En LD, de todas partes, hablan de un estudio realizado por la oficina económica de la Moncloa sobre los beneficios de la inmigración. Los datos son muy positivos; los inmigrantes han producido un aumento de la mano de obra disponible que ha repercutido en el crecimiento y en el aumento de la renta por cápita de forma considerable.
Lo más interesante, en mi opinión, es su contribución al presupuesto público. Las diatribas antimigratorias hablan mucho de como los recién llegados sólo hacen que ir al hospital, usar nuestros médicos y arruinar todos los servicios sociales. Bien, resulta que de hecho los inmigrantes pagan más en impuestos (6,6% de la recaudación) de lo que reciben (5,4% del gasto), así que de hecho son ellos los que nos están pagando parte del chiringuito. Están en edad de trabajar, no tenemos que pagar su educación casi nunca, ya que llegan mayorcitos, y son igual de propensos que cualquier otra persona a ponerse enfermos. Incluso teniendo un nivel de ingresos menor que la media, ven menos dinero que los locales.
Lo que también resulta curioso es el considerable papel que tienen en la balanza de pagos con el exterior. Tradicionalmente en el capítulo de remesas al exterior España tenía un saldo positivo, al haber sido hasta hace relativamente poco un país de emigrantes. Eso acabó hace una década, cuando los inmigrantes empezaron a enviar dinero a sus familias en casa desde España; el año pasado 6.800 millones de euros, o dicho en otras palabras, casi un 10% del déficit exterior. Y eso són solo las transacciones oficiales, registradas; es posible que la cifra sea de hecho más alta.
Lo realmente impresionante es que esta cifra pone a España como el segundo país en números absolutos en remesas al exterior, sólo por detrás de Estados Unidos. Aún teniendo menos inmigrantes que muchos países de nuestro entorno, los llegados aquí tienen la capacidad de enviar más.
2 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo. Los inmigrantes pertenecen mayoritariamente al grupo de edad más productiva, por tanto, aportan al fisco más de lo que reciben, a pesar de pertenecer a estractos sociales medios, bajos o ínfimos. Por tanto, todo lo demás es pura leyenda urbana xenófoba.
Lo malo del fenómeno es su impacto en el mercado laboral. Cuantos más demandantes de empleo, más bajos son los salarios, peores las condiciones laborales.
No me vale el argumento de que los inmigrantes hacen falta, porque desempeñan los trabajos que los españoles rechazan. Que éstos ya no se quieren manchar las manos. Todo depende de las condiciones económicas que se ofrezcan. Obviamente, con los salarios a la baja, los españoles optan por buscarse la vida en otro sector, abandonándolo a los inmigrantes que sí los quieren (pues en su país es peor todavía).
Por supuesto, éstos últimos no tienen culpa de nada.
La conclusión es que la absorción del nutrido colectivo inmigrante en tan corto espacio de tiempo ha sido costeada, no por toda la sociedad, sino por los trabajadores menos cualificados, mayoritariamente.
Están pringando los de siempre.
Y mientras, la clase empresarial a lucrarse.
Interesante entrada y pleno acuerdo con las conclusiones. Por otro lado, a mí me parece un derecho básico de cualquier persona el fijar su residencia donde quiera y buscar trabajo donde le parezca.
Curioso que en muchas bitácoras autodenominadas liberales se escriban cientos de entradas a favor del libre movimiento de mercancías y capitales y casi ninguno a favor del libre movimiento de trabajadores.
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