Cuando Obama gane las elecciones en un par de semanas (sí, lo doy por hecho), muchos comentaristas hablarán de cambio de era. Será un símbolo del derrumbe de una ideología, el final de la hegemonía de Ronald Reagan y sus ideas en la política americana.
No lo voy a negar; he dicho cosas de este estilo en el pasado. Vale la pena recordar, sin embargo, cuándo "nace" esta hegemonía republicana que ha acabado dando un resultado tan espantoso. Reagan gana las elecciones en lo que en Estados Unidos se considera el fin de la era de "gobierno grande", cuando derrota a Jimmy Carter en 1980. Carter se enfrentó como pudo a una crisis que él no había provocado (la estanflación de la segunda mitad de los setenta), con la Reserva Federal tratando de apagar el fuego a base provocar una recesión aposta. En cierto sentido, las elecciones de 1980 eran unas elecciones que el candidato demócrata no podía ganar nunca.
El mismo año en que Reagan triunfa, Thatcher derrotaba al pobre James Callaghan, que "murió" arrollado por la misma crisis y los inefables sindicatos británicos. Otra amante del libre mercado. Otro signo del triunfo del nuevo liberalismo. Lo mismo sucedió en Alemania, con el SPD cayendo en 1982 cuando el FDP decidió retirarles su apoyo, y Kohl procedió a arrasar en las siguientes elecciones.
¿Parece obvio, no? No tan rápido. La crisis de finales de los setenta se llevó por delante a otros gobiernos. En Francia, a los Gaullistas, llevando a los socialistas bajo Mitterrand al poder por primera vez. En Italia, la democracia cristiana tuvo que ceder el control del gobierno por primera vez. En España, los socialistas aplastaron al partido que había sido arquitecto de la transición. En Austria, los gobiernos de coalición (proporz) dejan de ser viables en 1983. Y podría seguir, señalando gobiernos que caen tanto hacia la izquierda como la derecha.
Lo cierto es que los votantes son a la vez mucho menos sofisticados de lo que muchos sesudos analistas decimos, y muchísimo más expeditivos de lo que parece. Los ciudadanos, en general, no son demasiado buenos analizando quién tiene la culpa de una crisis; es relativamente obvio que la recesión de principios de los ochenta no tenía nada (o bien poco) que ver con Valéry Giscard d'Estaing, pero los franceses lo defenestraron igualmente. Si las cosas van mal, el político se va, y punto. No hay demasiado que analizar en algunas elecciones; los votantes gastan de racionalidad limitada.
Dicho en otras palabras: pobre del político que esté en el poder cuando las cosas van mal, tenga o no la culpa. Como comenta Larry Bartels en un célebre artículo, el electorado te echará la culpa de los ataques de tiburones, aunque no tengas nada que ver.
¿Existe, por tanto, el candidato perfecto? Si y no. Un buen candidato que hace una buena campaña y debate bien te puede dar un poco de apoyo adicional, pero si el votante medio está cabreado, eso no tiene puñetera importancia. Te echaran a tí, a tu partido y a todo aquel que esté remótamente cerca a un cargo político y haya cometido el pecado de militar en tu organización. No perderás sólo la Moncloa, el Eliseo, la Casa Blanca o Downing Street; tu partido se llevará un repaso en ciudades, estados, autonomías y en las asociaciones de padres de alumnos si hace falta. Todo tu clan va a recibir el tratamiento; un correctivo estilo revolución Reagan, New Deal, o lo que toque y una estancia larga y aterredora en un sitio frío y oscuro llamado oposición.
Debemos evitar, por tanto, dar un significado demasiado inflado a los resultados electorales. Más que un cambio de mentalidad, lo que vemos acostumbra a ser un jefe cabreado echándole una bronca monumental a un mal empleado. Los giros ideológicos tienen a menudo más de autojustificación que de decisión racional y lógica.
Estos días veremos muchos políticos tratando de convencer a sus votantes (con razón) que lo sucedido no es culpa suya (España siendo un caso estelar de un gobierno que había hecho los deberes y le pillará el toro si no espabila); si no se explican bien (y no es fácil) acabarán en la calle. Algo que de hecho es de hecho bastante raciona por parte de los votantes: ¿a quién van a creer, sus ojos o las justificaciones desesperadas del ministro de economía?
Buena suerte a los premiados con esta crisis económica. La culpa es de unos pocos (Blair, Bush y los republicanos, y la verdad, pocos políticos más) y se llevará por delante a bastantes más.
7 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo. La crisis es una marea que se llevará a todo el que está por delante.
El PP sólo tiene que esperar y no hacer demasiado el mandril. Hace unos días escribí sobre esto y te lo enlazo por si te apetece echarle un ojo:
http://geografosubjetivo.wordpress.com/2008/10/18/wait-and-see/
Añadiría una cosa, si las próximas elecciones son una vez mas a cara de perro, queda un 50% de no perder, como ocurrió dos veces en USA Gore/Bush y Kerry/Bush, en Alemania, Schreder/Merkel, en España, Rajoy/Zapatero, México, Calderón/L.Obrador, Utalia, Prodi/Berlusconi, y ... unas cuantas mas. Unos pocos votos, lo deciden todos, el resto es a cara o cruz.
Estados Unidos va a dejar de ser la primera potencia económica, en eso podemos estar de acuerdo, pero echar la culpa al Reaganomics... va a ser que no. Eso fue hace 30 años y tiene muy poco que ver con la deuda de EEUU, el formato de expansión crediticia utilizado, la Fed y la estúpida guerra de Bush.
Otro día hablamos de Obama y esa piedra que se ha puesto atada al cuello y que se llama Welfare.
(Por cierto, Estados Unidos no es España, el plan de Bush fue rechazado en primera instancia y el 85% de los americanos se declaraban en contra. No creo que Obama pueda hacer todo lo que se propone)
Respecto a la responsabilidad de los políticos y el precio que pueden pagar... ni idea. Pero aquí en España, Gobierno y oposición alcanzaron hace poco un acuerdo sobre futuras... ¡medidas estructurales! ¡Por primera vez en 5 años! Si a esto se le suma que la fundación BBVA (por poner un ejemplo) avisó con 18 meses de antelación de que el gobierno mentía en sus previsiones económicas y la surrealista sucesión de desmentidos, creo que no estamos muy alejados de un varapalo a toda la clase política y un cambio de era en toda regla.
En este sentido, nadie parece advertir la que se nos avecina y, sobretodo, la que se le avecina a Zapatero. El desempleo ya se manifiesta como un caballo desbocado y sólo hay una dirección posible: medidas urgentes de las que conocemos como impopulares. Hay que abaratar el despido y reducir los impuestos para las empresas (pymes sobretodo) que están en la bancarrota. Pero además, pari passu, se necesita convencer a las que no están tan mal de que no deben cagarse de miedo.
Declaraciones como "este Gobierno siempre estará al lado de los más desfavorecidos, aumentaremos las prestaciones por desempleo, aumentaremos las pensiones" pueden convertirse en un arma de doble filo, habrá que usarlas con precaución.
Fíjate como el cambio de era puede tener otro significado aquí. Si sale ahora mismo Bernat Soria prometiendo dentista gratis a los chavales menores de 15 años lo linchan. Se ha acabado la era del "talante", en mi opinión.
Augie:
1. El fan número uno de Reaganomics era... Bush hijo. El culpable puede no ser Reagan (eso es hace un montón de tiempo) o sus ideas en sentido estricto (Bush es como poco un incompetente) pero el discurso conservador ha sido herido de muerte... del mismo modo que el nuevo laborismo de Blair probablemente muera en esta crisis, aún siendo radicalmente distinto.
2.¿Welfare? Eso es un mito conservador más que una realidad dura. Para empezar, la mayor parte del gasto es estatal, no federal, y de todos modos, Clinton hizo el sistema mucho más barato y razonable. No es lastre grave en el presupuesto federal; Medicare es el gran yunque.
3. Abaratar el despido: en general, no creo que sea una mala idea.
4. Reducir impuestos a las pymes: es perder el tiempo. Las pymes que pierden dinero no pagan impuestos. Si me dices reducir lastre regulatorio y burocracia, sin embargo, totalmente de acuerdo; el estado impone muchos costes operativos innecesarios ahora mismo.
5.Medidas estructurales: es de esas cosas que el gobierno pierde si no las pasa, pierde si las pasa en solitario, y pierde si las pasa con el PP. Entre las tres alternativas, la menos mala (para el país seguro, para el gobierno quizás no) es pactar con el PP, y lo han hecho. Eran imprescindibles, pero su efecto es a largo plazo, no a corto; no veremos sus efectos hasta la próxima legislatura.
A corto plazo el ayudar a los perdedores de la recesión es básicamente imprescindible para suavizar la crisis. Si las cosas no han cambiado el 2010, sin embargo, ni esto salvará al PSOE.
Zapatero tiene margen; la economía es probable que toque fondo el 2009, y empiece a resucitar a principios del 2010. Si el 2010 es decente y el 2011 es bueno, tienen algún esperanzas para el 2012. Si las cosas son tan malas como parecen ser, sin embargo... RIP.
4. Reducir impuestos a las pymes: es perder el tiempo. Las pymes que pierden dinero no pagan impuestos.
Creo que nuestras diferencias quedan patentes en esta discusión: las pymes crean el 90% del curro (cito de memoria).
(Y si me ponen las cosas un poco más fáciles, me lanzo a pymear, que conste)
"El PP solo tiene que esperar y no hacer demasiado el mandril"
Hasta cierto punto, de acuerdo. Pero el problema es que esas dos cosas, la paciencia y la moderación (o serenidad), tradicionalmente se le han dado más bien mal al PP... yo les veo perfectamente capaces de volver a perder en 2012 incluso si la economía va mal, y una de las razones principales será otra vez la dificultad de conciliar sus dos almas, que yo definiría sin tapujos como la democrática y la franquista.
P.S. He querido firmar este post "alatriste" como es mi costumbre pero parece que hay algún problema, siempre me dice que la URL contiene caracteres no permitidos aunque yo no he tecleado ninguna URL...
Augie: estoy de acuerdo que se tiene que poner las cosas fáciles a las Pymes, pero no creo que el problema que tienen es de impuestos. Es más estructural.
Así que en el fondo creo que hablaríamos de lo mismo, con letra un poco distinta.
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