Siguiendo con mi costumbre de señalar los costes derivados de no tener un estado del bienestar, hoy toca Wal-Mart. Como tantas otras grandes empresas americanas, Wal-Mart cubre a sus empleados con un seguro médico, ya que el estado en general (hay algunos estados que lo hacen, como Vermont) no se ocupa de estos asuntos.
El problema, claro, es que la sanidad es cara, y dar esta cobertura a sus empleados también. Como resultado, la empresa se está planteando parar de contratar empleados con la salud presúntamente frágil, para ahorrar en pólizas sanitarias. Para hacer esta selección fácil, están reorganizando las funciones de los nuevos empleados de modo que todos ellos tengan que hacer algún trabajo físico (llevar carritos al aparcamiento, colocar cajas en estantes), haciendo difícil que gente menos atlética consiga el puesto.
Lo peor, no obstante, no es la "maldad" de la empresa, sino lo perfectamente racional de su decisión. Wal-Mart vive en una sociedad donde el coste de la gente propensa a costiparse lo paga el empresario o el tipo que tiene la desgracia de ser enfermizo, y nadie más. Nadie les puede obligar a contratar a quien quieran, así que escogen (gastando un dinero considerable en una reoganización interna y en estrictos procesos de selección) y listos. A largo plazo, esto acaba costando más dinero a todo el mundo, y creando obvias injusticias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario