Y por una vez, no es una sorpresa, como fue la "caída" de Clos. Ni siquiera tiene motivos tácticos evidentes como la de Trinidad Jiménez. Lo cierto es que por una vez, un político se va exactamente por el motivo que dice, su salud precaria.
El PP puede decir lo que quiera, acusando a Zapatero de exterminar la disidencia. Supongo que Zaplana cuando habla de socialismo nacional, aparte de hacer eso de clasificar entre buenos y malos que tanto le gusta, también se referirá a Maragall, claro. Lo cierto es que lo que estamos viendo es algo mucho más simple, una renovación generacional perfectamente predecible. Maragall, Ibarra, Bono y Vázquez llevaban en política, a lo tonto, 20-25 años. En casi cualquier país razonable, eso es una eternidad; hay muy pocos sitios en los que un dirigente no aparta del medio tras dos décadas en activo.
De hecho, estos cambios son necesarios. Igual que la alternancia entre dos partidos (incluso en Suecia) es algo que es bueno que suceda de vez en cuando, la progresiva extinción de dinosaurios políticos forma parte de la misma democracia.
Por cierto, repasad la carrera política de Jaques Chirac, o la clase política francesa en general. Cuando alguien se pregunta por qué Francia parece encallada en un mar de políticos caducos, aquí teneis una de las razones.
Ah, y descuidad, los barones no han desaparecido. A los derrotados (o sus herederos) sólo les queda esperar en silencio, como las semillas...
(Gracias a Saint-Exupéry por el símil forzado)
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