lunes, agosto 27, 2007

Algunas respuestas rápidas al pesimismo

Algunos se han pensado que con mi entrada anterior hago un discurso triunfalista sobre el estado de la política española. Como he dicho en los comentarios, en ningún caso creo que el sistema político español sea perfecto; un repaso a entradas anteriores en esta bitácora deja bastante claro que si me dejan dejo a medio país irreconocible.

La base de la entrada no es tanto decir que hemos llegado al final de la historia en cuanto a evolución política se refiere, sino poner el aparente desastre que muchos claman en perspectiva. España tiene una democracia imperfecta, sí, pero sólo tan imperfecta como cualquier otro país occidental comparable. Por cada ejemplo de brillante instrumento de participación política que vemos en uno de nuestros vecinos, es relativamente fácil encontrar problemas graves y desajustes espectacularmente evidentes en todos ellos.

¿La razón? La democracia realmente existente es un sistema muy feo. Es complicada, farragosa, llena de ruido de fondo, torpe y difícil de entender, y es así en todas partes. Un paseo por Europa proporcionaría ejemplos de todos y cada uno de los defectos que uno puede imaginar en democracias, desde gobiernos de coalición eternos (en otras palabras, no hay nadie en la oposición) a élites políticas cerradas (ENA, Oxbridge...), pasando por corrupción (Italia. Toda ella) o leyes electorales más que dudosas (Reino Unido, el bizarro sistema francés). España tiene un largo y glorioso catálogo de problemas, pero si uno compara con cierto criterio verá que no tiene nada de excepcional; es espectacularmente mala en algunas cosas, y mucho mejor que sus vecinos en otras.

Lo que no es, en ningún caso, es un país con un sistema político mucho peor que la media. A todos los efecto, España es una democracia normal; y eso implica un sistema feo, lleno de granos, avanzado a base de tirones, chasquidos, crujidos y gañidos variados. Nada demasiado bonito, pero de lejos el mejor sistema que hemos parido para gobernar; al menos podemos echar a los políticos malos.

A todo esto, unas notas sobre algunas críticas sobre el sistema político español mencionadas en los comentarios. No es por "machacar"a Alfombril por deporte; es a corte de ejemplo sobre cómo me parece que deberíamos hablar de la materia.

- Tenemos un sistema autonomico con autonomías de primera y otras de segunda ¿es justo?

Es lo que las autonomías decidieron cuando se escribía la constitución. Como sistema de descentralización ha funcionado bastante bien, dentro de lo que cabe. Algunas autonomías han escogido intentar "subir de categoría"; Valencia por ejemplo añadió competencias "de primera" (sanidad, educación) en los ochenta sin demasiados problemas. El hecho que el resto no lo hicieran es cosa suya.

Lo que si es horrible es el sistema de financiación autonómica, como he dicho a menudo. Un sistema de concierto autonómico generalizado sería de lejos lo más justo y eficaz, de modo que cada administración recaude para pagarse las competencias que presta, pasando un fondo (claro y bien definido) para reequilibrio territorial, y una base de servicios comunes.

- El poder judicial está fuertemente politizado y con muchos herederos del franquismo impidiendo que funcione la justicia

No más politizado que en muchas otras democracias. Aún con sus problemas, funciona relativamente bien, incluso con el PP haciendo el tonto en el CGPJ. Sobre los fósiles franquistas, uno hace la nueva democracia con lo que tiene, no con lo que quiere. Tampoco era plan de purgar la administración de arriba a abajo.

- Ley electoral también tremendamente injusta

Eso da para varios libros. Lo digo a menudo, pero no hay ley electoral perfecta; cualquier diseño que me pongan sobre la mesa puede ser puesta a parir, y ser explotada sin piedad, por cualquier político apañado. La ley española funciona mejor que muchas otras (Francia, Italia...) y peor que otras; lo que no estoy nada seguro es que cambiarla tuviera ningún beneficio apreciable. Históricamente los países que cambian estas cosas no ven grandes revoluciones (de nuevo, Francia e Italia a la cabeza), así que no creo que sea un verdadero foco de problemas o injusticias.

- Seguimos a la cola de Europa en casi todos los indicadores de progreso

Venimos de muy atrás, y estamos ganando terreno a marchas forzadas. En algunas cosas, como derechos civiles, protección de minorías, eficiencia del sistema sanitario o gestión de la inmigración, damos sopas con honda algunos de nuestros vecinos. Desde luego, España no es Suecia, pero tampoco hay muchas Suecias ahí fuera.

- La corrupción, los trepas, los polítcos "amateur" campean, casi, a sus anchas

En relación con su nivel de renta, España es un país perfectamente normal en lo que respecta a niveles de corrupción. Hay mucho que arreglar, pero no es un problema fuera de control.

Sobre los políticos hay de todo; lo que me parece claro es que si miramos a las cifras parece que el país funciona, y lo hace desde hace 30 años. Serán cazurros, pero no estorban demasiado.

- La participación ciudadana mínima y decreciente

En esto no me voy a meter porque la verdad de participación política comparada sé muy poco. Tampoco estoy seguro de su verdadera relevancia; vivo en Estados Unidos, un país que da más oportunidades que nadie a sus ciudadanos para participar en política, y sin embargo tiene unos índices de participación espantosos.

- Nuestra derecha, tanto política como sociológica, sigue teniendo un fuerte componente posfranquista, con mucho poder, tanto que obstaculiza cualquier intento de progreso

En los últimos 30 años España ha pasado a tener sanidad universal, divorcio, aborto, matrimonio homosexual, ley de dependencia, casi nada de censura (Casa Real excluida), descentralización real, protección de minorías nacionales sólida, crecimiento económico magnífico y una vitalidad envidiable. No sólo eso; la derecha hizo bastante cosas relevantes (y poco retrógradas) en los ocho años que estuvo en el poder.

Que ahora lleven una temporada haciendo el troll no significa que sean totalmente impresentables. Creeme, ahí fuera (vamos donde vivo) sí hay derechas retrógradas de verdad.

- Muy poco debate público de calidad

Si quiero calidad, leo a Cicerón, Quevedo y Góngora. Admito que la retórica política en España es bastante triste, pero de nuevo, intenta escuchar un discurso de Merkel, Bush o Prodi y no dormirte. El aburrimiento no es sólo patrimonio hispánico.

4 comentarios:

geógrafo subjetivo dijo...

Enhorabuena. Ya está bien de tantos complejos en este país. Ni los mejores ni los peores, pero consciente de donde venimos y que Suecia (como bien dices) hay pocas o solo una, recordando de paso que tiene una presión fiscal que asustaría a los más españoles más fiscalistas.

isidro dijo...

Totalmente de acuerdo con todo, salvo en lo referente a nuestra derecha.

Lo único bueno que hicieron fue quitar la mili.

;-)

alfombril dijo...

Me parecen muy discutibles todos los argumentos que me expones pero en el que mas discrepo es en lo de nuestra derecha.

Aunque voy a matizar: Hay una mayoría de centro derecha tan civilizada en nuestra política como la del resto de la derecha democrática de Europa, pero hay un sector en ella que su transformación respecto a los tiempos del franquismo ha sido mínima y que ha evolucionado hacia lo mas parecido al neoconservadurismo estadounidense, atrayendo a resentidos de la extrema izquierda, además. Y ese sector tiene mucho poder aún y se ve reforzado por la influencia de la ultraderecha norteamericana que tanta fuerza ha cobrado en los últimos 15 años. Y a través de sus grupos de presión han conseguido que se haga, entre otras cosas, una política bastante mas neoliberal que en casi todo el resto de la UE en materia de economía, empleo, laboral, servicios sociales, vivienda, relaciones con la Iglesia, industria, formación, innovación tecnológica, I+D, etc. Por supuesto, en todo esto tb tiene mucha responsabilidad (o irresponsabilidad) nuestra izquierda, fruto del atraso que arrastramos respecto al resto del oeste del continente.

Hay que tener en cuenta que en otros paises de Europa hay partidos neofascistas en ascenso desde los años 80. Pero es que eso lo tenemos aquí en el PP y en sus medios de comunicación amigos, disfrazados de liberales y demócratas de toda la vida. No digo que todo el PP sea facha, pero sí un sector poderoso de este.

alfombril dijo...

Rectifico una cosa: La política respecto a la Iglesia no puede ser neoliberal.