domingo, septiembre 14, 2008

Bolivia, otra vez

Bolivia, otra vez. Es un país del que he hablado a menudo, y la verdad, la crisis de hoy es lo mismo que sucedía el año pasado, cambiando la letra pero con la misma melodía. En contra de lo que dicen en El País, el origen de los disturbios es esencialmente interno, y como tal, difícil que se extienda por todo el continente.

El problema de Bolivia es muy simple: el gas natural ha hecho el país ingobernable. El gas no crea (ni creará) riqueza, pero genera un conflicto irresoluble por el control de un recurso que tiene la maldita manía de estar atado a una zona geográfica. Si tu región no tiene gas, no quieres autonomías controlando ese recurso. Si tu región tiene gas, quieres un concierto económico y poco que compartir.

Si esto sucede en un país razonablemente rico y con una distribución de la renta decente (digamos Canadá o Noruega), el decidir quién gana y quien pierde es relativamente fácil, ya que los hidrocarburos son un lujo agradable, pero no una fuente de riqueza imprescindible. Si tu país anda corto de pasta, tiene un sistema político oligofrénico, mala distribución de renta y una larga tradición de resolverlo todo a guantazos, el gas es de de hecho una maldición. Advinad en qué grupo cae Bolivia. Los problemas empezaron hace tiempo (en el 2005 ya hablaba de ello) y no parecen cerrarse, sea quien sea presidente.

Bolivia no parará de implosionar ciclicamente hasta que saquen el debate sobre los ingresos del gas de la mesa de un modo u otro, llegando a un pacto más o menos equilibrado que todo el mundo pueda aceptar. Siendo el estado boliviano ridículamente débil, este pacto no parece que pueda ser alcanzado a base de elecciones y mayorías simples; el perdedor sale a la calle cada vez que puede, y siempre puede torearse al presidente.

¿La solución? No veo demasiadas, pero no creo que una intervención decidida desde el exterior para mediar en el conflicto sea una mala idea necesariamente. Brasil y (en menor medida) Chile pueden ayudar a forzar un acuerdo a base de ofrecer palos y zanahorias a los actores implicados, creando un equilibrio más o menos aceptable para todos. Una solución básicamente pragmática, básicamente; obviamente algo que los melones maximalistas del "antiimperialismo vendiendo petroleo" no acaban de entender.

En fin, espero sinceramente que los bolivianos se dejen de cantos de sirena bolivarianos y conspiraciones gringas ficticias y empiecen a entender que si están a tortas todo el día la culpa es básicamente suya. Esperemos que Lula y los suyos sean capaces de llevar esto a buen puerto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En Bolivia, igual que en Venezuela, los cargos elegidos por sufragio se consideran por encima de las leyes y de la Constitución. Evo y Chávez lo hacen, los gobernadores regionales también.
Esperemos que todo acabe bien.
Bensoussan

Ender dijo...

Estoy básicamente de acuerdo con Egócrata, y aún voy más allá: para ciertos países, disponer de reservas de hidrocarburos no es una suerte, es una maldición. Países que suelen dar a esa riqueza un orden de importancia que claramente no tiene, y cuyas prioridades deberían ser otras. Puede ser entendible por su situación de pobreza, pero normalmente son las oligarquías dominantes las que manipulan a las masas haciéndoles creer que los hidrocarburos son la solución a todos sus males. Cuando no, directamente, para repartirse ellos el pastel. ¿Hay forma de convencer a estos gobiernos, generalmente poco democráticos, cuando no corruptos o sencillamente incapaces, de que las prioridades de su país son otras? Sin pretender comparar, hay ejemplos como España o Chile, que a pesar de las críticas que se puedan hacer, han podido o sabido mejorar su situación sin apenas recursos minerales.
Saludos

Manuel dijo...

No estoy de acuerdo en que EEUU y otras potencias occidentales no tengan nada que ver con la ruina de Bolivia y con los conflictos que sufren. Creo que si tienen mucho que ver como lo tienen que ver las multinacionales de nuestros paises ricos.

En todo caso estoy completamente de acuerdo con Egócrata y con Énder en que la vía más aceptable a tomar por estos paises es la de Chile (también la de Brasil)con todos sus defectos.

El populismo pseudobolivariano o filoleninista solo empeora las cosas.

Anónimo dijo...

Buen artículo. El "The end of poverty" de Jeffrey Sachs también tiene otra explicación curiosa para la pobreza endémica del país basada en la orografía (creo que ya te lo he comentado), algo que explicaría la tradición de jugar al fútbol con la cabeza del presidente.

En lo que tengo más dudas es en las soluciones que planteas. Hugo Chávez ha cogido la fea costumbre de pagar a aquellos dirigentes y partidos que puedan ser afines en todos los países del continente (yo creo que el único que queda es Obama). Por tanto, incentivado económicamente + idolatría (de Morales hacia el venezolano) = seguir el plan previsto. Y eso descarta la mediación chileno-brasileña.

Yo he estado echándole un ojo a la Constitución boliviana y, sinceramente, si lo pusieran en España, emigraría. Creo que no es sólo un problema de "a ver quién se queda el gas". Lo peor de la situación de bolivia no es que la situación sea mala, sino que puede ser contagiosa en el resto del continente.