Si quieren ganar la guerra contra el terrorismo, deberían dejar de parecer unos insensibles, para empezar. Lynndie England, soldado y torturadora de detenidos en Abu Ghraib, pasará un gran total de tres años en la cárcel.
Dejando de lado el hecho que se ha justificado diciendo cosas como que torturaba para complacer a su novio (¿!), parece que lo de pasear presos desnudos como si fueran perrito no es algo demasiado grave para las autoridades americanas. Es muy probable que England estuviera siguiendo órdenes, y que sea uno de los cabezas de turco de toda esta investigación de pacotilla, pero de todos modos una condena tan miserablemente corta es realmente un error grave. Primero, porque parece que lo de "jugar" con los prisioneros, algo que cualquier soldado americano sabe que es ilegal desde la tercera semana de instrucción básica no es algo tan grave. Segundo, y aún más importante, porque da una imagen espantosa al mundo, y algunas excusas más a todos los que creen que Estados Unidos es el gran Satán.
Al Quaeda y compañía continurán odiando a los americanos no importa que suceda, cierto. Pero dejar un delito tan grave (según los valores que Estados Unidos defiende) como la tortura con un castigo tan ridículo refuerza la imagen de arrogancia, hipocresía y brutalidad para muchos de sus reclutas potenciales en todo el mundo. No se puede ganar una "guerra contra la tiranía" torturando, pero aún menos si a las manzanas podridas que torturan sólo se les da un cachete.
A no ser que quieran tomar la vía romana de lucha contra rebeliones, claro. Pero lo de degollar mujeres, niños y perros, echar sal a los campos y profanar tumbas ya no se lleva.
1 comentario:
Pues sí, estoy dacuerdo, aunque eso me cueste el epíteto de enemigo de la libertad.
Vamos, que o se cree en los derechos básicos del hombre o no se cree. Pero eso de pretender extenderlos violándolos al mismo tiempo es una contradicción para mí inaceptable.
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