Isidoro Lamas,
en un artículo bastante cargante (si algún día mando mucho, voy a imponer una tasa sobre el abuso retórico historicista) nos habla de la
legitimidad del imperialismo estos días. Es un argumento que tiene como mínimo 110 años de antigüedad, y que la verdad, fue formulado la primera vez
de forma más elegante:
Take up the White Man's burden-- Send forth the best ye breed-- Go bind your sons to exile To serve your captives' need; To wait in heavy harness, On fluttered folk and wild-- Your new-caught, sullen peoples, Half-devil and half-child. (...)No estamos demasiado seguros sobre si Kipling hablaba en serio o estaba siendo irónico, pero lo cierto es que la visión de Lamas es parecida: muchos países en desarrollo son demasiado inútiles para gobernarse ellos sólos, así que es la obligación moral de los países ricos de guiarles en el sendero de la virtud. A tortas, si es preciso.
La verdad, el argumento parece lógico, pero es bastante peligroso. La idea es que los países africanos tienen una enorme cantidad de problemas, y que no pueden salir de la trampa de pobreza en la que se han metido por sí mismos. Este argumento, sin embargo, no tiene en cuenta el hecho que esta trampa no es inevitable, y que de hecho hay países horrendamente pobres que han salido del agujero partiendo de situaciones semejantes. La India lleva una buena temporada creciendo a un ritmo delirante; Korea era más pobre que muchos países de África (y no tenía recursos naturales) al acabar la guerra; y no hablemos de China, que me da algo.
Lo más curioso es que la enfermedad no está extendida por toda África. Bostwana tiene un PIB por cápital más que decente ($11,600), de hecho. Los problemas del continente son muy graves,
no lo dudo, pero no son irresolubles.
Para empezar, necesitan capital. Para ello tienen que ser o bien capaces de exportar de forma decente (pero evitando depender excesivamente sobre ello, ya que puede crear
conflictos) o bien atraer inversiones exteriores.
Si quieren atraer inversión, el primer paso es reducir la locura predatoria y el conflicto civil constante que muchos de esos países sufren, y parir una estructura estatal decente. Esto no es un cuestión de que el hombre blanco venga y les dé una constitución; como hemos visto en
demasiados sitios ultimamente la cosa es ligeramente más difícil de lo que parece. Si en un país dos o más facciones están a tortas antes que el benigno imperialista entre, el hecho que un grupo de turistas te invadan no tiene por qué solucionar ese conflicto. El imperio puede limitarlo a base de una ocupación militar enorme, pero me parece que la experiencia placentera que el mejor ejército del mundo está disfrutando en Mesopotamia da una idea de lo caro que resulta.
No me voy a meter en los detalles de qué factores generan un sistema político estable porque la verdad da para varios libros. La cuestión es que en general para que un sistema sea lo bastante sólido como para que valga la pena invertir (no exijo democracia) la cosa depende más de la propensión del tirano de turno a trabajar a largo plazo y no a corto. Muchos de los problemas africanos se derivan más de la existencia de tiranos más preocupados con su propia fortuna que en otra cosa; el estado es utilizado únicamente para robar pasta, no para crear estabilidad.
Los países desarrollados tienen una manera muy sencilla de dar incentivos para que esto suceda, que es hacer que invertir en el propio país sea rentable: bajar sus aranceles. África tiene el horrendo, horrible problema que realmente no puede exportar nada fácilmente; los aranceles agrícolas de los países ricos son absurdamente altos (y patéticamente ineficientes), así que lo que hacen mejor (por clima) no pueden explotarlo de forma aceptable.
Si un tiranuelo supiera que dejando hacer su economía generará dinero, ya que puede exportar lo que produce, su estructura de incentivos cambia radicalmente: extorsionar a mis ciudadanos deja de ser la mejor forma de enriquecerme; ahora es mejor dejarles que produzcan todo lo que puedas, aumentando mi base impositiva. A medio plazo el aumento del nivel de renta hará que la dictadura caiga ella solita.
Una apertura de los aranceles, condicionada a una reforma agraria (para que los beneficios no se concentren en unas pocas manos), sería un cambio enorme para toda África; un incentivo gigantesco para todos los sistemas políticos de la zona a estabilizar el sistema político, atraer inversión y empujar sus economías hacia adelante. Y ser creativos: el etanol de caña de azucar es muchísimo más eficiente que el sacado de cereales variados, sin ir más lejos.
Para occidente, es algo que la verdad sería mucho más barato para todos. Sí, ese sector agrícola del mundo rico (que aporta un 3-4% del PIB y consume un 60-70% de nuestra agua potable, por cierto) tendría que apretarse el cinturón y dedicarse a lo que hacen mejor (productos específicos de la región de calidad), pero los beneficios (alimentos más baratos en todo el mundo, sacar a millones de personas de la pobreza) sería enormes.
No, no es una solución mágica. Y no, no es tan fácil y automático como digo. Aún así, está bastante más basado en la realidad que la vía del imperialismo quijotesco.
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