Hace unos años, dos grandes empresas empezaron a comercializar un nuevo formato dentro de los medios de comunicación, la emisión digital vía satélite. Las dos compañías vieron claramente los enormes beneficios potenciales de su producto; emisiones de programación exclusiva de altísima calidad a cambio de una cuota mensual. Para atraer clientes rápidamente, ambas se lanzaron inmediatamente en una carísima guerra de compra de exclusivas a derecha e izquierda, tratando de apropiarse de tantos eventos deportivos y programación de interés como fuera posible.
Al cabo de unos años, sin embargo, las cosas parecían haber cambiado a peor. Ambas empresas tienen importantes bases de suscriptores, pero no han logrado expulsar a su rival del mercado. Ambas tienen un importante número de exclusivas, pero solapadas de tal forma que no bastan para que una oferta sea significativamente mejor que la otra. Y lo peor, ambas están endeudadas hasta las cejas, y no han conseguido suficientes clientes como para mantenerse a flote. ¿Qué solución les queda?
Ayer, Sirius y XM radio, las dos plataformas de radio digital por satélite de Estados Unidos, anunciaron sus planes para fusionarse.
Como veis, una historia bastante familiar, vista en España no hace demasiado con la guerra de las plataformas digitales de televisión por satélite. Un mercado nuevo, con unos costes fijos de infraestructura considerables, que nace como un duopolio competitivo y tras una intensa guerra de desgaste, deja a las empresas clamando por la necesidad de una fusión para sobrevivir a sus deudas. La competencia deriva en una carrera de armamentos, y en la práctica extinción de un mercado.
¿Por qué sucede esto? Ambas empresas están actuando de forma aparentemente irresponsable, endeudándose de manera poco realista y poniendo en peligro su supervivencia. En esta ocasión, sin embargo, actuar de forma irresponsable es estrictamente racional, ya que el beneficio potencial de echar al oponente del mercado es gigantesco. Lo que tanto Sirius como XM pretendían era básicamente barrer a su oponente del mercado, para quedarse solitas y convertirse en un muy lucrativo monopolio. El problema es que cuando una empresa inicia una escalada de inversiones, la otra no tiene más opción que seguirla, ya que quedarse atrás implica ceder cuota de mercado. Con una promesa de monopolio, los inversores tienen poco problema consiguiendo capital, y la guerra de desgaste acaba por agotar a las empresas... y un problema para las autoridades antimonopolio americanas que revisarán la fusión.
Parece que tenemos un caso de mercado fallido por aparente competición excesiva, cosa bastante curiosa. Sin embargo, diría que el problema no es tanto el duopolio de radio sino el mercado de capitales, y la facilidad con la que ambas empresas se pueden endeudar. Sea por miopía de los inversores, que no ven los problemas potenciales de la guerra de exclusivas, sea por la manía de invertir en las "empresas de moda", Sirius y XM consiguen capital con una facilidad inquietante. O quizás el problema no sea ese, y lo que tenemos es inversores viendo una oportunidad potencial de usar deudas como justificación de monopolio. Quién sabe.
Lo cierto es que establecer reglas de competencia, especialmente en mercados con muy pocas empresas, es mucho más difícil de lo que parece.
2 comentarios:
Sin embargo no parece que el problema haya sido la "competencia". Los números demuestran que la oferta hecha no era seguida por una cantidad efectiva de suscriptores - tantos por ciento inferiores al ratio del 1'5%, y eso en grandes zonas urbanas en las que, digámoslo así, la Fox tiene mayor impacto, lo demuestra-, cosa que por otra parte es bastante buena teniendo en cuenta que si ese tipo de ofertas fuera efectiva y seguida por una cantidad grande de suscriptores significaría que la oferta gratuita correría peligro, con lo cual el servicio a personas que no tengan los suficientes ingresos no tendrían acceso a esos servicios, que recordemos, van desde información, a música - esto es extrapolable a la oferta digital de pago española, claro-, y además, redundará en que aparezcan empresas que hagan ofertas digitales de comunicación gratuitas - cosa que también está ocurriendo en nuestro país. Se preparan seis nuevas cadenas en TDT y ninguna en televisión de pago-.
Es decir, maldita la pena que me dan, es más, si lo que quieren es reflotar el negocio lo único que necesitan es emitir en abierto, que como sabes, en los USA lo pueden hacer desde que quieran ya que lo tienen mucho más fácil que aquí. Claro que eso significaría tener que entrar en el mismo juego que el resto de los operadores de radio... pelear por la publicidad, que es lo que no se quiere hacer teniendo suscriptores de pago, es decir, la publicidad que entre en el caso de las emisoras de pago ya lo hace como un extra a los beneficios.
También quisiera dejar claro que las leyes antimonopolio en este caso, teniendo en cuenta que es un mercado marginal y sin visos de futuro - los números hablan por si solos- no creo que tengan mucho sentido. Es más, bajo mi punto de vista, las leyes antimonopolio son de aplicación a la inversa, es decir, en un mercado floreciente y con muchas empresas que crean competencia contra una de ellas que las trague simplemente para acabar con la competencia, caso de Microsoft.
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Nah, no creas que me dan pena. Lo cierto es que la programacion valia la pena, si la suscripcion no fuera tan cara; el post era mas para dar un ejemplo de como empresas pueden meterse en guerras que acaban por hacerles perder dinero... y es la unica alternativa racional que tenian!
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