Una de las noticias recurrentes en el sector audiovisual en los últimos años ha sido los gritos y alaridos de los productores hablando del lento declinar de sus ventas. Si uno vende música, el gran Satán tras sus problemas ha sido, evidentemente, internet y todos sus acólitos. Si uno produce películas, la cosa varía entre el malvado cine americano, internet y la piratería. Lo que está claro es que según discográficas y estudios de cine, la culpa no es suya, sino de algún otro mal externo que debe ser combatido.
Según Chris Anderson, editor de Wired (via Ars), puede que tengan razón, aunque no por las causas que ellos esgrimen. Cierto, los grandes estudios y discográficas no pueden combatir de manera efectiva a la nueva amenaza. El problema es que el avance tecnológico los ha hecho obsoletos a ellos.
El argumento es el siguiente. En la edad de piedra, cuando González era presidente y los dinosaurios analógicos VHS dominaban la tierra, uno de los problemas de todo productor de medios audiovisuales eran los costes de producción y distribución. Grabar un disco era caro, pero lo que era empaquetarlo y enviarlo a las tiendas era todavía más. Filmar una película era muy caro, y distribuirla en un formato con una calidad de imagen decente no era fácil. Debido a estos factores, una discográfica o productora debía vender muchas copias de un producto para que fuera rentable, y para ello se concentraba en unos pocos grandes éxitos que podia publicitar con fuerza. Debido a que los altos costes hacían la oferta limitada, vivir a base de superventas era rentable y fácil.
El problema ha sido la llegada de la revolución digital y sus derivados. Las discográficas han sido las primeras en notar sus efectos. Primero, es ridículamente fácil grabar un disco, y aún más sencillo copiarlo. Segundo, el coste de distribución ha caído gracias a internet a prácticamente cero. Tercero, el coste de la publicidad, si uno es creativo, se ha esfumado casi por completo. El resultado es un entorno donde publicar y vender es barato, de modo que es posible recuperar costes con una tirada mucho más limitada. Con ello, si uno es pequeño y tiene un presupuesto escaso en publicidad, le resulta rentable tratar de vender a una clientela muy específica, un nicho de mercado muy concreto, y seguir haciendo dinero.
Quienes han descubierto que dar acceso a la música no reduce ventas y se han dedicado a tratar de llegar al consumidor específico, no al mercado en general, la cosa les ha ido bien. Mientras las grandes discográficas pierden ventas, las independientes, mucho más ágiles y dedicadas a buscar nichos, han aumentado su cuota de mercado. Los que tratan de vender superventas, mientras tanto, han visto como los consumidores disfrutan de la mayor oferta y se van, en pequeños grupos, a otras muchas partes.
De manera significativa, el mundo del cine ha empezado a experimentar el mismo problema. Ha sido un año horrible en cuanto venta de entradas para los cines americanos, con algunas películas de alto presupuesto estrellándose espectacularmente en taquilla. Anderson ve el mismo problema. Si a uno le gusta el cine, resulta cada vez más fácil encontrar cualquier marcianada que a uno le apetece ver en DVD en cualquier sitio. En Estados Unidos, basta con suscribirse a Netflix para tener al alcance cualquier película, por rara que sea, en casa en un par de días.
No es que la gente este viendo menos cine o escuchando menos música. Lo que sucede es que gracias al enorme acceso a media en general que la tecnología digital permite, ahora cada uno está escuchando o viendo cosas distintas. Internet, en toda su caótica gloria, está empezando a hacer su trabajo de conectar cada individuo encontrar lo que va a disfrutar. Se acabó apelar al mínimo común denominador para hacer dinero; es hora de dar a cada uno lo que quiere.
4 comentarios:
Me invento los números:
Pepito solía comprar una media de dos discos al mes, así gastaba unos 40 € en música al mes… Si asumimos que los costes de producción de un disco fuesen en aquella lejana época de 15 euros Pepito daba entonces 10 euros al mes de beneficio a las discográficas.
Un día a pepito le dio por comprarse un ordenador y conectarlo a internet. Allí conoció cantidad de grupos de los que a él le gustan (el flamenco-trash-metal-progresivo holandés) y, de vez en cuando compraba alguno por i-net. También bajaba algunos del eMule, claro. Así, Pepito compraba una media de 1 disco al més, y bajaba unos 10 o así…
El resultado entonces es:
-Pepito escucha más música nueva cada mes… en vez de 2 tiene unos 11 discos nuevos
-Pepito gasta menos dinero al mes y menos dinero por disco…
-A los holandeses flamenco-trash-metal- progresivos les compran sus discos desde España, algo que no ocurría hace 10 años… porque Pepito ni siquiera tenía oportunidad de conocerles.
-Teniendo en cuenta que los costes de producción de un disco han bajado (a digamos 1 euro), las compañías ingresan 19 euros por cada disco que compra Pepito. Así, en el fondo, ingresan más dinero que cuando Pepito les compraba dos discos al mes…
Todos contentos, entonces, ¿no?
Pues no: las compañías discográficas querrían que Pepito comprase esos 10 discos (gastase así 220 € más) y utilizan esos números para cifrar sus pérdidas. Dinero que Pepito nunca podría gastar, claro. Esas compañías precisamente no son las que representan a los flamenco-trash-metal-progresivos holandeses, porque prefieren seguir vendiendo el producto comercial que creen que es el que da mayor beneficio, se empeñan en rabiar porque no les dejen sacar todo el partido que podrían…
¿He escuchado bajar el precio de los discos para combatir la piratería? No, no lo he escuchado…
Totalmente de acuerdo.
Sólo reprocharte que ya que recomiendas flamenco-trash-metal-progresivo holandés, al menos dejes caer algún nombre para... hmmm... explorar el eMule. :-).
A todo esto, lo divertido es que es muy probable que Pepito de hecho esté comprando tres discos al mes ahora, no dos, y que parte de los beneficios se los quede el artista (que cobran más cuando están en indies) y UPS, que se jarta de llevar vinilo fino :).
Hombre, el nombre era para despistar... no creo que nadie se atreva a juntar todo esto en un grupo, y si lo hacen, no serán holandeses.
De flamenco, Camarón, que está de moda... Si no, Paco de Lucía, que no pasará nunca de moda.
Trash-metal los típicos, Metallica, Sepultura
Metal progresivo - Dream Theater. Pain of Salvation.
Progresivo a secas: Porcupine Tree
La triste realidad es la que tú comentas... poniéndome en el caso de Pepito, la verdad personalmente gasto más dinero en música que cuando no había emules y páginas web. Y conocía, claro, 100 veces menos grupos... Creo que, aunque la SGAE trate de criminalizar a todo el mundo por piratas, a todos nos gusta más o menos el pequeño placer capitalista de poseer un disco original, con su carátula, sus letras, sus fotos, y sus contenidos extra (que son otra manera de combatir la piratería)
Ya lo conocereis pero lo primero que se me viene a la cabeza es el fundamental "Omega" de Morente. Tambíen podeis buscar algo de Tomasito, el Bicho (El Bicho II), Ojos de Brujo (que están por sacar el nuevo) o incluso alguno bueno de los Martires del Compas. Por empezar en alguna parte...
Y bah, lo de las caratulas se va a quedar pequeño. Antes se decía lo mismo para defender el vinilo frente al CD. "Que tan pequeñito no se ve nada" y cosas parecidas, la caratula se queda en digital y los extras, que funcionan como incentivos son esos DVDs con conciertos, entrevistas y videos varios. Aparte su capacidad como objeto físico también es limitada.
Saludos,
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