A la mayoría le sonará a chino, pero Tom DeLay es uno de los políticos más poderosos de Estados Unidos. Líder de la mayoría republicana en el congreso, DeLay es el hombre clave en la maquinaria del partido para obtener mayorías consistentes en la antaño indisciplinada cámara de representantes.
Bien, "El Martillo" DeLay hoy se ha llevado un buen garrotazo en forma de imputación por corrupción. Los cargos, financiación irregular de campañas electorales y mamoneos varios. Básicamente, recaudar dinero ilegalmente y repartirlo por medio partido, vulnerando parte de las barrocas leyes sobre la materia del país.
Lo triste, claro está, es que no sorprende. DeLay, aparte de inmensamente influyente, es un cabrón sin escrúpulos público y notorio, que sobrevive en el cargo a base de dinero, cambios descarados en provecho propio en los límites de su distrito electoral, dinero, control absoluto sobre la agenda del partido, dinero, y dinero. Es lo peor de la clase política americana, catapultado al poder por su relación parasitaria con un ultraderecha religiosa que le da apoyo, y ricos donativos que pagan políticas a grandes empresas.
Y no es porque la financiación no sea transparente. Quizás un sistema más opaco sería mucho más efectivo, y lo digo muy en serio.
Nota: más sobre por qué esto no dañará a los republicanos, mañana.
5 comentarios:
Ni idea de quién es el tal De Lay. Pero en cuanto a tu propuesta de financiación ultra-opaca, dudo que funcionase en la realidaz. Es decir, el grupo de presión que done siempre puede decirle (en privado) al político de turno "Eh, el que ha donado nosecuantosmil euros a tu campaña soy yo." Y probablente sería fácil demostrarlo de manera que el político tuviese la certeza de que es así.
Otra cuestión sería, además, la posibilidad de "deslices de información" dentro de la agencia que se encargase de manejar ese dinero.
Yo mismo, como representante del frente de liberación de Poldavia, estaría diciéndole a mis políticos que sí, lo juro, yo doné un millón de euros... aunque no lo pueda demostrar.
Todo el mundo tiene incentivos para mentir. El voto es secreto por algo; las contribuciones deberían ser igual.
Pero sigo creyendo que es posible que el político conozca al donante.
Por ejemplo, mediante un extracto de la cuenta bancaria en el que se vea a dónde ha ido el dinero del donante. Si el político lo ve, digo yo que se lo creerá.
O realizando la transferencia bancaria delante del político. Dudo que nadie pueda evitar que el político y el donante se reunan y el segundo realice una transferencia bancaria a través de Internet, por ejemplo, en presencia del político. Lo mismo con firmar un cheque, ir al banco, etc.
La agencia recibiria los donativos y los procesaria como caridad, con una cobertura aleatoria.
Se podría limitar los donativos a cheques firmados delante de un representante de la agencia, y este no aceptar nada delante de terceras personas.
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