Después los políticos se quejan que la gente no los entiende. Veamos. Congreso y senado aprobaron ayer (si, trabajan los sábados) una ley de gasto de 1600 páginas (nada, un texto ligero) aprobando 800.000 millones de dólares de gasto adicional, financiando una barbaridad de cosas. Algunas útiles, algunas no tanto. Vamos, para que os hagáis una idea, el texto incluye desde aprobar algo más de 500 millones de dólares para un depósito de residuos nucleares a 25.000 dólares para que una fábrica de plátanos de Pennsylvania tenga visitas de escolares. En 1600 páginas caben un montón de cosas, y total, la deuda ya es de 7,4 billones de dólares, nadie lo notara (aunque ha sido bastante restrictivo).
Lo que ha puesto frenético a muchos es que de regalo, escondida en alguna página del texto (que muchos congresistas y senadores no se leyeron) venía un paquete de medidas antiabortistas. A partir de ahora, un médico que por razones de conciencia no quiera ofrecer la opción de abortar a una mujer embarazada no tiene porque hacerlo. Aunque pagues. Aunque lo pidas. Te buscas otra clínica, guapa. Estupendo.
Claro, esta provisión esta incluida en un texto de presupuestos, con validez de un año. Debe renovarse. Pero el hecho que los republicanos ya estén vacilando de esta manera justo después de las elecciones es muy significativo. Menudo país.
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