George W. Bush tiene otra nominación para el Tribunal Supremo en la arena, y de nuevo muchas más preguntas que respuestas delante suyo. La elegida es Harriet Miers, 60 años, de Texas, amiga desde hace tiempo del presidente y su abogada personal durante años, sin ninguna experiencia previa como juez. Ninguno de estos factores es inusual (tanto lo de nombrar amigotes como lo de poner a abogados se ha visto a menudo) pero no deja de generar algunos problemas.
El primero, que preocupa tanto a demócratas como a republicanos (o parte de ellos) es que es una completa desconocida. No hay sentencias, opiniones o rastro alguno de visiones jurídicas o políticas en su carrera, y las que hay son documentos privados o internos de la Casa Blanca. Parece que no es antiabortista (por cierto, tenía razón), pero aquí se acaban las respuestas fáciles. Ahora mismo, todo el proceso es una incógnita, ya que es una total desconocida; incluso en Fox News pedían sin demasiados reparos en antena que si alguien sabía algo de ella escribieran un correo electrónico a la redacción.
¿Es una buena elección? Ni idea. No se sabe si es una loca con Biblia, una libertaria o una Gaullista en el país equivocado; la prensa está en ello. Lo que si es cierto es que políticamente, es otro trabajo de orfebrería de Karl Rove. Las últimas noticias son una torta tras otra contra los Republicanos, así que no hay nada como llenar las ondas de preguntas sobre otro tema para cambiar el ritmo del juego. No sé si les funcionará esta vez (hay temas que están esperando volver a la luz pronto) pero se debe reconocer que estos tipos son muy buenos haciendo su trabajo.
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