Cualquiera que siga un deporte profesional con algo de interés sabe que existen dos verdades inmutables y siempre ciertas: los arbitros aman al Real Madrid y dan el beneficio de la duda a todo jugador que cobre más de cinco millones de euros netos al año. De hecho, dejadme ser algo más preciso y un poco menos ofensivo; los arbitros favorecen a los equipos grandes y hacen la vista gorda ante muchos jugadores de renombre.
¿Sucede esto realmente? La verdad, es relativamente difícil de demostrar. En teoría alguien con más tiempo libre que yo (si tengo tiempo, lo hago esta sábado, mira) podría hacer un regresión con número de tarjetas amarillas como variable dependiente, y presupuesto como variable explicativa, controlando por tiempo de posesión, número de defensas, faltas concedidas, etcétera. Eso nos daría un aproximación burda pero razonable para ver si existe un cierto sesgo a favor de los "grandes" de la liga.
La pregunta, sin embargo, no es si existe o no sesgo. La cuestión que nos debería interesar es si este sesgo es intencional, primero, y más importante, si ese sesgo es pactado de forma conspiratoria en salones llenos de humo. ¿Deciden los gnomos de Zurich el resultado de la liga?.
Mi teoría, siguiendo lo que dice Tyler Cowen en Marginal Revolution, es que es posible que una de las preguntas de arriba tengan una respuesta afirmativa. Es probable que los árbitros favorezcan a los jugadores estrella y a los equipos grandes de forma más o menos consciente, pero sin nunca haber recibido órdenes de nadie. No están recibiendo pagos o "sugerencias" sobre qué equipo debe ganar; lo que hace es, sin embargo, decidir siguiendo el criterio que ellos creen que hará más felices a sus amos. Un árbitro no favorecerá un poco al Real Madrid y al Barcelona porque alguien le ha pedido; lo hará porque tiene la sensación que eso es lo que hará felices a la Liga, anunciantes y televisiones, le hayan dicho a él o no.
Tenemos de hecho un sistema más o menos clásico de colusión entre agentes en un mercado, lo único que aplicado al deporte. No es que los árbitros y anunciantes se reunan y decidan que un final de liga ajustado entre los dos grandes es lo que más les conviene a todos (más audiencia para unos, más ingresos a medio plazo para otros); sencillamente los que tienen poder de decisión sobre el terreno intuyen que eso es lo que todo el mundo quiere, y actuan en consecuencia. Algo parecido a cuando dos empresas "compiten" en un mercado pero "deciden" no meterse en una guerra de precios, pero aplicado a otro negocio; un modelo de cooperación natural.
¿Hay alguna forma de evitar este sesgo? En cierto sentido los mecanismos están ya funcionando. Por un lado el sistema sólo funciona si la competición parece razonablemente justa; los arbitros sólo en eso tienen cierto incentivo para no pasarse. Segundo, los árbitros pueden estar institucionalmente separados de los anunciantes y televisiones, algo que sucede en España (de mala manera) pero no tanto en EUA. Tercero, los medios hacen que los trencillas no se puedan escapar con nada excesicamente escandaloso; todos recordamos algún árbitro cuyo nombre es sinónimo de infamia por ahí fuera.
En fin, la economía también afecta el deporte. Como comenta Justin Wolfers, hay bastantes economistas que estudian (y derivan teoría) de estudiar el deporte y sus mecanismos de mercado; ya os digo que no soy original. Así que cuando la parienta os esté echando a parir por tragaros demasiados partidos de la Eurocopa, ya sabéis que decir: cariño, estoy pariendo modelos económicos.
Nota: Italia se nos va a merendar de mala manera. Tienen tanta potra como siempre, los malditos. ¿El penalti de Rumania y el suicidio francés de ayer? Joder, macho. Así no hay quien gane...
3 comentarios:
Acabo de leer que hablan de tí en The Guardian Online.
Para un politólogo, que te mencionen en un periódico de ese calibre sólo por el fútbol debe ser frustrante, ¿no? ;-)
http://www.guardian.co.uk/football/2008/jun/18/euro2008groupd.greece
¿Por qué? El fútbol es mucho más importante que todas estas tonterías de leyes y crisis económicas ;-).
Corrijo lo de Italia. :-).
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