No seré el primero en comentar que el Partido Republicano es una criatura bastante peculiar. Con su mezcla de neoconservadores intervencionistas, neoliberales de estado mínimo, moderados compasivos, nacionalistas de viejo cuño y santones religiosos, es poco menos que un milagro que un grupo de políticos tan diverso puedan estar bajo un mismo techo. En Europa partidos mucho menos diversos se pasan la vida entre susto y susto. Ya me diréis como sobreviven aquí.
Estos días los republicanos la verdad es que esto de sobrevivir parece que no lo llevan demasiado bien. Los partidos políticos por aquí escogen a sus líderes como hombres, dándose de tortas en público delante de todo el mundo en a golpe de elecciones primarias. El resultado es que la democracia, con su impresionante talento para cerrar la boca a perdedores, ayuda a mantener todos esos grupos en el mismo club, pero a la vez contribuye en que el edificio social sea victima de cantidades ingentes de artillería fallando por poco.
Los conservadores americanos andan hoy precisamente muy metidos en esto de generar fuego amigo. El sector religioso del partido es uno de los grupos más alegremente vociferantes en la política americana; con una agenda digna de Mr. No (no a lo gay, no al aborto, no a la evolución, no a todo lo que esté fuera de Biblia), sus alegres diatribas siempre consiguen tener un microfono a mano.
En las primarias republicanas, la derecha religiosa americana tiene un peso especialmente importante: entre un 20 y un 35% de los miembros del partido (según a quién lo preguntes) forman parte de este bloque, así que cualquier tipo que aspire a ganarse una nominación a la presidencia tiene que tenerles en cuenta. A no ser, claro está, que uno sea un idiota temerario. O dicho en otras palabras, Rudolph Giulani.
El ex-alcalde de Nueva York, aparte de permanecer en cabeza de forma consistente en las encuestas, es pro-choice (pro-aborto legal), pro-derechos de los homosexuales y (para acabarlo de arreglar con otro lobby entusiasta) pro-control de la posesión de armas de fuego. Ser capaz de escupir en la cara de un 20-30% de tus potenciales votantes en la cara y seguir en cabeza tiene cierto mérito, la verdad; el problema es que en este mundo ser una minoría no equivale a quedarte calladito en un rincón.
Si no puedes ganarle en las primarias, asegurate que no pueda ganar en las generales. Hoy un grupo de conservadores evangélicos han tomado las cámaras, y con un no poco disimulado entusiasmo, han amenazado con la puñalada trapera. Su discurso es simple: si el partido republicano escoge un tipo que odia a los niños, ama a los sodomitas y es en general marvado, marvado, marvado, ellos cogeran sus trastos y se irán con sus leales seguidores a otra parte. En las generales, se presentarían solitos, apoyando un tercer candidato, y saboteando alegremente cualquier esperanza de victoria para la derecha en el 2008.
En el fondo, lo suyo es un chantaje al resto del partido en toda regla. O les dan un candidato que ellos consideren "puro", o hacen saltar el chiringuito por los aires. Una preciosa, encantadora alternativa, basada en simples números; con las generales siendo decididas por 2-3 puntos, bastan unas cuantas deserciones de un sector de votantes sólido del partido para que los republicanos pierdan cualquier posibilidad de gobernar.
¿Qué efectos puede tener esto en el voto en las primarias? La verdad, muy difícil de decir. Es bastante evidente que todo líder religioso diciendo estas cosas irá por el mundo diciendo que el representa a todo cristiano sobre la tierra, que todos le hacen caso, y que si les pide a sus fieles seguidores que tiren al partido barranco abajo lo harán con entusiasmo. Otra cosa es que eso sea cierto. Gente como Pat Robertson, no precisamente un progre irredento, ya ha dicho que Giulani sería el menor de los malos posibles (comparado con Hillary, ¡esa comeniños comunista!) y que parir un tercer partido sería una santa estupidez.
Lo que si es cierto es que las primarias republicanas ahora mismo son de lejos las más interesantes. Aunque Fred Thompson parece estar en prematura decadencia, gente como Mitt Romney o el dado por muerto McCain están ganándose más prensa. Tomar nota, por cierto, en dos tipos que me parece pueden entrar en el partido: Mike Huckabee, candidato tapado, y Newt Gingrich, potencial entrada tardía.
Seguiremos informando.
4 comentarios:
egocrata: "con las generales siendo decididas por 2-3 puntos, bastan unas cuantas deserciones de un sector de votantes sólido del partido para que los republicanos pierdan cualquier posibilidad de gobernar.
Será que esperan ganar votantes por otro sitio, ¿no? más al "centro", si es que se pude decir así.
Ui, el centro político. Con una participación electoral tan baja como la americana (50%), es más importante muchas veces garantizar que los tuyos se movilicen que confiar demasiado en los moderados.
El problema de confiar en el centro es que los demócratas están buscándolo igual. En situaciones normales, uno puede esperar que los dos políticos que se presentan sean más o menos igual de hábiles apelando a esos votantes; si te falla la gente en el otro flanco, no te bastará.
Pues lo mejor que le podría pasar a los americanos es que surgiera un tercer partido. Desde que los neocons secuestraron el partido republicano y los valores conservadores, cada vez hay menos diferencias entre ambos partidos.
Buena prueba de ello es que en el último debate demócrata tanto Clinton, como Obama y Edwards dijeron que ¡¡no retirarían las tropas antes del 2013!!
Menos mal que hay una "Revolution" en marcha que ha sido capaz de recaudar más de $1,000,000 en siete días.
Caramba. Entonces Giuliani así pintado, parece Arnold Vinick de la serie West Wing.
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