Lo he dicho unas cuantas veces en el pasado, pero el Debate sobre el Estado de la Nación no se gana o pierde en el hemiciclo, pegando alaridos desde la tribuna, sino en las columnas, tertulias y resúmenes de prensa del día después del debate.
Rajoy parece finalmente haber entendido esto, porque hoy ha salido definitivamente a no perder. En debates pasados, Rajoy ha tratado de lanzar ataques a todo lo que se movía (2005) o bien ha recurrido a temas tradicionales de la derecha (inmigración, seguridad, nacionalismos) dejando de lado la política antiterrorista (2006); en ambos casos su intervención recibió el rechazo previsible desde la izquierda y una cierta tibieza desde la derecha. En el 2005, se pasó tanto que incluso las encuestas post-debate de El Mundo le dieron como perdedor (mientras que muchos medios le criticaban por no haber hablado del 11-M); el 2006 muchos le criticaron por ser un blando que no habla de terrorismo lo suficiente.
Hoy Rajoy ha decido coger los editoriales de LD, las homilías de la Cope y un surtido de columnas varias del resto de medios afines y ha hecho un discursito con ellas. Ha lanzado una sarta de bobadas gravísimas y realmente impresentables (más sobre eso luego), probablemente ha dejado bien claro que lo del PP y moderación es como agua y aceite y ha conseguido bien poco cara al electorado, pero eso sí, mañana los medios de la derecha no le podrán soltar un reproche. Vamos, de hecho estarán haciendo la ola, comparando a Rajoy con Churchill (el nuevo pope comparativo del ideario conservador), y diciendo que esta vez sí, hemos goleado.
El problema del discurso de Rajoy, y grave, es que le ha dicho a un gobierno democrático que es menos de fiar que una banda terrorista. No sólo eso: ha exigido que una democracia responda a la vuelta al violencia de esa misma banda convocando elecciones, es decir, ha pedido al gobierno que sea ETA la que dicte cuándo se vota en España. El gran crimen ha sido hablar, hablar sin que ETA haya obtenido absolutamente nada a cambio más que tener a Otegui en la cárcel, 16 detenidos más y una estructura organizativa que sigue cayéndose a pedazos bajo el constante asedio del estado. La reacción del PP de la vuelta del terrorismo es proclamar que han ganado y pedir que se vote, algo patéticamente absurdo. Si los conservadores en el Reino Unido hubieran reaccionado así al atentado de Glasgow ("Brown, cabrón, por querer irte de Irak") los hubieran echado del país a patadas.
Y no, no me vale lo de pedir las actas; es una petición de un cinismo espantoso. La política antiterrorista del gobierno, su labor ejecutiva, no es un circo de tres pistas. Cuando el gobierno habla con un grupo de asesinos los dos no están al mismo nivel; el gobierno no tiene que ir por el mundo demostrando su superioridad moral innata al partido de la oposición para conseguir que este se fie de ellos más que de los terroristas. Rajoy está diciendo que prefiere la palabra de un grupo de asesinos que la del gobierno legítimo del país, sujeto al estado de derecho, la ley y la constitución. El líder del PP coloca con este discurso a Zapatero al mismo nivel que los asesinos, algo que es absolutamente intolerable.
Pedir que alguien demuestre su inocencia de este modo es inadmisible. Primero, al ser de hecho un imposible; yo no puede demostrar en modo alguno de forma infinitamente veraz y totalmente perfecta que no soy un asesino a sueldo del Frente de Liberación de los Gnomos del Jardín; haga lo que haga hay siempre una pregunta adicional, otra prueba más, que puede ser demandada. Uno acusa con pruebas, no tira mierda y pide que el otro niegue lo sucedido o se busque una coartada. Segundo, y más grave, por que es una presunción de culpabilidad implícita, algo contrario a todo el ordenamiento jurídico de una democracia. Si el PP es capaz de entender esto (y por lo que decía Rajoy, no creen que vaya con ellos), no son un partido de gobierno aceptable.
A todo esto, tanto ETA como el PNV (las otras dos partes en las conversaciones) han dicho repetidamente que los terroristas rompen la tregua porque llegado un momento gobierno y PNV se plantan. Estuvieran hablando de mesas, estuvieran hablando de sillas, estuvieran hablando del olor de las nubes, ETA se levanta de la mesa y vuelve a los tiros porque le dicen "no" a sus demandas. Si eso que dice ETA no basta al PP, lo siento pero están especulando y quejándose sobre el sexo de los ángeles, no del contenido real de las negociaciones.
Obviamente, todo lo dicho hasta ahora parte de la idea que el PP tiene algún vago indicio de racionalidad en el discurso de Rajoy. Lo cierto es que los conservadores hoy han lanzado la lógica por la ventana y hecho del grito cavernícola su discurso, básicamente predicando a los ya convencidos y que traguen con lo histérico. Rajoy ha ido, realmente, a no perder su parroquia, y a seguir a lo suyo, hacer la política algo tan feo que haga que los moderados se queden en casa.
2 comentarios:
Lo curioso e que también el PNV se plantó. Y mucho antes. Sin embargo, la prensa bipartidista, con el PSOE chupando rueda, lo asaetó sin piedad. Incluso con mentiras y falacias asumidas. Por supuesto, con ETA-Gara de notario.
Desde luego, por lo que a mí respecta mi voto no lo va a conseguir así. No sé si es muy correcto decirlo, pero sinceramente a mí todo el tema este de ETA me importa bastante poco (¡horror! ¡blasfemia!), al menos en los términos en los que los plantea Rajoy.
Si están pensando en clave electoral, para mí no están haciendo mucho. Ni el PSOE ni el PP parece querer hablar de los temas que a mí sí me importan. Así no voy a otorgarles mi voto.
Por cierto, efectivamente lo de "ganar" o "perder" un debate es una gilipollez. Y encima los "periodistas" que así lo enfocan van de serios.
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