La confirmación para el Supremo de Harriet Miers está respondiendo plenamente al apelativo "circo" que soltaba más abajo. El problema es que a Miers le ha caido el disfraz de payaso.
Como comenté cuando la nominaban, Harriet Miers no ha sido juez, y no tiene, en apariencia, demasiada experiencia en temas consitucionales. Tampoco tiene demasiados escritos o antecedentes en su carrera (paper trail, como lo llaman aquí) que explorar, así que todos, izquierda y derecha, sospechan que es mucho peor de lo que parece. La derecha religiosa no se cree que sea conservadora, y la izquierda teme que sea un submarino antiabortista, en otras palabras.
Bien, la cosa se ha vuelto más surrealista cuando lo poco que había dejado escrito ha salido a la luz... y la pobre señora ha quedado como una tonta. No sólo escribe francamente mal (lo que haría interpretar sentencias del Supremo algo muy divertido), sino que además era propensa a hacer la pelota de manera escandalosa a quien la ha nombrado. Para acabarlo de arreglar, las pocas cosas que hay con opiniones sobre temas constitucionales son sencillamente muy, muy, muy deficientes. Una joya, vamos. La cosa ha llegado al extremo que algunos se preguntan si su nominación acabará muerta víctima de las risas, chanzas y cachondeo que la rodean...
Como dice Jay Leno, quizás sería mejor poner una mujer con más experiencia en los juzgados, como... Courtney Love. A ver como acaba.
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