lunes, julio 28, 2008

Glorias del trabajo soviético

Cuentan que en los años malos de la Unión Soviética, cuando la economía ya andaba totalmente perdida en planes quinquenales aleatorios y el gobierno estaba lleno de abueletes, que para conseguir el pleno empleo los gerifaltes comunistas acabaron creando un montón de puestos de trabajo absurdos. Desde abrir puertas de garage manualmente a contador de personas en un torno de metro, no había tarea lo suficiente absurda que no justificara un sueldo a un ciudadano del glorioso régimen soviético.

Hoy andaba yo haciendo la compra por aquí Connecticut, y la verdad, me he quedado sorprendido con la alegre vitalidad del pleno empleo estilo soviético aquí en EUA. Que alguien me corrija si ando equivocado, pero por España no recuerdo que en ningún supermercado tengan a un tipo poniéndote la compra en bolsas mientras el cajero te cobra. De igual modo, no recuerdo ninguna hipermercado que tenga gente en la puerta que tiene como único cometido darte los buenos días con cara de profundo, profundo aburrimiento. Por no hablar de la persona que está en los pasos de cebra cerca de los colegios a la hora de entrada y salida, dirigiendo el tráfico, los cientos de tipos que se aburren como ostras atendiendo un cliente a la hora en los McDonalds que abren las 24 horas, y montones de trabajos de este estilo.

¿Por qué hay tantos trabajos tan radicalmente poco productivos? La verdad, no estoy seguro, pero diría que tiene bastante que ver con lo patéticamente bajo que es el salario mínimo, y la extraordinaria liberalización del mercado laboral. Si a un empresario le cuesta cuatro perras tener a alguien poniendo la compra en bolsas, y ese minúsculo plus en comodidad atrae algún cliente, es fácil tener a un universitario hambriento o una ancianita con una pensión demasiado baja haciendo el trabajo. El resultado es que hay una cantidad ingente de empleo basura, a veces a tiempo parcial con horas totalmente aleatorias, que ayudan a mantener a mucha gente que no puede conseguir ningún otro trabajo.

Mirando esta clase de trabajos desde un punto de vista más macro, es una muestra bastante clara sobre cómo tener un salario mínimo ridículo y poca protección laboral puede crear desigualdad.

La explicación es bastante sencilla. La productividad marginal de un trabajador, por muy incompetente que sea, está por encima del salarío mínimo cuando este es muy, muy bajo. Sin embargo, este precio mínimo es el punto de partida de cualquier negociación salarial para trabajadores no cualificados, que tienen que competir con más gente que nadie para poder trabajar. Un aumento del salario mínimo sólo eliminaría los puestos de trabajo más ridículamente improductivos, pero no no echaría del mercado de forma automática a todo aquel que cobra el salario mínimo. Es el viejo monopsomio del que hablaba hace una temporada, aplicado a la economía real.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene gracia. Yo he oído a algunos estadounidenses residentes en España quejarse de que no hay gente para meter tus cosas en la bolsa a la salida del super y de que por ello se pierde mucho tiempo.
Personalmente, diría que en los sitios en los que el espacio y el modelo de caja sólo permite cobrar a una persona a la vez no está de más que al menos la cajera te ayude.

Anónimo dijo...

En Tarragona si que hay unos tíos regulando el tráfico en los pasos de peatones de las escuelas a la hora de entrada y salida de las mismas. Llevan un uniforme azul, ponen multas, van armados, circulan en coche patrulla o motocicleta y se llaman Guardias Urbanos.

R. Senserrich dijo...

En EUA es una persona (normalmente una ancianita) con un chaleco reflectante que hace eso a tiempo parcial y nada más :-).

Luis Valcarce dijo...

Las contradicciones entre los medios productivos y las relaciones de producción son cada vez más profundas. He dicho.

Anónimo dijo...

Me ha hecho gracia lo de que alguien meta tus cosas en la bolsa cuando estás en la caja. Es una situación cotidiana en la que suelo fijarme, y mi experiencia es que valoro que la chica de la caja me ayude a meter artículos en la bolsa. Al menos cuando son varias bolsas las que debo llenar. DE igual modo, cuando se queda de brazos cruzados mirando cómo me vuelvo loco llevando bolsas, siento cierto enojo. También me doy cuenta de que en el súper de debajo de casa sólo lo hace una de las chicas. En cambio, en el Mercadona suele ser lo habitual (si bien no en el 100% de las ocasiones) por lo que sospecho que tiene que ver con el "libro de estilo" de la empresa. En todo caso, agradezco muchísimo el detalle, y suelo ser más amable cuando me ayudan con las bolsas.

De manera que, apoyándome tan sólo en la experiencia personal de usuario de supermercado, no acabo de ver en el trabajo de llenar bolsas un empleo "a la soviética". Mucho menos teniendo en cuenta que la empresa no ganaría nada con ello.

El problema de que la cajera te llene las bolsas es que si hay cola, no puede atender directamente al siguiente cliente, de manera que uno de los dos se sentirá mal: o el que ve que le hacen esperar en la cola para llenar las bolsas de otro, o el que ve cómo se desentienden de ayudarle a llenar bolsas una vez que ha pagado para atender y cobrar al que va detrás. Así que colocar a un empleado a ayudar a llenar bolsas, quizá no sea mala idea si la competencia entre supermercados es lo bastante feroz como para luchar en esos detalles. Y también, claro, si el mercado laboral es lo suficientemente flexible como para permitir ese tipo de trabajos (al menos en principio) tan poco productivos.

R. Senserrich dijo...

Nota: hay dos personas por caja, la cajera y la persona que pone cosas en bolsa. La segunda es la trabajadora soviet. :)

Anónimo dijo...

Sí, sí, io caspisco :)