Parece que la Casa Blanca no gana para disgustos estos días. Entre el caso Plame, otro huracán mal gestionado e Irak ya andaban liados. A todo eso se le añade la retirada de Harriet Miers como candidata al Supremo.
Lo cierto es que la nominación fue un desastre desde el principio. Miers pasó de ser una desconocida sospechosamente poco cualificada a objeto de burla en pocas semanas. La izquierda ni se creía que alguien tan manifiestamente inadecuada aspirara al cargo, la derecha la veían como demasiada indefinida para ser de fiar. En vista que no gustaba ni a unos ni a otros, y que la administración no iba a decir ni pío sobre sus días como asesora en la Casa Blanca, lo ha tenido que dejar.
En fin, otro contratiempo para la Casa Blanca, en la semana en que se esperan los resultados del caso Plame. Ya he dicho antes que esto no tiene por qué ser letal para los republicanos, pero caramba, vaya semanita. Veremos a quién nomina Bush ahora, por eso....
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