miércoles, agosto 01, 2007

De patentes y trolls

Una de las criaturas más curiosas que pueblan el sector tecnológico americano son los llamados patent trolls. La práctica es curiosa, ya que es una demostración sobre cómo cualquier regla, por sensata que parezca, siempre crea algún cretino dispuesto a retocerla. Son el jugador maleducado de las leyes de propiedad intelectual, con los abogados a juego.

El último ejemplo de esta especie es un minúscula, ridícula compañía llamada Parallel Processing Corporation. Los tipos dicen que tienen una patente de 1991 (cuando los 486 y la Megadrive dominaban la tierra) acerca de "proceso en paralelo sincronizado utilizando memoria compartida", algo muy, muy chulo, y muy, muy util. Tanto, que dicen que la Playstation 3 utiliza esa técnica, y que por lo tanto Sony debe arrodillarse ante ellos, pedir perdón por usar la patente, y pagar licencias a destajo o deja de vender el bicho.

Lo divertido del asunto es que la Parallel Processing Corporation es casi literalmente una caja de cartón con abogados. La compañía que originalmente consiguió la patente, IPMI, parece que no tenía los recursos para litigar, así que con la ayuda de alguna inefable tribu de abogados con sed de sangre han creado un chiringuito a medias para ir a juicio con quien se les ocurra. Tenemos unos tipos que literalmente han estado sentados encima de una idea durante 15 años sin hacer nada, sólo para salir de la cueva a la que han visto que hay alguien con bolsillos cargados listos para ser atacado con viejos legajos.

Por supuesto, el problema de fondo no es únicamente este. La tecnología que los demandantes dicen haber descubierto con el sudor de su frente esta recogida como de costumbre en una patente vaga e imprecisa, que dice estar inventando algo que existía antes (los ordenadores multiprocesador no son un invento reciente; el primer ejemplo es de 1965) pero que ellos hacen mucho, mucho mejor. Tan bien, de hecho, que fue una idea teórica durante un montón de tiempo, a pesar que hay multitud de ejemplos de arquitecturas similares rondando desde los años 70.

En otras palabras: el mendrugo de funcionario que aprobó la patente no entendió ni jota, y la concedió al tuntún de todos modos.

El sistema de patentes, en Estados Unidos y en el resto del mundo, funciona mal. Rematadamente mal. La idea básica de las patentes, el de garantizar un monopolio durante un plazo de tiempo a quien inventa algo nuevo para asegurar que obtiene los beneficios de su invento y dar incentivos para crear algo nuevo suena muy bien en teoría, pero está obsoleto en la práctica.

Por un lado, garantizar monopolios a la originalidad es mucho más difícil de lo que parece; todo órgano administrativo que decida sobre ello será inevitablemente miope y sin conocimientos suficientes. Por añadido, la tecnología, los avances en productos, no son casi nunca originales, del mismo modo que una novela o un texto científico difícilmente los son. Todo avance está construido sobre tal cantidad de invenciones, escritos, investigación y producción previa que es muy difícil decir que alguien ha creado algo total y genuinamente nuevo, sea en el sector que sea.
Por último, el argumento de incentivar el desarrollo científico y técnico es poco creíble. El hecho que una compañía haya descubierto la manera de fabricar algo mejor, más rápido y con más calidad gracias a un nuevo invento ya le da de por sí una ventaja en el mercado; tiene poco sentido de hecho darle una protección temporal a base de poder estatal bruto durante un tiempo definido como premio especial. La innovación si es útil es el premio; el estado no debería porque reforzarla a base de regalos durante demasiado tiempo.

A todo esto, ¿qué le pasará a Sony? Bueno, los contables harán números. Primero, verán si pueden ganar el caso (si pueden; el hecho que haya ejemplos previos debilita mucho la patente). Segundo, calcularán cúanto les costaría esto en abogados. Tercero, verán si les compensa pagar a los pesados litigantes ahora, ahorrarse el pleito, y seguir a lo suyo, o ir a juicio y machacarles. La esperanza de los trolls es, evidentemente, que ocurra la última opción; miloncejos gratis, y hala, a buscar otra compañía forrada que use alguna tecnología similar.

Como IBM, por ejemplo. Aunque la verdad, el gigante azul no tiene ningún miedo en apisonar con sus juristas a cualquier inconsciente que intente hacer eso, y ya tienen historial.

¿No es la economía del conocimiento un encanto? Ah, ese bonito oxímoron que es "propiedad intelectual". Enternecedor.

9 comentarios:

Jordi dijo...

Interesante punto de vista. Sin embargo, describes el problema desde una perspectiva, asi que permite que te plantee otra situacion y, si te apetece, me dices como la resolverias: una pequenya empresa emprendedora con su departamento de I+D (rarisimo en Espanya, no tanto en EEUU) descubre una idea revolucionaria en su sector que, sin embargo, no puede aprovechar porque requiere una inversion en produccion que no puede asumir. Como se beneficiaria de esa idea y como la defiende del pirateo de las empresas mastodonticas que se enteren de que hay potencial? Y si en lugar de una empresa pequenya es un laboratorio de investigacion en una universidad, sin posibilidad de produccion propia?

Anónimo dijo...

Venda la idea, firme un contrato de colaboración, ofrezca sus servicios de consultor externo a todo aquel que quiera saber de lo suyo. Vaya a cada empresa del sector con su proyecto, y explíqueles la cantidad de dinero de I+D que les ahorrará.

Canastos, si la idea es tan buena, busque un inversor. Seguro que hay alguno que está dispuesto a poner dinero.

La cuestión es, un inventor puede hacer dinero, incluso sin patentes. Con patentes, uno vive a base de abogados...

Jordi dijo...

Sigamos pues... Una empresa pequenya desarrolla un producto interesantisimo y empieza a venderlo. La empresa de la competencia compra el dispositivo, lo abre, averigua como funciona, lo copia y lo vende, con la ventaja de que, al ser mas grande, va a tener mas poder de marketing y distribucion. Es eso justo para la empresa pequenya?
Es mas, que mecanismo de defensa se propone para evitar el espionaje industrial o laboratorios publicos?

"Con patentes, uno vive a base de abogados..."
YA, y un contrato de desarrollo con una empresa se firma en una servilleta de restaurante, no? No hay abogados de por medio...

Jordi dijo...

Una aclaracion: no defiendo el sistema de patentes. Creo que todo es mejorable. Pero proponer un cambio debe tener en cuenta todas las posibles situaciones y no hacerlo para peor.

R. Senserrich dijo...

Cierta razón tienes; la protección debería ser más dura para pequeñas empresas. Lo que está claro es que el sistema de concesión de patentes está roto, y la verdad, que no estuviera sería casi mejor que lo que tenemos.

Anónimo dijo...

Creo que el problema está mal enfocado. El punto no es es si de una idea preferimos que se beneficie el que la tuvo o la megacorporación con capacidad de hacer un producto masivo que la utilice.

El problema es que persiguiendo "el pelotazo" con el que se pueda forrar uno u otro la que pierde es la humanidad en conjunto.

Si un día me aparece una enfermedad que tiene cura pero no puedo pagarme el medicamento, no por su coste en sí, sino porque tiene una patente que permite que lo cobren 100 veces más de lo que cuesta, tanto me da si ese dinero lo cobra un laboratorio multinacional o un genio loco.

Si llegamos a donde estamos tecnológicamente es que gracias a la publicación de la información científica y tecnológica hemos podido avanzar, sino todavía estaríamos viviendo en cavernas y pagando con cueros de búfalo al descendiente del inventor del fuego en concepto de patente por usar su descubrimiento.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en que el sistema de patentes funciona mal. Sin embargo observo tanto en la entrada como en comentarios posteriores un error de base.

Me explico: "La idea básica de las patentes, el de garantizar un monopolio durante un plazo de tiempo a quien inventa algo nuevo para asegurar que obtiene los beneficios de su invento y dar incentivos para crear algo nuevo..." a cambio de que haga pública su invención (de una manera lo bastante clara para que alguien formado pueda ejecutarla tras leer la patente).

¿Qué pasaría sin patentes? No sólo no habría mucha innovación -es más barato copiar- sino que muchos avances técnicos sería protegidos mediante la otra figura de protección de propiedad industrial: el secreto.

El avance tecnológico es una sucesión de pequeños pasos inventivos dados uno tras otro. Sin el inmenso caudal de conocimiento que supone la publicación de las patentes el avance sería mucho más lento.

Saludos

geógrafo subjetivo dijo...

Las autoridades de patentes no controlan lo que dicen los que se presentan ante ellas, únicamente dan registro. Si hay problemas son los tribunales los que tienen que decidir.

Anónimo dijo...

Las oficinas de patentes sí controlan lo que se presenta, examinándolo desde el punto de vista de novedad, actividad inventiva y suficiencia descriptiva. La calidad de ese control... de eso habría mucho que hablar.

Re-saludos