dejado llevar hacia un callejón sin salida para su partido y su liderazgo. O dicho en otras palabras, los actuales dirigentes del PP han ido tan lejos en una estrategia absurda de insinuaciones, conspiraciones y oposición vociferante que para ellos desandar lo andado y volver al planeta tierra está más allá de lo razonable.

Por mucho que Rajoy lamente resignado que lo de buscar conspiraciones no es cosa de su partido, ahora ya es tarde. El partido ha decidido ligar su futuro a la conspiranoia del 11-M, para lo bueno y para lo malo; la inercia del PP es demasiado grande para cambiar de rumbo.

En política no hay decisiones gratuitas, ni hay silencios sin consecuencias. Rajoy no quiso, o no pudo, evitar que el partido se pusiera a mirar hacia atrás de forma obsesiva después de las elecciones. Cada declaración histérica, cada declaración exagerada sin silenciar no sólo erosionaban su capacidad de controlar el partido, sino que condicionaban todas las declaraciones posteriores. Tras tanto dejar hacer, tanto irse al monte persiguiendo monstruos secesionistas y policias traidores, cualquier movimiento en dirección contraria choca contra una montaña de mensajes opuestos al cambio, dentro y fuera del partido.

No es que hayan demasiadas opciones, hasta que el inevitable cataclismo electoral despierte el partido. Al PP le quedan dos años tristes, tristes; ni las autonómicas van a despertarles.

A todo esto, la idea de path dependence es mucho más extensa y sutil que lo de ir conduciendo por la meseta. Pensad, por ejemplo, como EUA ha visto sus opciones reducidas con Korea del Norte estos días, tras enviar hace tres años el grueso de su ejército al país equivocado. Lo de cerrarse puertas sucede en todas partes.

lunes, octubre 09, 2006

"¡ Nuestras palabras estan respaldadas por Armas Nucleares !"

Parece (está en todos los informativos aquí en Estados Unidos, y parece que ya ha llegado a los medios españoles) que Korea del Norte acaba de detonar una bomba nuclear en un ensayo subterraneo.

Actualización 1: según CNN, fuentes del Pentagono creen que el ensayo nuclear es real.

Actualización 2: necesario decirlo, en vista del histerismo que los informativos de por aquí demuestran; una detonación nuclear no equivale a tener una bomba utilizable en un misil de crucero de forma inmediata. Faltan datos, pero si es un cacharro de fisión algo rudimentario (estilo 1945, vamos) no es una arma demasiado práctica.

Actualización 3: según MSNBC, los sismógrafos en Korea del Sur confirman la explosión. Korea del Norte tiene la bomba. Hora de tomarse según que videojuegos en serio.

Actualización 4: Australia y el servicio de Geología de Estados Unidos confirma también el terremoto. Parece que está bastante claro, pero bueno, hasta que no lo diga el Pentágono voy añadiendo.

Algo de analisis:

Mi opinión sobre la noticia: esto cambia muchas cosas, pero bastantes menos de lo que parece a primera vista.

Para empezar, como ya he dicho en otras ocasiones, las armas nucleares por definición no son armas ofensivas, sino defensivas, especialmente cuando ambos bandos las tienen. Si uno quiere invadir un país no lo convierte en un desierto radioactivo antes de entrar con los tanques, vamos; el grado de destrucción inflingido hace el ataque una mala idea.

En el caso de Korea del Norte, si algo parece preocupar a su líder es sobrevivir como dictador totalitario y no tanto invadir algún vecino. Obtener la bomba simplemente le garantiza inmunidad casi absoluta en este aspecto, al menos a medio plazo. Cuando ahora digan que si son atacados morirán matando, está claro que lo dicen en serio. Korea del Norte tenía ya la amenaza creíble sobre Seúl, a tiro de artillería y armas químicas; el átomo sencillamente hace su capacidad de represalia mucho mayor. El poder de las armas nucleares no es tanto el derivado de su uso, sino como condicionan al resto de jugadores.

Evidentemente, esta apreciación presupone que los dirigentes comunistas de esa casa de locos son básicamente racionales, algo que es necesariamente cierto. Sin embargo, me parece que es la definición más adecuada, por el sencillo motivo que construir la bomba de hecho es una acción básicamente racional. Eso no significa que se deba operar sólo bajo este punto de vista, pero debería ser la hipótesis más fuerte al tratar el problema.

Porque sí, es un problema. Aunque Korea del Norte nunca use la bomba (igual que los Soviéticos, que usaban una retórica parecida), los efectos en la región van a ser significativos. La disuasión nuclear vía destrucción mutua asegurada sólo funciona si todo el mundo tiene la bomba. Japón o Taiwan pueden tener fe en Estados Unidos y pedirle que disuada por ellos, o pueden ponerse paranoicos y comprarse un seguro de vida ellos solitos. Ambos países tienen tecnología suficiente para construir una bomba en meses, si se ponen en serio... y una acción así evidentemente pondría a otros actores (China y Rusia especialmente) muy nerviosos. Nervios no equivale a guerra, pero si a menos comercio, más tensiones, petroleo caro, y bueno, ya se sabe dónde sigue la cosa.

Por añadido, empezamos a jugar a los dados con mercancías peligrosas en demasiados sitios. Las armas nucleares no se usan a menudo, eso es evidente, y quien las tiene ya va con cuidado que las cosas no se vayan de las manos. El problema, claro está, es cuando el número de actores llevando cántaros atómicos a la fuente empieza a incrementarse, y consecuentemente la posibilidad de tropezón y rotura se incrementa.

Algunas voces hablarán también de terrorismo, pero lo cierto es que de todos los problemas este es el más remoto. Las legendarias bombas-maleta son más fantasias que otra cosa, y claramente fuera del alcance de Korea del Norte. Una "bomba sucia" sería menos efectiva que usar armas químicas, mucho más baratas (y accesible; es tecnología de 1914) y menos sospechosas en el mercado. Por no decir que una detonación nuclear "artesanal" sería tan estúpido como tirar un misil contra Tokio, en cuanto atraer represalias. Sencillamente, la autoría sería casi imposible de ocultar. Y una cooperación entre el ateo Maoísmo y el fundamentalismo islámico ya sería rizar el rizo.

En fin, hay motivos para preocuparse, es cierto. Sin embargo, no es ni de lejos el fin del mundo tal como lo conocemos. Lo que si es evidente es que la estrategia utilizada hasta ahora para hablar con los países del "eje del mal" debe revisarse urgentemente. La señal clara es que si uno no tiene capacidad de represalia es invadido (veáse Irak), si uno puede defenderse, se le deja tranquilo. La reacción de cualquier malvado potencial es, evidentemente, armarse hasta los dientes para que le dejen tranquilo. No parece que haya una solución fácil.

sábado, octubre 07, 2006

Un paseo por el tiempo

Uno de los grandes narradores del siglo XX ha sido la revista que probablemente inventó el periodismo tal como lo conocemos, al menos cuando hablamos de reportajes: Time. Durante los últimos ochenta años, este seminario americano ha hablado prácticamente de todo, analizado mucho, y metido la pata de vez en cuando que por algo son periodistas. A pesar que en los últimos años los artículos brillantes ya no son tan abundantes, el legado de la revista es impresionante.

Y sí, ahora es cuando empiezo a parecer un anuncio, pero resulta que Time ha abierto sus archivos en la red. Todo lo escrito en la revista desde que empezó a publicarse (o casi todo) es de libre acceso para todo aquel que quiera echarle un vistazo. Algunas joyas al azar, para dar una idea de lo que se puede encontrar:
Lo mejor de todo es que el buscador funciona más que bien, así que uno nunca deja de sorprenderse. A ver que encontrais.

jueves, octubre 05, 2006

De preguntas y privilegios

Desde Noches Confusas el siempre interesante Berlín Smith me convoca a un debate a diez bandas. La idea es que diez bitácoras, cinco "de izquierdas" y cinco "de derechas" (como está el patio ideológico estos días, más vale ponerlo entrecomillado) respondamos a cuatro preguntas concretas sobre un determinado tema, y veamos dónde llegamos con ello. Las cuestiones a discutir son en apariencia poco ambiciosas, pero eso es bueno; nada como hablar de algo cercano a la realidad para evitar caer en la patafísica.

Veamos.

1. ¿Tiene sentido que tras treinta años de democracia, definida en la Constitución como economía social de mercado, el estado siga efectuando concesiones personales hereditarias a individuos para el comercio de farmacia, de tabaco y la venta de loterías y quinielas?

La respuesta es muy sencilla. No. No tiene ningún sentido. Es gremialista, feudal y ciertamente absurdo. Más allá de eso, en el caso del tabaco y loterías es una muestra de puritanismo a medias absurdo. Si ambas cosas fuesen tan malas, el estado deberías prohibirlas, no convertirlas en un cortijo privado que sólo crea rentas a unos pocos. Si no resultas ser tan perniciosas, que se liberalice su venta; las externalidades del tabaco ya se cobran mediante impuestos, y la lotería es un magnífico impuesto para idiotas que no saben probabilidad.

Dejo sólamente las farmacias algo aparte. Si bien el sistema actual de concesiones limitadas es ridículo, es un mercado que sí debe ser parcialmente regulado por dos motivos. Por un lado, para evitar que farmacias aisladas en lugares remotos extraigan rentas monopolísticas (y si, en algunos casos es necesario limitar la oferta para hacer que sean rentables) los precios deben tener cierto control, y por otro, para controlar la venta de algunos fármacos. Hay cosas que uno no debe poder comprar a solas y joderse la salud en plan cafre. Mucha menos regulación que ahora, es evidente (es absurdo que uno no pueda comprar aspirinas en supermercados, vamos), pero si cierto control.

2. ¿Afecta o no afecta la igualdad y/o a la libertad de los ciudadanos el no poder dedicarse a estas actividades libremente? ¿Y a la eficiencia?

Si, aunque no es cuestión de ponerse dramático; el efecto agregado es muy limitado. Sí, crea una miniclase social de tenderos con pasta muy celosa de sus privilegios, quitando oportunidades de hacer pasta a otros, pero no provoca hambre en África.

Sobre la eficiencia, el efecto es probablemente aún más ridículo. La lotería no deja de ser un impuesto voluntario; que el estado reduzca su capacidad de recaudar es casi enternecedor. El tabaco tiene una demanda muy inelástica, así que los adictos continuarán comprando igualmente. En cuanto las farmacias, aquí sería cuestión de hacer números. A fin de cuentas, su mayor cliente es el estado, directa o indirectamente. Es probable que en zonas pobladas presionen los precios al alza, así que el coste en eficiencia existe.

3. ¿Deben incluirlo el PSOE (o IU) y el PP en su programa electoral si dicen que son partidos que defienden la igualdad, especialmente en un caso, y la libertad, especialmente en el otro?

Deberían, pero es una bonita y absurda manera de meterse en un berenjenal político sin que nadie te lo pida, y sin demasiados beneficios evidentes en dos de los tres casos.

Acabar con los estancos no haría más que crear un montón de estanqueros cabreados, unos cuantos grupos preocupados por la salud pública muy preocupados, y un cambio ridículo en la economía en agregado. Las administraciones de lotería, lo mismo, pero con defensores de los ludópatas. Lo irónico es que en ambos casos el mercado se abre paso; el quiosquero siempre tiene lotería para los habituales, y el tabaco se vende a menudo fuera de los estancos.

El único caso en que la reforma vale la pena es en las farmacias, ya que tiene beneficios potenciales grandes, y es posible "vender" la reforma a base de explicar lo práctico que será todo. Es más probable que la reforma venga del PP que no del PSOE, sin embargo; los cambios son más fáciles cuando es tú partido el que te apisona.

4. Si fuera así, ¿qué se hace con las actuales concesiones?

¿desaparecen? Su existencia es bastante absurda, la verdad. Nadie se arruinará súbitamente por perder privilegios. Otra alternativa es hacerlas irrelevantes; siguen existiendo, pero el estado reparte nuevas como si fueran caramelos...

Bueno, pues eso es todo. Ahora, a leer las respuestas de otros, y mañana comentaré lo que haya leído y parecido interesante, equivocado o brillante. A ver qué sale de todo esto.

miércoles, octubre 04, 2006

¿Camino del suicidio electoral?

Lo que son las cosas. Hace cuatro o cinco días, si me hubiera puesto a escribir sobre las elecciones legislativas americanas de noviembre hubiera hablado de resurrección republicana. Tras un primer semestre del 2006 horripilante, el partido conservador parecía estar recuperando terreno poco a poco en unas encuestas que lo daban por muerto antes del verano, merced de una extraordinaria habilidad para hacer que de nuevo sólo se hablara de terrorismo en sus términos. Mientras, el partido demócrata se perdía en su laberinto, otra vez, tratando de decidir si criticar o apoyar a un presidente tan incompetente como implacable en su mensaje.

Llegado este fin de semana, sin embargo, y parece que unos cuantos correos electrónicos y conversaciones en línea harán el daño que no ha hecho una guerra desastrosa. La semana ya empezó mal para el partido gobernante; primero, informes de sus propios servicios de inteligencia diciendo que la guerra de Irak había empeorado el terrorismo, no ayudado a eliminarlo; segundo, un demoledor libro de Bob Woodward poniendo a parir como han llevado la guerra hasta ahora.

La guinda, sin embargo, ha sido el descubrimiento que Mark Foley, congresista conservador con un largo historial en su lucha contra la pedofilia mediante mano dura legislativa, se ha pasado años enviando mensajes calentorros y pasando noches de juerga con adolescentes trabajando de becarios en la cámara. Para hacerlo aún más espantoso, parece que los líderes del partido sabían de ello desde hacía tiempo, y no habían hecho nada para remediarlo. Ops. El partido de los valores morales, la familia y la protección a los niños, ocultando y protegiendo un pedófilo. Seguro que todos esos cristianos ortodoxos que les votan tanto estarán entusiasmados.

El escándalo se ha convertido en una verdadera pesadilla. Los medios de comunicación han olido la combinación mágica (¡sexo, hipocresía, niños, perversión!) y se han lanzado en tromba contra Foley y el liderazgo republicano, hasta el punto que el último tiroteo en una escuela ha pasado a segunda página. Mientras, los moderados del partido han salido con el cuchillo entre los dientes, tratando de hacer sangre y librarse de tanto comebiblias, mientras los demócratas sólo hacen que mirar y dejar que sus oponentes se llenen de mierda hasta el cuello tranquilamente. Todo a cinco semanas de las elecciones. Estupendo.

A falta de encuestas recientes, parece que las legislativas en noviembre vuelven a ser mucho más interesantes, y que los demócratas vuelven a tener opciones. Veremos. Aún acabarán las acciones de un pervertido cambiando el gobierno en el país más poderoso de la tierra...